Por: Dra. Marilyn Diéguez Pinto
En: 2. ° Congreso Internacional de Salud Pública. «Construyendo Juntos una Sociedad Saludable”. Panamá, agosto 2 de 2018
«Mi plato está vacío y tengo hambre.
Mis dos únicos e inmensos deseos es ser célebre y ser amado…
Consagrarme a la felicidad de una mujer es para mí un sueño perpetuo»
Honoré de Balzac
En la preparación de esta ponencia sobre calidad de agua para consumo humano en Panamá, y luego de la reunión con los organizadores del Congreso, nació la idea de realizar un “tránsito” rápido desde la prehistoria hasta la edad actual, atravesando pasajes de las edades Antigua, Media, Moderna y Contemporánea; rescatando hitos que relacionan el agua y su calidad con el desarrollo de las poblaciones humanas. Al llegar a la Contemporánea, cambiar la escala, usando un Zoom histórico que nos acerque al hoy y a lo local en el tema a tratar.
Cuando tenía 18 años gané una beca para realizar estudios universitarios en Rumanía. Una de las cosas que para mí fue curiosa, al poco tiempo de haber llegado, fue ese rechazo percibido en los rumanos hacia el consumo de agua durante las comidas. El agua del grifo era utilizada en todas las actividades domésticas, excepto para beber acompañando a las comidas; incluso durante el día de manera regular. Lo mismo observé en España cuando fui a realizar el doctorado, lo cual se mantiene cada vez que voy de visita, en casas de amigos y en restaurantes.
¿Dónde estaba el vaso con agua servido apenas uno tomaba asiento en un restaurante, similar a lo que aún ocurre en restaurantes tradicionales de Panamá? Aunque cada día haya más la posibilidad de disponer de agua embotellada -no referida en el menú o la carta-, generalmente con gas. Hoy tengo una explicación que no solo parece lógica sino que también está acompañada de una interpretación histórica que me gusta. Me satisface que aquella experiencia remota de mis años universitarios haya quedado dando vueltas en mi cerebro desde entonces, y a la postre, unida a las reflexiones generadas por la lectura, hace algunos años, de Los pilares de la tierra (Ken Follet) persistido hasta encontrar una explicación plausible.
Le pedí prestados a amigos y conocidos sus recuerdos. Que me dijesen cuáles impresiones habían quedado registradas en su memoria de aquellos años de estudios, fuese en Rumanía, en España o en Rusia -al incluir en la consulta a amigos y familiares que habían estudiado en ese país-, sobre el consumo de agua por los nacionales. Deseaba validar, a través de otras opiniones, las mías. En el caso de que sus observaciones fuesen similares a las mías, el cuestionario seguía intentando identificar si buscaron y obtuvieron alguna explicación sobre su costumbre de no beber agua en las comidas, y por demás, casi nunca en su estado natural, proveniente de un grifo domiciliario, sin agregarle algún ingrediente saborizante o similar. Finalmente, qué impresión les generó y si adoptaron sus costumbres.
Entre sus respuestas, y sin hacer mayores comentarios, sobresalen las siguientes. El agua la obtuve del té ruso, la sopa, el vino, la leche, los zumos, las naranjas, el limón, el café de Colombia y Brasil, el agua de melón, la gaseosa roja, los pepinos. El agua en el grifo… también la bebí en la cafetería estudiantil cada día (Moisés).
En casa de mi novia, en las comidas, había agua con gas, agua del grifo y vino. En la residencia estudiantil tomaba agua del grifo enfriada en la ventana. Años más tarde, en la década de los 80, fui a hacer un postgrado en la Universidad del Sur de California. Al llegar, me entregaron una lista de recomendaciones y prohibiciones. Una de ellas era no tomar agua directamente del grifo (Rigoberto).
En aquel entonces no se informaba como ahora sobre la necesidad de tomar como mínimo ocho vasos de agua al día, así que no puedo recordar qué cantidad de agua tomaban los rusos o rusas en las residencias estudiantiles o en los hogares o en situaciones de convivencia con ellos. Lo que sí puedo asegurar es que tenían por costumbre acompañar las comidas con té negro y, en general, tomaban frecuentemente té negro como acompañante. En los hogares, adicional al té, el vino podía estar presente (Linnette).
Puedo decirte que desde que llegamos a Rusia se notó una alta calidad del agua, muy parecida a la nuestra, acá. Siempre tomábamos de los grifos y recuerdo que en las habitaciones de las residencias se mantenían jarras con agua que provenía de los grifos. Sin embargo, para acompañar las comidas se utilizaban jugos y refrescos que hacían hirviendo frutos secos y después enfriándolos. Recuerdo también unas bebidas embotelladas que ellos llamaban limonada y otra que hacían con cebada, oscura y un poco ácida que llamaban «kvas». Lo anterior indica que no usaban agua con las comidas, por lo menos en lo que pude observar en mis 7 años allá, relacionándome predominantemente con los rusos, dada mi condición de casado con rusa. Estuve en Rusia, en el 2016, y observé lo mismo en los restaurantes de comida rápida (Rolando).
Antes de ir a España había vivido en Bélgica y Alemania, y allá lo que más me llamaba la atención es que el agua del grifo no era totalmente potable. Desde la primera vez que yo fui en el 80 siempre era agua embotellada; la que más se consume en el norte es agua con gas. Para acabar de joder nunca me gustó porque a mí me sabía esa vaina como Alkaseltzer o quién sabe a qué vaina. El agua del grifo no era para beber. Bueno, ¡se podía beber! Mucha gente del campo -y yo vivía en el campo-, la tomaba porque ya estaba acostumbrada. Pero yo, que venía de acá -de Panamá-, bebía esa agua y quedaba con el estómago hecho leña. Bueno, eso por un lado.
Segundo, que me llamaba la atención es que esa gente ahorraba mucha agua -bueno esa gente ha pasado tanto páramos- el agua del sanitario, el agua del lavamanos, el agua de bañarse no era potable como nosotros aquí que la despilfarramos.
Lo de beber agua en las comidas, bueno la verdad es que allá se tomaba agua. En Alemania y Bélgica se tomaba agua, sí. Se tomaba agua, pero ellos la tomaban con gas y yo tomaba mi agua sin gas. No vi que ellos no tomaran agua. Claro que también tomaban mucha cerveza. En España sí fue mucho más marcado. Esa gente en el hospital lo que te ponían allí para beber era cerveza y vino. Me llamó mucho la atención que tomaban cerveza y vino en el hospital; acá en Panamá, jamás tú ves eso. Pero, bueno. Y agua muy poca. Sí, sí… se consume menos agua que nosotros.
Aquí en Panamá se está dando que no te ponen agua en los restaurantes; antes te ponían la jarra, la famosa jarra con hielo, que se pierde -gente que ni la toma, que la deja en el vaso, el hielo también- todo eso es plata. La bolsa de hielo cada día está más cara. Yo tengo muchas amistades que tienen restaurantes, fondas y pendejadas y eso es así. Y no te ponen para que tú la dejes. En algunos casos tienes que pedirla.
Mucha gente a la que no le gusta beber agua, y yo lo veo en los pacientes, si no le ponen la jarra de agua pide soda, pide lo que sea menos agua, y si es agua, comprarla. Antes, en los bailes típicos, tú ibas y te ponían la botella de agua. Ahora todo eso tienes que comprarlo -la botellita que para acabar de joder es pura agua del grifo con un filtro, si acaso-. Bueno, eso es lo que yo pienso. Pero, cada día se ve menos agua en las mesas, y cada día hay más gente jodida con los riñones. Eso es. En España sí me llamó mucho la atención que los españoles bebían muy poca agua.
Al Chandeck, Urólogo
En la ex- Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) existían máquinas dispensadoras de agua con gas las cuales, por tres Kopeks, te despachaban 200 ml de agua con gas. ¡Había algunas hasta con sabor! Tenías para escoger, solo con gas o con gas y sabor, por el mismo precio. En estas máquinas dispensadoras, ubicadas por lo general en las estaciones del transporte colectivo, se disponía de uno a dos vasos de uso colectivo por máquina, el cual era lavado en sitio por cada usuario mediante un chorro de agua a presión. También en verano se bebía directamente de barriles una bebida fermentada a partir de la malta, cebada y trigo llamada «kvas», de bajo contenido alcohólico (Ayax).
La historia del agua es apasionante, más para quien une su vida a esta molécula, esencial a la suya desde su nacimiento, crecimiento y desarrollo. Nací en el siglo pasado, una tarde de octubre, bajo un torrencial aguacero en la casita de quincha de mi abuela, directamente a sus brazos. Una casita que estaba ubicada a unos cinco minutos del río Matahogado y poco más de diez de la playa -La ensenada de San Carlos-.
Crecí en diferentes sitios de la actual provincia de Panamá Oeste, pero uno en especial marcó la asociación del agua a mi historia de vida: Vista Alegre de Arraiján donde viví entre los seis y diez años, en una casa que no contaba con agua intradomiciliaria, ni siquiera una fuente de agua entubada que llegara al patio de la casa. La fuente de agua quedaba en un lugar quizá equidistante a las viviendas, alejadas una de otras, y consistía en un pozo del cual se obtenía agua a través de una bomba manual. Allí teníamos que ir todos los días, nosotros, principalmente los niños mayores de la familia, a cargar el agua y traerla a casa para satisfacer todas las necesidades del hogar. Desde la limpieza personal, el lavado de la ropa, hasta la preparación de alimentos y el consumo directo.
En casa de mis abuelos paternos había un pozo brocal no protegido más que por una lámina o un tablón colocado sobre su apertura. Una protección en varias vías. Pensaba de niña que era para que ninguno de los nietos fuera a dar de cabeza al fondo del pozo.
En la casa de mi abuela materna, en San Carlos Cabecera, era el único sitio donde el agua llegaba a través de una tubería, hasta el patio de la casa. En El Ciruelito de San Carlos, la aldea de mi abuela –porque no califica como pueblo-, había un pozo del cual obteníamos el agua a través de una bomba manual similar a la que había en Vista Alegre. Allí el agua de beber se almacenaba en una tinaja de barro que la mantenía fresca, a oscuras, protegida de la luz mediante una tapa de madera con asa. Al servirnos, nos cuidábamos de no agitarla para no remover los sedimentos decantados al fondo de la tinaja. En todos estos sitios que formaron parte de mis vivencias, el uso de las letrinas era lo acostumbrado.
Años más tarde, al El Ciruelito llegó la modernidad: agua entubada conducida a través de largas distancias, captada de un ojo de agua. La yunta pueblo-gobierno había hecho realidad un deseo de muchos. Sin embargo, la fuente no era constante, el mantenimiento, infrecuente, y la continuidad se vio comprometida al cabo de un tiempo. Un día, al llegar a visitar a mi tía abuela María -quien la semana pasada cumplió 101 años-, la encontré llorando. Ella, en edad avanzada (cerca de los ochenta años), seguía dispuesta a enfrentar todos los infortunios que la vida le imponía pero la carencia de agua superaba todas sus fuerzas. El pozo con la bomba manual, al llegar el agua entubada, había sido desinstalado. Debo reconocer, que en uno de esos viajes de investigaciones que realizaba con estudiantes de Biología, nuestro conductor -uno de los estudiantes- al echar para atrás golpeó la bomba y la decisión colectiva fue quitarla porque era tecnología anticuada e innecesaria. Mi tía abuela vivió añorándola por siempre.
Hablar del agua para mí tiene todo el sentido del mundo, por nacimiento, por historia de vida, por ejercicio profesional, por amor al país donde, seguramente, elegí nacer. Este escrito, para mí, representa un tránsito, un viaje, un paseo a través del tiempo para reconocer que la historia del agua potable es tan remota como la evolución social de los seres humanos. Debo reconocer que una hipótesis guiaba su preparación, más allá de cualquier anotación consciente. Pensaba: en el territorio nacional coexisten poblaciones que se relacionan con el agua para consumo de forma similar a cada una de las edades pasadas. En pleno siglo XXI hay panameños, comunidades enteras, que viven bajo las condiciones imperantes en el paleolítico, el neolítico, la edad antigua o lo que fue peor, el Medievo.
Al revisar literatura técnica y de cultura general diversa, encontré información que fui uniendo, mezclando, digiriendo, asimilando sobre la historia del agua en los diferentes períodos, épocas y edades, desde que los primeros seres humanos poblaron la Tierra -después que sus ancestros abandonaron los bosques o que los bosques los abandonaran a ellos debido al cambio climático que ocurrió de forma simultánea al cierre del istmo de Panamá, hace unos 3 a 4 millones de años- hasta el presente.
(1) Los seres humanos primitivos del Paleolítico (de 1,7 M. a. – 5 000 a.C.), cazadores-recolectores nómadas, fijaban sus asentamientos temporales donde encontraban satisfechas sus necesidades básicas. «Uno de sus hábitats predilectos eran las cuevas de cortados de ríos y las grutas kársticas próximas a manantiales». La cercanía al agua les permitía satisfacer necesidades fisiológicas, al mismo tiempo que tenían proximidad a las presas de caza –que también buscaban las mismas fuentes de agua-, la pesca y los frutos de las riberas. De alguna manera, las condiciones próximas a los cuerpos de agua, le ofrecían un efecto termorregulador.
Se tienen registros de Jericó, en Israel, de hace unos 7 000 años, en cuanto al uso del agua. El agua era almacenada en pozos para su posterior utilización. Los pobladores lograron desarrollar sistemas de transporte y distribución del agua, mediante canales sencillos, excavados en la arena o las rocas.
En Panamá, el 1,6 % de la población está sujeta al suministro de agua proveniente de la lluvia o del carro cisterna (Censo 2010).
(2) Con los seres humanos del Neolítico (del 5 000 a.C. al 3 500 a.C.) se dio inicio a una incipiente domesticación del agua. La incorporación de la agricultura y la ganadería trajeron consigo una completa revolución del modo de vida de los seres humanos y condujeron al desarrollo de asentamientos más numerosos y estables, que seguían ocupando cuevas y grutas naturales. Los antiguos pueblos orientales usaban arena y barro poroso para filtrar el agua. Se han encontrado registros de métodos que mejoraban el sabor y el olor del agua desde hace 4 000 años a.C.
En Mohenjo – Daro, Pakistán, hacia el 3 000 a.C. se disponía de servicios públicos e instalaciones de agua caliente. En Siria (2 500 – 2 400 a.C.) y Babilonia se construyeron conducciones de albañilería y acueductos para acercar el agua desde sus fuentes (ojos de agua) a lugares próximos a las viviendas.
En Panamá, el 6,7 % de la población no cuenta con conexión domiciliaria de agua potable. En Darién y las comarcas indígenas, como el río o acequia es la fuente de agua más cercana para la mitad de la población, no existe conexión para llevarla hasta el hogar. Los pueblos originarios, a través de los años, han dependido de los acueductos construidos por ellos mismos (acueductos públicos de la comunidad) con el fin de resolver el problema del agua, y una gran parte sigue dependiendo del agua proveniente de los pozos, ríos, lagunas, quebradas y agua lluvia.
Las mismas fuentes de agua que han existido desde el tiempo de los dinosaurios y más atrás en el tiempo. De hecho, el agua que hoy consumimos es la misma que, en su momento, formaron parte del orine y otros desechos de esos animales. El ciclo del agua es un ciclo cerrado en nuestro planeta. La cantidad de agua es la misma; desmejora su calidad. Pero, los procesos físicos, químicos y biológicos implicados en el ciclo del agua nos la devuelven en toda su pureza y máxima calidad.
(3) En la Edad Antigua (3 500 a.C. -primeros escritos en Mesopotamia- al siglo V d.C.), aparecen las primeras grandes civilizaciones, entre ellas la griega y la romana, responsables de cambios profundos en la distribución del agua a las ciudades. Estas civilizaciones lograron aplicar tratamientos de depuración y separar las aguas usadas. Diseñaron, también, sistemas avanzados de norias y acequias para el regadío.
«El agua, durante esta Edad, toma gran valor simbólico, de culto, salud y ocio». En Panamá ha sido reconocido y documentado el valor simbólico del agua en las diferentes etnias y culturas.
(3.1) En Egipto utilizaban troncos huecos para la conducción del agua, en particular troncos de palmeras. Una vez almacenada el agua, la dejaban reposar en vasijas de barro durante meses para permitir la precipitación de las partículas e impurezas en suspensión. Luego, mediante un sifón extraían el agua de la parte superior. En otras ocasiones incorporaban ciertas sustancias minerales y vegetales para facilitar la precipitación de partículas y clarificar el agua. Se tienen referencias para los comienzos del año 1 500 a.C. que los egipcios usaban el alumbre para lograr precipitar las partículas suspendidas en el agua. Hoy, tal producto se emplea con el mismo fin. En su origen, el tratamiento del agua se centraba en mejorar sus cualidades estéticas: color, olor y sabor.
En Panamá, en Puerto Armuelles lo normal es dejar reposar el agua y luego usar el sobrenadante procurando no remover el agua para evitar resuspender sus sedimentos. Otras localidades en donde se dan condiciones similares son Bocas del Toro (Cabecera), Almirante, Guabito, Divalá, Las Lomas, Pedregal y San Pablo Viejo.
(3.2) En China y Japón, hacia el 1 500 a.C., también utilizaban tubos huecos para la conducción del agua, en su caso, troncos de bambús.
En Panamá, en comunidades indígenas y campesinas se utilizan los troncos huecos de guarumo para la conducción del agua desde la fuente hasta las proximidades de sus viviendas.
(3.3) En la Antigua Grecia (750 – 400 a.C.) fue la primera sociedad con un interés evidente por la calidad de agua de consumo. Los griegos construyeron embalses de aireación para su purificación y desarrollaron las primeras redes de distribución a gran escala con materiales más sofisticados. Entre sus métodos para la purificación estaba hervirla sobre fuego (hasta ebullición); exponerla a los rayos solares. La filtración consistía en pasar el agua hervida a través de arena, grava o carbón, dejándola enfriar.
«Los griegos perfeccionaron importantes ingenios para el control y disfrute del agua, como acueductos, molinos, fuentes y termas».
(3.4) Durante el Imperio romano (476 a.C. – 27 d.C.) las fuentes de agua utilizadas fueron aguas subterráneas, ríos y de escorrentía. Las “bocas” de las fuentes de agua se protegían de contaminantes externos. Los romanos fueron los mayores arquitectos de construcciones de redes de distribución del agua -acueductos que permitían transportar el agua entre puntos separados por una gran distancia-. La distribución en las ciudades la realizaban a través de sistemas de tuberías que utilizaban elementos como el bronce y el plomo. También construyeron grandes presas que permitían la retención artificial de grandes volúmenes de agua -almacenamiento-, protegiendo, a la vez, estos estanques contra agentes externos. El sistema de tratamiento por aireación -para mejorar su calidad- y filtración se perfeccionó.
«La agricultura de regadío, sin embargo, no les fue una prioridad. Cultivaban especies bien adaptadas a la climatología mediterránea, como era el caso del olivo, la vid y los cereales que apenas necesitaban de riego. Ya se conocía la rueda hidráulica, que perfeccionaron de los griegos, utilizada sobre todo para molinos de harina».
En Europa los romanos construyeron una red de acueductos y estanques, que podían traer agua desde distancias próximas a los 90 km; instalaron filtros para obtener agua de mayor calidad; llegaron a separar el agua de buena calidad que usaban para beber y cocinar del agua de peor calidad, obtenida de otras fuentes, que utilizaban para riegos y limpiezas, hecho que hoy día en la mayor parte de las ciudades aún no se separa y la misma agua que se emplea para beber se emplea para usos tales como la limpieza de inodoros.
«Los romanos fueron unos grandes devotos e impulsores de la balneoterapia. Construyeron miles de termas, algunas erigidas como verdaderos santuarios de distinción, placer y lujo».
Se podría aventurar la idea que el inicio del saneamiento de las ciudades terminales de Panamá y Colón, en los primeros años de vida republicana –y con la construcción del canal por parte de los norteamericanos- representó la entrada de nuestro país en la Edad Antigua, y preferentemente, durante el florecimiento del imperio romano. Se construyeron presas que almacenaron el agua en reservorios (río Grande y reservorio de Brazos Brooks, que antecede a la planta de Aguas Claras o Gatún). A finales de 1906, una tubería de 16 pulgadas de hierro fundido conducía agua entubada, sin filtrar, a través de una tubería de 20 pulgadas, por 16 kilómetros desde el reservorio de Río Grande, cerca del pueblo de Culebra, a la ciudad de Panamá y comunidades aledañas. Se mantenían, sin embargo, altos contenidos de hierro y algas que le conferían un color y olor desagradables.
En la actualidad, el 91,7 % de la población panameña dispone de acceso a agua potable a través de conexiones domiciliarias como acueductos públicos del IDAAN, de la comunidad o particular. El Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN), principal prestador del servicio público de agua potable en el país, abastece al 71 % de la población total. Sin embargo, cada día son mayores las quejas y protestas por un servicio irregular en el suministro de agua potable, además de inconstante. A pesar que muchas poblaciones se han acostumbrado a recibir como “servicio regular” aquellos que representan pocos días a la semana y durante esos pocos días, apenas algunas horas. Incluso, la calidad del agua recibida, no reúne las características de salubridad para su consumo seguro. Resulta paradójico que el agua potable, en las localidades donde abunda, se utiliza –sin mayor reparo- en todas las actividades domésticas, comerciales e industriales, incluido el lavado de autos, el riego de jardines, los inodoros, entre otros.
(4) Edad Media (Medievo – 500 al 1500 d.C.) Agua, sinónimo de enfermedad y muerte. Durante la edad media se manifestó una gran cantidad de problemas de higiene en el agua y en los sistemas de distribución con plomo. Poco después de la caída del imperio Romano, los acueductos se dejaron de utilizar y hubo poco desarrollo en relación con los sistemas de tratamiento del agua. Esta escasa evolución, unida a un gran crecimiento de la población de las ciudades, condujo a la aparición de enfermedades, que en algunos casos se convirtieron en auténticas epidemias.
Lo más corriente era verter los residuos y excrementos directamente a las mismas aguas que se utilizaban para el consumo humano, por lo que era frecuente que la gente que bebía estas aguas acabase enfermando y muriendo. Los portadores – fuerza humana – traían el agua desde fuera de las ciudades, presumiblemente no afectada por la contaminación, a la ciudad.
En la edad media existían serias dudas acerca de la pureza del agua. Su bajo prestigio y las recomendaciones médicas hicieron de esta bebida la de menor preferencia frente a las bebidas alcohólicas. El vino, la cerveza, el hipocrás (mezcla de vino, miel y especias), la hidromiel (resultante de la fermentación de la mezcla de agua y miel con un 10 % a 15 % de alcohol), la sidra y la perada, generalmente, eran las preferidas. Todas estas bebidas eran consideradas más nutritivas y beneficiosas para la digestión que el agua.
El vino se consumía a diario en la mayoría de los países mediterráneos y del territorio francés. En los navíos españoles, se sostiene, solo se bebía vino. Ildefonso Falcones, en su obra Los herederos de la tierra refiere que «En la Edad Media nadie bebía agua, todos bebían vino».
Pensar en la Edad Media es pensar en la Santa Inquisición, la caza de brujas, los juicios, torturas y condenas a los animales, Galileo, Servet, las Cruzadas, los desmanes de la iglesia, la Reforma y Contrarreforma… En la faceta ideológica se adoptan las doctrinas teocéntricas cristiana e islámica según el lugar. «En el sur de España, este periodo coincide a grandes rasgos con los ocho siglos de dominación musulmana (711-1492), que dan lugar al territorio de Al-Ándalus. La religión dominante es el Islam, para la cual el agua es el origen de vida creada por Dios y el medio de purificación del hombre, tanto exterior (el cuerpo), como interior (el alma)».
«En 1619, un decreto inquisitorial condena la obra de Galileo por primera vez. Haciendo caso omiso, Galileo publica en 1629 su Diálogo sobre los sistemas máximos, el de Tolomeo y el de Copérnico. Es procesado entonces por la Santa Inquisición, obligado a abjurar, condenado como hereje y a prisión domiciliaria el 22 de junio de 1633, la primera parte de la cual la cumplió en el palacio episcopal de su amigo el arzobispo de Siena, y la segunda en su villa florentina. Los Médicis, después de abandonarlo a su suerte, dejan de representar la emancipación de la razón y pierden así la influencia intelectual que ejercieron en aquella época».
«De acuerdo al Islam los habitantes de las ciudades debían tener fácil y próximo acceso al agua, que era llevada a través de canalizaciones desde las fuentes de suministro. El reparto se hacía por aljibes, fuentes públicas y acometidas a casas particulares. En gran parte heredaron las infraestructuras romanas de distribución en las ciudades, centro de la estructura política, social y económica. Sin embargo, en Al-Ándalus se presta atención también a las zonas rurales y a la agricultura de regadío. Los árabes eran expertos en la técnica de construcción de qanats (minas de agua) y también en la ejecución de acequias y bancales en ladera. Se introdujeron frutales, hortalizas y cultivos más exigentes para el agua. El riego sirvió no sólo para el desarrollo de plantas orientales, sino también para cultivos tradicionales, mejorando su rendimiento. La revolución agrícola andalusí permitió abastecerse de verduras, hortalizas y frutas frescas durante todo el año. La generalización del regadío y la domesticación de aguas mediante acequias y tierras abancaladas transformaron notablemente el paisaje. El significado religioso y purificador del agua impregnó el modo de vida y su arquitectura, con mezquitas y palacios en los que el agua era parte sustancial. Del mismo modo, los baños y las termas (con aguas calentadas) fueron numerosos, considerados lugares de purificación y centros de reunión y sociabilización».
En Panamá, las provincias de Chiriquí (12,1 %), Bocas del Toro (25,4 %) y Veraguas (11,2 %) son las que tienen mayores dificultades para acceder al agua potable. En estas tres se encuentra el 24,1 % de la población total del país. En estas provincias existen corregimientos muy distantes que tienen como principales fuentes de abastecimiento las lluvias, los ríos y quebradas; suministros improvisados (no protegidos) expuestos a contaminación. Situación similar que se da en las comarcas indígenas.
En Veraguas, el 11,2 % de las viviendas no dispone de servicios de agua potable. De 97 corregimientos, 5 tienen una población superior al 50 % bajo esas condiciones: San José (64,2 %), Cerro de Casa (61,4 %), El Picador (55,5 %), Calovébora (55,5 %) y Calidonia (54,2 %). En su conjunto, el 29,4 % del total de la población en Veraguas no cuenta con agua potable. Al igual que en Chiriquí, dependen, en su mayoría, de pozos superficiales, desprotegidos.
«La calidad de vida de esta población está sujeta a la efectividad, prontitud y eficacia con la que se logre cumplir el objetivo de brindar agua segura. En algunos casos podría resultar más costoso, al tratarse de agua embotellada». Agua embotellada que representa más un negocio particular, con auspicio estatal, que una respuesta segura en cuanto a su calidad o una solución real al problema de desabastecimiento regular. Surge la pregunta: ¿cada persona recibe 1,5 – 2 litros de agua diarios para satisfacer sus necesidades de consumo directo? ¿Existe una relación entre la morbilidad asociada a enfermedades de origen hídrico –incluyendo el bajo consumo de agua- con la cantidad y calidad del agua recibida?
Las provincias de Panamá, Chiriquí y Bocas del Toro, de acuerdo al Censo de 2010, son las provincias con más población sin agua potable. Bocas del Toro presenta una mayor dificultad en el suministro de agua potable. Cuenta «con una población de 123 197 personas (3,7 % del total de la población), de las cuales el 34,2 % correspondía a niños menores de 12 años. Una población bastante joven con probabilidad alta de contraer enfermedades a causa del uso y consumo de agua con mala calidad». De los 23 corregimientos que conforman la provincia 10 agruparon el 56 % de los casos de viviendas sin agua potable, dejando a más de 19 000 habitantes sin este suministro. Sobresalieron: Punta Laurel (90,7 %), Guabito (86,6 %), Cochigró (77,5 %), Cauchero (67,7 %), Tierra Oscura (60,7 %) y Bastimentos (59,2 %). En su mayoría, eran corregimientos con más 1,500 personas, e incluso localizados en zonas urbanas (Guabito). En su mayoría, estos corregimientos obtenían el agua de las lluvias (44,6%) y de los ríos, lagunas y quebradas (24,9%).
Por su parte, la provincia de Darién cuenta con escasa población que, en general, vive dispersa o conglomerada en poblados pequeños vinculados a los cursos de los ríos. Los ríos Tuira y Chucunaque, los más largos y caudalosos de Panamá, se encuentran en Darién. Se atribuye a este hecho que más del 60 % de estos corregimientos dependan de los ríos, lagunas y quebradas para abastecerse. En Darién el 27,6 % de las viviendas no tienen acceso al agua potable; y existen corregimientos con más del 80 % de su población sin este servicio. Las poblaciones indígenas de Cucunatí tiene 99,2 % de su población sin acceso a agua potable mientras que la Comarca Guna de Wargandí, un 84,7 % y Yape, el 100 % de su población no cuenta con acceso a agua potable. En general, más del 50 % de la población de las áreas indígenas al nivel nacional no tiene acceso a este recurso conforme con la higiene y políticas de salubridad establecidas.
En Chiriquí solo un 10 % de las viviendas está conectado a los acueductos del IDAAN, mientras que en Colón y Bocas del Toro 7,7 % y 1,8 % del total de viviendas son abastecidas por el IDAAN.
Muchos de los poblados de las provincias de Chiriquí, Bocas del Toro y Darién están «expuestos a la contaminación del agua, a las enfermedades provenientes por el uso y consumo de esta e incluso a la poca fiabilidad de estas fuentes, ya que los ríos podrían secarse dada las condiciones del tiempo así como las lagunas producto de la sobreexplotación». Y esto, en adición a todo lo anterior, ¡los gobernantes lo saben!
(5) Edad Moderna – 1492 (1453) a 1789 (1776): De la cerveza y el vino, aún en los desayunos, a la taza de café.
(5.1) Europa hasta el siglo XVII (1601). La gente prefería consumir alcohol porque el agua estaba sujeta a estar contaminada. Seguía siendo habitual el consumo de cerveza o vino; bebidas que adormecían los sentidos y estimulaban el pillaje, en un medio donde prevalecían la avaricia, la violencia y la falsedad.
Pasada la larga etapa de estancamiento anterior, en los siglos XVI y XVII, las ciudades empezaron a desarrollarse y a recuperar su esplendor. Ocurren intercambios masivos, imparables, en el mundo conocido y “conquistado”. Llega el café de la mano de los grandes descubrimientos geográficos y naturales. En su recorrido sufrió numerosas prohibiciones, en la mayoría de los sitios a donde fue introducido, por creer que su ingesta desarrollaba el espíritu crítico, favorecedor de intercambios intelectuales entre consumidores. Se generan grandes cambios, inclusive políticos, de la mano de inmensurables avances técnicos e intelectuales.
El café, está demostrado, estimula la agudeza y la claridad de pensamiento. En establecimientos luminosos, sobrios y tranquilos se fomentó la conversación educada, lo que supuso una revolución en una Europa en la que, hasta el siglo XVII, lo habitual era que la gente prefiriese consumir alcohol. Pero, el café también proporcionaba la misma seguridad alimentaria que la cerveza, pues ambas bebidas se elaboraban con agua hirviendo.
(5.2) Primera cafetería en Londres (1652) y el despliegue de muchas más en otras ciudades y lugares del mundo. Tom Standage, en La historia del mundo en seis tragos, afirma que, colectivamente, los cafés de Europa vinieron a ser el internet de la Edad de la Razón. Por encima de todo eran centros de difusión de noticias y chismorreos, unidos por la circulación de clientes, el intercambio de publicaciones e informaciones de un establecimiento a otro. La cafetería original era un lugar donde hombres de todo tipo y condición podían sentarse todo el día. Este fue el origen de la Ilustración.
Las cafeterías fueron los lugares donde nacieron las ideas liberales; centros de autoeducación (en el parisino Café de la Régence, Diderot compiló la Encyclopédie), de innovación y elucubración literaria y filosófica (el dadaísmo nació en el club Cabaret Voltaire), de innovación comercial y, en algunos casos, lugares de agitación política (la Revolución francesa de 1789 se fraguó literalmente en el Café de Foy). Los flujos de ideas alimentadas por el café modificaron la Europa conocida.
Las colonias estadounidenses, por su parte, veían al café como un pobre sustituto del alcohol hasta la Guerra de la Independencia.
En la segunda mitad del siglo XVIII tiene lugar la revolución industrial, en la que se experimenta el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la historia de la humanidad, desde el Neolítico.
(6) Edad Contemporánea (finales del siglo XVIII o principios del XIX hasta la actualidad) 1789 – actualidad.
A lo largo del siglo XIX se construyen grandes conducciones, redes de distribución y depósitos de almacenamiento, así como instalaciones de elevación. Aparece la hidroelectricidad, con un enorme auge durante la Revolución Industrial, en la que se impulsó una multitud de sectores productivos. Crecen nuevas ciudades industriales en Europa y América. A mediados del XIX se construyen grandes canales en Europa para regadío.
Un tanto rezagados, en España, los intelectuales comenzaron a reunirse en cafeterías a finales del siglo XIX y principios del XX.
Las necesidades de agua crecieron significativamente por el gran aumento de la población mundial. ¿Mundial? Bajo esta perspectiva, los sistemas de abastecimiento anteriores resultaron insuficientes. Se hizo uso de nuevos medios técnicos, sanitarios, jurídicos y de gestión.
(6.1) En Paisley, Escocia, alrededor de 1804, John Gibb construye el primer sistema de suministro de agua potable para toda una ciudad completa. Tres años más tarde se comenzó a transportar agua filtrada a la ciudad de Glasgow.
(6.2) En 1806, en París empieza a funcionar la mayor planta de tratamiento de agua conocida hasta el momento. Allí, el agua sedimentaba durante 12 horas antes de su filtración. Los filtros consistían en arena, carbón y tenían una capacidad de seis horas.
(6.3) En 1827, James Simplón, en Inglaterra, construyó el primer sistema efectivo utilizado con fines de salud pública: un filtro de arena era utilizado para la purificación del agua potable.
(6.4) Honoré de Balzac (1799-1850) publicaba en 1859 su obra Tratado de excitantes modernos, donde inmortalizó la frase «El destino de un pueblo depende de su nutrición y de su régimen (…)». El agua indiscutiblemente es un alimento fundamental para la vida. También Balzac nos dejó la frase: “Dime qué comes y te diré quién eres”.
(6.5) En 1855 se probó que el cólera era una enfermedad de transmisión hídrica al relacionarse con un brote surgido en Londres a consecuencia de la contaminación con aguas residuales de un pozo público.
(6.6) En 1880 Pasteur explicó cómo los organismos microscópicos podrían transmitir enfermedades a través del agua.
(6.7) En Panamá, a finales del siglo XIX, no había acueductos en todo el país; tampoco había tratamiento. Las aguas para el consumo, provenientes de lluvia, riachuelos, no recibían algún tipo de tratamiento; se almacenaban en tinajas o barriles destapados. Las familias recogían agua de lluvia en recipientes o la buscaban en los arroyos y pozos. El chorrillo, que nacía en el cerro Ancón, era para el poblado su fuente de agua.
(6.8) En Europa al comenzar el siglo XX, las casas se dotaron de las primeras instalaciones sanitarias.
En el siglo XX se descubrió que la turbiedad del agua no era solo un problema estético; las partículas en las fuentes del agua tales como la materia fecal, podrían servir de refugio a los patógenos. La filtración se mostró como un método de tratamiento efectivo para reducir la turbiedad. El cloro, como desinfectante, y otros, jugaron un gran papel en la reducción del número de brotes epidémicos.
Para una más eficiente gestión del agua, se crean empresas y organismos que regulan derechos y tarifas, fundamentales para el desarrollo económico en sectores productivos en auge como el agrícola y el industrial.
El siglo XX es el de los grandes embalses. Las aglomeraciones importantes requieren de aguas de calidad, que son depuradas y desinfectadas correctamente. Se construyen redes de alcantarillado para la evacuación de aguas residuales, que son igualmente tratadas en nuevas plantas depuradoras.
En sectores con déficit hídrico, se impulsa el aprovechamiento de recursos no convencionales, como las aguas residuales regeneradas o las aguas desaladas, especialmente en islas y zonas turísticas costeras. Se avanza mucho en las técnicas de perforación y especialmente en la tecnología de bombas sumergidas. Se modernizan y automatizan los sistemas de distribución. Aparecen los sistemas de riego por aspersión y goteo.
Retos enfrentados
Panamá
(6.9) William C. Gorgas (1854 – 1920). En 1904, al inicio de la construcción del Canal, los suministros de agua en los poblados terminales de la vía estaban mal desarrollados. La fiebre amarilla, malaria y disentería habían cobrado miles de vidas durante el esfuerzo del Canal Francés.
El principal reto consistía en ofrecer condiciones de trabajo sanas a más de 39 mil personas. El Dr. Gorgas estableció programas de sanidad de largo alcance que incluían: drenaje de estanques y pantanos, fumigación, uso de mosquiteros y sistemas públicos de agua. Estas fueron medidas fundamentales para el éxito de la construcción del Canal. Impidieron enfermedades debido a la fiebre amarilla y la malaria entre los miles de trabajadores que participaron en la construcción de esta gran obra.
A finales de 1906 una tubería de 16 pulgadas de hierro fundido conducía agua entubada por 16 kilómetros, desde el reservorio de río Grande, cerca del pueblo de Culebra, a la ciudad de Panamá y comunidades aledañas. El reservorio de Brazos Brooks -que antecede a la planta de Aguas Claras o Gatún-, conducía agua sin filtrar a través de una tubería de 20 pulgadas. Se utilizaron desinfectantes químicos y arenas presurizadas como sistemas de filtración para limpiar parcialmente el agua antes de la distribución, pero los altos contenidos de hierro y algas conferían al agua un color y un olor desagradables.
(6.10) John F. Wallace. De 1904 a 1906, por su parte, se dice que hizo realidad el proyecto de acueducto de Pedro J. Sosa y Ricardo Arango que incluía la construcción de desagües sanitarios y pluviales y la pavimentación de las ciudades de Panamá y Colón.
(6.11) Hasta el descubrimiento del germen patógeno del tifo, en 1906, no se veía el peligro de que el agua pudiera transmitir enfermedades. Antes de la llegada de la cloración para el tratamiento de agua potable, aproximadamente 25 de cada 100 000 personas morían anualmente en los Estados Unidos a causa de la fiebre tifoidea.
(6.12) En 1908, el Dr. John L. Leal empleó el cloro por primera vez como un desinfectante primario del agua potable en una planta de New Jersey. La filtración y la desinfección con cloro del agua potable son responsables de gran parte del 50 % de aumento de la expectativa de vida en los países desarrollados durante el siglo XX. Este hecho motivó a la revista Life a citar recientemente a la filtración y la cloración del agua potable como probablemente el más significativo avance en salud pública del milenio.
Por esas fechas, en Europa empezó a emplearse otro desinfectante, el ozono.
(6.13) Las instalaciones sanitarias, innovadoras a inicios del siglo XX, solo llegaron a las zonas rurales en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Se aumentó notablemente el consumo de agua potable causando un fuerte impacto ambiental que sirvió de estímulo a la adopción de leyes sobre la protección de aguas.
Pero, como bien se dice, controlado un tema, surgen varios más que atender. Debido el desarrollo industrial, aparecieron otras sustancias químicas procedentes de vertidos, generalmente industriales, que contaminaron las aguas objeto de abastecimiento público (mayoritariamente aguas superficiales) y causando un gran impacto negativo. Esta contaminación y riesgos asociados obligaron a la implantación de técnicas de tratamiento del agua cada vez más efectivas y complejas (coagulación, floculación, adsorción con carbón activo, etc.). En ocasiones, algunas de ellas no fueron lo efectivas que se esperaban para eliminar algunos de los nuevos y emergentes contaminantes.
(6.14) Durante la segunda mitad del siglo XX los científicos alcanzaron grandes conocimientos sobre las fuentes y efectos de los contaminantes del agua potable.
(6.15) En 1990 más de tres millones de niños menores de cinco años murieron por enfermedades diarreicas.
(7) Siglo XXI
«La Unión Europea legisla, especialmente en el año 2000 con la Directiva Marco del Agua, a favor de un uso conjunto y sostenible de las aguas. Aparecen por primera vez cautelas ecológicas en la gestión del agua que promueven la sostenibilidad ambiental del recurso, tanto en calidad como en cantidad. Progresivamente, el sector privado va tomando mayor protagonismo en el ciclo integral del agua, en detrimento de los poderes públicos».
En Panamá, el abastecimiento de agua tiene las mismas fuentes utilizadas por aquellos pobladores durante el paleolítico (ríos, lagunas, quebradas), el neolítico (en adición a las anteriores, el agua lluvia), la Edad Media (embalses, agua subterránea). A partir de la construcción del Canal y su sistema de embalses. Su disponibilidad es variable; la distribución irregular; el tratamiento, insuficiente en muchos lugares, y su calidad cuestionable.
Los sistemas de abastecimiento de agua potable sin tratar, o con un tratamiento inadecuado, siguen siendo la mayor amenaza para la salud pública. Un alto porcentaje de la población sigue consumiendo agua contaminada. Las enfermedades como el cólera, la tifoidea y la disentería crónica son endémicas y existe el riesgo de muerte para los grupos más vulnerables de la población. Hace algunos años escuché a un médico del ION decir que en «Panamá nacemos como pobres, vivimos como pobres y morimos como ricos», lo cual sería cierto para todos aquellos que logran remontar las edades críticas donde prevalecen las enfermedades de origen hídrico.
En las zonas rurales de Panamá el mayor número de la población que no cuenta con las condiciones óptimas para el uso y consumo del agua reside en las zonas rurales (48,6 %) y en las comarcas indígenas (45,9 %). Incluso, un 5,5 % de la población en el área urbana no dispone del recurso. Existen corregimientos con poblaciones que superan los 1 500 habitantes que tienen un alto porcentaje de dicha población sin recibir agua en condiciones adecuadas. En las áreas indígenas de Panamá, más del 50 % de la población no dispone de agua con la higiene y políticas de salubridad que dictan los organismos de salud.
Durante la campaña electoral del 2014, el candidato que resultó vencedor de la contienda, fundamentó su campaña en torno a una promesa con relación al agua: 100/0, en cinco años. Cien por ciento de cobertura en agua potable; 0 descarga de aguas residuales sin tratar. Inclusive más allá: 0 letrinas en el territorio nacional. ¡Pensamiento mágico, en su máximo exponente! Probablemente se ignoró que el agua es un compuesto natural que para ser consumida requiere una serie de operaciones que aseguren su vuelta a una calidad aceptable desde el punto de vista sanitario. No llega de forma casual y simple al domicilio de los usuarios.
Una de las principales fuentes de información consultada en la preparación de este ensayo trata sobre la situación del agua potable en el país (Desigualdad en el acceso y uso del agua potable en Panamá). La limitación en su uso como referencia válida es que emplea, lógicamente, los datos de los censos. Pero, los resultados del último (2010) son poco confiables. Sabemos que hubo problemas en su ejecución. Por otra parte, está a punto de completarse un segundo período presidencial después del referido censo y cabe la pregunta, ¿qué resultados reales hay de las gestiones de los dos últimos gobiernos?
…ni con estos ni con aquellos estoy de acuerdo en todos los puntos, ni tampoco en desacuerdo. Me parece que todos tienen parte de verdad y parte de error y que cada uno ve el error del otro, mas nadie el suyo… Fácil sería decidir todas las cuestiones si a todos les estuviera permitido hablar pacíficamente en la iglesia contendiendo el deseo de profetizar.
Servet, De la Justicia…, en Obras completas, Vol. II-1, pág. 481.
De forma expresa realicé una consulta entre unos 100 contactos respecto a la promesa de campaña 100/0. La pregunta realizada fue ¿Tienes idea en qué quedó la promesa realizada durante la campaña política del candidato presidencial, actual gobernante del país, de 100/0? ¿Obras concretas? ¿Cumplimiento? Obtuve respuestas variadas, pero la mayoría coincidía en «nada» o «no sé, pero me parece que nada». Fue simpática la coincidencia en varios consultados que respondieron, independientes unos de otros: «0/100». Cero por ciento de nuevas coberturas o mejoras en el abastecimiento; cien por ciento de letrinas descargando al medio natural.
Es apropiado compartir algunas respuestas que dieron un poco más de información, igual, sobre la base de percepciones. «La información oficial es que fue un éxito. Los colegas y empresas comentan que el programa fue un fracaso, basados en que mucho de los materiales fueron robados y que los costos presupuestados no alcanzaron. También hay temor que los biodigestores no son soluciones apropiadas». Quedaron «en nada. Inició pero no se concretó casi nada, y las obras hechas no están bien». «Creo que anda 60/40. Tengo entendido que se han licitado más de 1 000 millones, pero no se han construido». Las obras no están bien ejecutadas. «En el caso de las unidades sanitarias, muchísimos problemas. Paquetes de trabajo inconclusos en todo el país. Y las nuevas plantas que se terminaron, no están 100 % operativas». «Quedó en 0/100, inconcretas e incumplimiento». «Hace dos años no había avances». «¿Cero letrinas? CONADES tiene proyectos de ese tipo. ¿Los del 100 % agua? Hay varias potabilizadoras y anillos hidráulicos en construcción. Creo que también con CONADES».
El humor panameño se hizo presente y haciendo alusión al fuerte temporal del lunes 30 de julio 2018, uno expuso: «Prometió agua, pero ayer, se pasó ☔». ¡Agua lluvia en demasía e inundaciones!
Algunos más desalentados, dejaron sentir sus pesares. «Ni se supo, nadie recuerda promesas huecas». «Ninguna promesa cumplida». «Le queda muy poco tiempo para cumplirla». «Cero boleros». Quedaron «en nada. La mayor parte de las promesas del presente gobierno ha quedado en el aire, lamentablemente». «Decía Mireya: las palabras se las lleva el viento [y, ella sabía muy bien de lo que hablaba porque] dejó un puente sin terminar». «Ninguna en 5 años».
«…con la muerte de Servet, la libertad de conciencia acabó convirtiéndose en un derecho civil en la sociedad moderna»
A nivel nacional imperan promesas incumplidas, desigualdades en la distribución, irregularidades en el tiempo de entrega y en la continuidad del servicio, en la cantidad y sobre todo, en la calidad del producto. En Darién, Bocas del Toro, Veraguas y las comarcas indígenas, más de un cuarto de su población carece de agua apta para el consumo humano.
En otra oportunidad, también asistiendo a una conferencia que dictaba un médico epidemiólogo (Dr. Bayard), escuché afirmar que -desde el punto de vista epidemiológico y de calidad de vida- en Panamá existían varios Panamá (al menos cinco). Podría afirmar, sin temor a equivocarme, que en su relación con el agua y su calidad para el consumo, en Panamá, a 115 años de vida republicana, coexisten poblaciones que viven bajo condiciones más similares a cada uno de los tiempos ancestrales que a los tiempos modernos y del siglo XXI. En el territorio nacional coexisten poblaciones humanas donde prevalecen condiciones características a cada una de las edades mencionadas con anterioridad, prevaleciendo para muchas, las propias al Medievo.
En la edad media existían serias dudas acerca de la pureza del agua; en Panamá, en la actualidad, también. Muchos abastecimientos tienen un bajo prestigio, algunos de manera inmerecida –por ejemplo el agua proveniente de la PFFGC cuya fuente es de excelente calidad-, y la gente recurre al agua embotellada como mejor opción. Error, craso error. En la Edad Media recomendaciones médicas hicieron del agua la bebida de menor preferencia frente a las bebidas alcohólicas. Todas las bebidas alcohólicas (vino, cerveza, licores variados) eran consideradas más nutritivas y beneficiosas para la digestión que el agua. En la actualidad, sistemas de abastecimiento desprestigiados, con sustento o sin él, compiten con publicidades engañosas de una oferta creciente de bebidas energizantes, refrescantes, alegrantes, mucho menos saludables que la necesaria para la vida humana y todas las reacciones metabólicas que le caracterizan: agua segura.
Propuesta para encarar desafíos – oportunidades para superarlo
El desarrollo de la sociedad reclama cada vez más agua, pero no solo a veces escasea el agua sino que su calidad en los puntos donde se encuentra y capta, se ha ido deteriorando con el propio desarrollo. Lo anterior obliga a un tratamiento cada vez más amplio y complejo técnicamente.
«Quieren hacer más plantas potabilizadoras, pero las que existen están abandonadas». Hoy en día, en las plantas de tratamiento de agua potable se realizan los procesos necesarios para que el agua natural procedente de los ríos, embalses y otras captaciones se transforme en agua apta para el consumo humano. Todo sistema de abastecimiento de aguas que no esté provisto de medios de potabilización, no merece el calificativo sanitario de abastecimiento de aguas.
Se denomina agua prepotable al agua antes de ser sometida a los correspondientes tratamientos potabilizadores. El tratamiento del agua es el proceso de naturaleza físico-química y biológica, mediante el cual se elimina una serie de sustancias y microorganismos que implican riesgo para el consumo o le comunican un aspecto o cualidad organoléptica indeseable y la transforma en un agua apta para consumir.
La eliminación de materias en suspensión y en disolución que deterioran las características físico- químicas y organolépticas así como la eliminación de bacterias y otros microorganismos que pueden alterar gravemente nuestra salud son los objetivos perseguidos y conseguidos en la estaciones de tratamiento a lo largo de todo un proceso que al final logra suministrar un agua transparente y de una calidad sanitaria garantizada. Es agua potable aquella apta para el consumo humano, una vez que ha pasado por el correspondiente tratamiento potabilizador.
El obtener el agua a través de acueductos o carros cisternas, no asegura en un cien por ciento contar con agua de calidad apta para el consumo. Por ejemplo, si no se protegen, adecuadamente, las tuberías contra la presencia de contaminantes, la calidad del agua potable puede afectarse, así como también lo ocasiona, el almacenamiento indebido del agua. Y esto ocurre en muchos sistemas de tratamiento del país.
Los recursos económicos existen. De acuerdo a la ley de la conservación de la materia esta no se crea ni se destruye, se transforma. Los recursos económicos se mueven de un lado del planeta para otro; de un “imperio en decadencia a otro nuevo que surge”. La tecnología, también existe, está disponible. Los más recientes avances en el tratamiento del agua han sido las mejoras alcanzadas en el desarrollo de membranas para osmosis inversa y otras técnicas como la ozonización y otras relativas a la eliminación de los cada vez mayor número y cantidad de contaminantes encontrados en el agua potable.
Algunas claves del éxito: innovación – Tecnología – Inversión – Formación
¿Qué se necesita? Acabar con la corrupción que permite el robo y el despilfarro de los recursos del Estado. Fortalecer la conciencia ciudadana, la transparencia y la comunicación. Una voluntad política a toda prueba, acompañada de un compromiso ético inquebrantable. La vigilancia, el seguimiento y control, con adecuados mecanismos de fiscalización y rendición de cuentas.
Apostar por un mejor servicio al menor costo posible; al recurso humano de alto nivel formativo y tecnológico, a la mejora constante, a la innovación, a la información transparente, a una financiación adecuada, a la colaboración asociativa que permita enfrentar normativas cada vez más demandantes y procesos tecnológicos más complejos. En Mesopotamia se consiguió una gran capacidad de organización social para el trabajo colectivo, lo que permitió la construcción de monumentales obras hidráulicas, como canalizaciones, regadíos y drenajes. El agua era recogida y transportada gracias a la construcción de diques y embalses, sistemas de cisternas, galerías excavadas en la roca y redes de tuberías cerámicas. Es fundamental desarrollar e instalar en el corazón y la mente de todos -como seres emocionales que razonamos-, una nueva cultura del agua.
Se requiere potenciar espacios donde compartir experiencias y conocimientos que ofrezcan, como ventaja comparativa, el poner en común, sobre la misma mesa y frente a humeantes tazas de café y refrescantes vasos de agua, retos y experiencias para encontrar las mejores soluciones, aprovechando la red profesional y el saber hacer en la gestión del ciclo del agua al nivel nacional, reconociendo las particularidades locales. Es tarea de los entes responsables velar por la calidad y el suministro del agua potable en óptimas condiciones, uniendo esfuerzos para evitar crisis en el abastecimiento de este servicio. Se quiere una armonización y ordenación del sector de agua en nuestro país que permita enfrentar los retos de financiación de estructuras pendientes, la modernización, la renovación y la rehabilitación de las existentes; así como completar las infraestructuras a rehabilitar.
Es imprescindible fortalecer la participación ciudadana de forma tal que la población logre ser consciente del valor del agua como un recurso escaso (incluso finito en términos de la calidad) y haga un uso responsable del mismo y participe en su gestión eficiente. El reto de transmitir a cada individuo que cada vez que abre un grifo-lo cierra y lo vuelve a abrir, detrás hay “un caudal de innovación que hace posible que el ciclo del agua continúe”.
Desde la captación en las fuentes que el país nos brinda y la naturaleza nos regala, los seres humanos transportan, potabilizan, almacenan, distribuyen y conducen hasta las acometidas y contadores domiciliarios. Agua que una vez utilizada debe ser recogida en sistemas de alcantarillados mediante colectores y conducida a plantas de tratamiento para su depuración y devolución en condiciones ambientales adecuadas a cauces naturales o cuerpos receptores. Conocer que esta agua tratada puede ser nuevamente utilizada para el riego, las fuentes; y los desechos (lodos), como fertilizantes y combustibles.
«El acceso a agua libre de bacterias y microbios debe ser un derecho de todo ser humano y un paso esencial en la mejora de la calidad de vida de la población. El utilizar agua contaminada desencadena en enfermedades que constituyen una amenaza para el país entero. Según la Organización Mundial de la Salud, la mortalidad mundial por diarrea entre la población menor de cinco años se estimó en 1,87 millones, lo que supone aproximadamente el 19% de la mortalidad total en la niñez».
El agua hoy en día es tomada como una elección neutra para beber en una comida. El agua es propiedad de todos; ojalá y todos asumamos su cuidado con compromiso y responsabilidad. Panamá, en un horizonte indeterminado, al que juntos habremos de poner fecha de cumpleaños, deberá brindar una dotación de agua segura al 100 % de su población (igual para todos en todo el país); constante: 24 horas al día, 365 días al año; a un costo razonable o lo que es igual: un mejor servicio al mínimo costo; que permita reducir la morbilidad y mortalidad por enfermedades de origen hídrico; aumentar la productividad, y en una sola expresión: mejorar la calidad de vida.
Muchas gracias…
Bibliografía
Agua Potable: La historia de la potabilización del Agua – Descalficador10. https://descalcificador10.com/agua-potable-historia/
Centro de Interpretación del agua Bermejales. Panta Rei. Andalucía. El agua en la Prehistoria. http://centrodelaguabermejales.es/aguaenlahistoria/aguaenlahistoria-index.htm
Desigualdades en el acceso y uso del agua potable en Panamá. http://www.mef.gob.pa/es/informes/Documents/03%20-%20Desigualdades%20en%20el%20acceso%20y%20uso%20del%20agua%20potable.pdf
Diéguez, Marilyn. 2014. 100+ años de Calidad de Agua (presentación). Unidad de Calidad de Agua. División de Agua. Vicepresidencia de Ambiente, Agua y Energía. Canal de Panamá. 82 filminas.
Edad Media y Moderna. https://elcamidelesaigues.wordpress.com/edad-moderna/ Consultado: 26 de julio 2018.
El primer café de Londres. Se inauguró entre 1650 y 1652. | london …
http://revistaseug.ugr.es/index.php/cuadgeo/article/view/1265/1737 Agua y sociedad en la Edad Media Hispana. Álvaro Francisco Morote Seguido. Instituto Interuniversitario de Geografía. Universidad de Alicante. Editorial Universidad de Granada. 2012. Número de páginas: 451.
https://blog.condorchem.com/historia-sobre-el-tratamiento-del-agua-potable/ Historia sobre el tratamiento del agua potable. Empresa Condorchem Envitech y la fecha de publicación el 19 de enero de 2010. Consultado: 26 de julio 2018.
https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_del_caf%C3%A9
https://www.monografias.com/docs/El-agua-en-la-edad-media-PKCBEC5ZBZ
La verdadera historia del café. https://www.historiacocina.com/es/historia-del-cafe-en-europa
Musulmanes y cristianos frente al agua en las ciudades medievales https://books.google.com.pa/books?id=9-8i_Ao_eW8C&pg=PA369&lpg=PA369&dq=calidad+de+agua+para+consumo+humano+en+la+%C3%A9poca+medieval&source=bl&ots=4C611lYAdj&sig=xdYWhxmJeEaPFgvhV3L9rb44QL0&hl=es-419&sa=X&ved=2ahUKEwi2h5DYwL3cAhUKUt8KHT5kAykQ6AEwCXoECAkQAQ#v=onepage&q=calidad%20de%20agua%20para%20consumo%20humano%20en%20la%20%C3%A9poca%20medieval&f=false
Un comentario en “Calidad de agua para consumo humano en Panamá”