Por: Juan De Obaldía. Diciembre, 2020. juan.deobaldia@utp.ac.pa
Artículo de opinión personal. Curso Avanzado de Cambio climático y medidas de adaptación. Maestría en Administración de Proyectos. Facultad de Ingeniería Civil. Universidad Tecnológica de Panamá.
Esta mañana me encontré con unos amigos… les pregunté por su salud y el año escolar de sus hijos, a sabiendas de la respuesta que proseguía…
-Sí, terminaron, lo que sea que haya sido y les haya quedado, dijo uno. Expresando la frustración general que hay en cuanto al caos y pormenores de la enseñanza virtual, en una curva de aprendizaje vivida por ambos, profesores y estudiantes; donde los perjudicados fueron como siempre las comunidades de pocos recursos.
Yo contesté… Ni ellos ni nosotros jamás hemos experimentado lo que hemos vivido este año. El encerramiento, las penurias y hambrunas vividas en los días después de la invasión de Diciembre de 1989, no se comparan ni remotamente a esto, porque en Enero de 1990 se sintió inmediatamente una mejoría paulatina, gradual, acompañada de un boom y bonanza en proyectos y trabajos. Es cierto que vivimos 3 años de crisis, pero nunca con una situación mortal y salud anexada. Esos momentos me recuerdan lo que sería vivir en una Cuba o una Venezuela hoy día, retrocediendo el reloj en pagos en trueques, volviéndose creativos y pasando esa papa caliente que representaba un certificado de depósito (CD).
Esas escenas con los ‘Gringos’ sitiando la ciudad de Panamá y la felicidad generalizada, también me recuerda a los americanos avanzando en cada pueblo liberado en Francia e Italia en WWII, porque representaba el acabose de un régimen. Ahora, es un tiro bien largo comparar a Noriega con el führer o il duce. Pero la felicidad de mis familiares no me la borra nadie.
Siguiendo con este flashback de situaciones relacionadas a esta pandemia, he visto fotos interesantes de gente con barbijos de tela en 1918 (USA y Europa), y puedo comenzar a tener una leve idea de lo que sería convivir con algo así en ese entonces. Aunque los números totales de la gripe española fueron bastante peores. En gran parte debido a las condiciones insalubres y conocimientos en una época muy diferente.
Es irónico que, cien años después, la OMS también es acusada de un encubrimiento inicial de esta pandemia que ha causado muchas vidas; como lo fueron los gobiernos en su momento por la gripe española, también fue encubierta, pero por temor a una desmoralización adicional ya que la gran guerra (WWI) aún no había terminado. Inclusive hasta produciendo un nombre erróneo en cuanto a su surgimiento, ya que no fue España, sino el midwest de los Estados Unidos.
Hoy día tenemos grandes ventajas sobre la situación en 1918; avances y conocimiento en general, pero sobre todo por la información inmediata a nuestro alcance, que en teoría debiera ser útil para realizar los correctivos. Sin embargo, la actitud y disposición actual que peca en rebeldía están haciendo que el virus gane la batalla en ciertas áreas del mundo, incluyendo nuestro querido Panamá. En otras, muy disciplinadas como Corea, es todo lo contrario. Por otro lado, la actualización inmediata de la investigación progresiva también ha generado cambios en cuanto al proceder con los pacientes. Hoy día se sabe que los antinflamatorios y el antiviral Remdesivir (le acaba de salvar la vida a un amigo) son muy efectivos antes que el paciente entre en problemas, a depender de un respirador probablemente no disponible.
Tengo una teoría que somos más débiles que hace cien años. Es sabido que los niveles de estrógeno y testosterona han cambiado, tal vez por toda la cantidad de hormonas que consumimos hoy día sin saberlo. Pero por esa protección adicional que recibimos, en cuanto a nuestros entornos, es probable que nuestro sistema inmunológico sea más susceptible también, y cuando viene algo como el Covid-19 no tenemos las defensas para contrarrestarlo. Por suerte, estamos en una época donde el desarrollo de vacunas está en un nivel muy avanzado.
Aprendamos de los cambios forzados…
Esta pandemia nos ha hecho generar cambios significativos en nuestro diario actuar y la interacción con la naturaleza.
No hay mal por bien no venga, dice un viejo dicho.
La tierra respiró este año.
Fue interesante ver como la generación de CO y CO2 prácticamente se detuvo. Al punto que el precio del barril del petróleo crudo, ya generado, estacionado en tanqueros en alta mar, llegó a ser cero o inclusive negativo. Pero no del todo, la aviación de carga siguió trabajando a casi 100 % de su capacidad, con unas emisiones que son muy perjudiciales para la capa de ozono. Es lamentable que el proyecto Max9 de Boeing esté detenido, por culpa de ellos mismos, debido a un error en el protocolo de emergencias de la actitud del avión. Esos motores son 35 % más eficientes que la última generación. COPA, por ejemplo, tiene 8 esperando y un total de 60 para la actualización total de la flota. La buena noticia es que principios del año que viene, la FAA ya dará la liberación para vuelos regulares. Sin embargo esto no resuelve nuestro problema, solo ayuda a bajar el impacto de un momentum que está puesto en marcha desde hace tiempo.
En el ámbito de refrigeración también vimos la obsolescencia y retiro paulatino y permanente del gas R-22, otro de los enemigos de la capa de ozono. Ya es ilegal para ventas nuevas y queda muy poco para el mantenimiento de máquinas viejas. Fue reemplazado por el mucho más amigable 410-A.
Este año vimos la capa de ozono y la apertura en los polos regenerarse por primera vez en muchos años. Algo que comenzó degenerativamente desde la segunda revolución industrial. Pero las cosas, los consumos y las generaciones de gases residuales están regresando a la normalidad. Lamentable.
La industria automotriz también está haciendo su aporte. Se están desarrollando motores de combustión diésel más eficientes en consumo y combustión. Ditto para los motores de gasolina. La proliferación de carros 100 % eléctricos, evolucionados de la tecnología híbrida también está obteniendo cada vez más market share. El gurú tecnológico Elon Musk pareciera que va a meter otro cuadrangular con su división Tesla.
Esta segunda revolución industrial ha causado, paulatinamente, un alza en la temperatura media mundial de casi 2 grados °C en los últimos 100 años, por el efecto invernadero de la contaminación (Green House Effect). Lo cual ha causado claros cambios visibles como la recesión de los glaciares en ambos hemisferios, la desaparición de varios copos famosos en la cordillera de Los Andes, el deshielo en los polos con futura alza del nivel medio del mar, etc. Este año tuvimos una clara muestra con la extensión de la temporada de huracanes y el aumento de la cantidad de sistemas de baja presión, lo cual es una evidencia clara de las repercusiones a futuro, de estas subidas de temperatura. Las aguas cálidas del Atlántico medio son el combustible para estos sistemas que se crean en la costa de África y se mueven hacia el este por los trade winds. Los mismos que usaban Colón y otros para navegar en sus primeros viajes, antes de la primera revolución industrial, la máquina de vapor.
Los océanos lamentablemente no tendrán una recuperación substancial. El aporte de plástico generado por las ciudades costeras es realísticamente irreversible. Las fotos de horror de ríos en India donde la basura en los deltas es caminable, son desanimantes. Es un tema de sobrepoblación, cultura y envolvimiento gubernamental. Nosotros en Panamá también estamos mal en cuanto a nuestras acciones de solución al problema. Un dia al año de limpieza de playas en Costa del Este, crea algo de atención, pero no impacta. Además de que no es una actuación en el foco del problema, más bien en el resultado, que está a kilómetros de distancia, ríos arriba.
La fundación Marea Verde está cada vez instalando más BoBs (barreras de recolección) a nivel nacional. Y fue escogida para recibir un fondo de Estados Unidos gracias a esas fotos de las barreras. A nivel mundial, la organización The Ocean Cleanup dirigida por otro gurú tecnológico, Boyant Slant, está trabajando para mitigar los efectos del plástico en nuestros océanos. El principal proyecto es el Great Pacific Garbage Path, que se extiende en una correa de corriente cíclica de plástico no removible, ya que debido a los factores ha sido pulverizado. Esto me recuerda dos videos cortos pero interesantes que vi hace años en Youtube: Nature is Speaking, narrado por Julia Roberts, y The Ocean, narrado por Harrison Ford. Bien cortos pero son un reality check de lo que ha estado pasando en los últimos años.
Eso me lleva a otro tema que tiene que ver con esta pandemia y eventos relacionados a la reducción de la población. Incluye guerras, eventos, cambios climáticos inducidos (mencionados), enfermedades, etc. entre las cuales están La Plaga Antonina, La Plaga Justiniana, La Peste Bubónica, la Gripe Española, El Ébola, El Sida, La Fiebre Porcina y el Covid-19. Todas las guerras a través de la historia, pero principalmente WWI y WW2.
Estos eventos según el sociólogo Thomas Malthus son checks positivos de la naturaleza para controlar la sobrepoblación. Y gracias a estos chequeos, se postergará lo inevitable, que la tierra y sus reservas de alimentos, no podrán albergar la sobrepoblación inminente. Será un futuro muy distante, pero la tierra estará aquí, nosotros tal vez no.
¿Qué hay que hacer? Usar lo aprendido de forma razonable para postergar ese día lo más posible. El cambio es primero interno. Suena romántico, pero no hay otra alternativa. Tenemos buenos ejemplos, Mr. Slant tenía 18 años cuando fundó su organización.
El autor es Ingeniero Civil
Un comentario en “Glosas, recuerdos y analogías de un nuevo despertar…”