LA RANA DORADA

Por: Maurelio Jaén Martínez.

Curso de Ecología. Registros Médicos y Estadísticas de Salud. Escuela de Estadística. Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y Tecnología. Universidad de Panamá.

Adecuación a partir del cuento «Los sueños del sapo», de Javier Villafañe (nacido en 1909, en Buenos Aires, y fallecido el 1 de abril de 1996). http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL001824.pdf

Una tarde, la rana dorada dijo: esta noche me voy a bañar y a soñar que soy una flor; y dando saltos llegó a la puerta de su casa. Era feliz. Esa noche iba a ser flor (todas las noches soñaba con formas diferentes y la mente se aventuraba con diferentes modelos). Se quedó mirando el cielo; después bajó a la casa y llegó hasta su cama; cerró los ojos y se quedó dormida. Esa noche soñó que era flor.

A la mañana siguiente, contó su sueño a más de mil compañeros de clases. Todas la ranas la escuchaban. Tenía flores y raíces hondas, profundas, y muchos brazos como alas, pero no podía volar. Era un tronco delgado y alto que subía hacia el cielo. «Creía que caminaba, pero era el viento de lluvia que movía y que arrastraba mis hojas. Siempre estaba en el mismo sitio, con las raíces sedientas y profundas. No me gustó ser flor porque no podía caminar», dijo.

Una mañana, a la rana la vieron muy feliz a la orilla del agua y le preguntaron: ¿por qué estás tan contenta? Y la rana respondió: – anoche tuve un sueño maravilloso. Soñé que era rana y amante del agua.

En la transparencia de una profunda y tibia laguna, donde se escuchaba la hermosa melodía del vaivén de las aguas, y el ritmo del caminar de los animales, se encontraba una rana muy alegre y coquetona, saltando de roca en roca, entonando una canción. Cada día al levantarse, se daba un chapuzón de jabón y se pasaba en la roca cantando una canción. ¡Qué hermoso día! ¿A quién conquistaré hoy? Nadie se resiste a mi belleza, ni a mi inteligencia, soy una rana tan fina que todo lo puede, y no necesita a nadie, pero todos necesitan de mí. ¡Soy lo máximo! La rana se colocó el sombrero negro en la mera cabeza y un perfumado clavel, y mirándose en el espejo exclamó: ¡qué guapa y hermosa soy, y con estos ojones para ver tan lejos! ¡Por eso todos mis compañeros me extrañan! Como era tan grande y ojona vivía en la selva.

Pasó el tiempo, y un día amaneció con mucha hambre. Caminaba y caminaba buscando comida pero nunca encontraba. Cada vez quedaba menos, su hábitat estaba siendo destruido y ella era uno de los pocos individuos de una especie que estaba en peligro de extinción.

Un monito llamado Monín

Por: Yadira Ofmara Rivera. 2019, junio.

Ficha y cuento ecológico. Asignatura: Eco 105. Escuela de Estadística y Archivología. Licenciatura en Registros Médicos y Estadística de la Salud. Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y Tecnología. Universidad de Panamá.

Solía ir todas las vacaciones a donde mi tía, que vivía en Villalobos. Me parece que fue la última vez que pasaba donde ella, cuando ocurrió lo que voy a contar.

Todos los mediodías visitábamos a una señora llamada Anita, para hacerles los mandados porque ella era muy anciana y estaba enferma. La señora Anita era muy agradable; tenía como vecinos a una familia conformada por dos niños, sus padres y un mono pequeñito, lindo e inteligente, que se llamaba Monín. Los niños lo maltrataban. Monín tenía la colita partida y era muy temeroso.

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Niko, el mono titi

Por: Herlin Moreno. Junio 2019.

Asignatura: Eco 105. Escuela de Estadística y Archivología. Licenciatura en Registros Médicos y Estadística de la Salud. Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y Tecnología. Universidad de Panamá.

 

Niko era un pequeño monito que vivía en el bosque de la provincia de Coclé. Desde pequeño siempre soñaba con volar. Mango, su amigo, el guacamayo que no quería volar y su madre se preocupaba por ello.

Niko había intentado muchas veces volar; mover sus brazos rápidamente, usar grandes hojas como alas, saltar de árboles, y muchas veces terminaba lastimado.

Un día Mango estaba tan cansado a tal punto de escucharlo, que le dijo a Niko que el sabía como podría volar. Asombrado por tal comentario, Niko cuestionaba a Mango una y otra vez: ¿Cómo hago para volar? Dime Mango, ¿cómo?

A lo que Mango le respondió diciéndole: debes subir a la montaña más alta y lanzarte. Solo así podrás volar. Sin dudarlo ni una sola vez, Niko corrió lo más que pudo y llegó a la montaña más alta del bosque. De inmediato, se iba a lanzar cuando Mango le dijo, ¡detente!; antes de lanzarte tienes que decir estas palabras: ligero como pluma, tieso como tabla.

Niko las dijo y se lanzó… Mango se reía por la inocencia de Niko; todos sabían que un mono no podía volar. Niko se dio cuenta que su amigo le dijo una mentira y gritaba pidiendo auxilio. Mango se asustó al ver la gravedad del asunto.

Mango abrió sus alas y fue en busca de su amigo. Cuando lo apresó, Niko gritaba: ¡suéltame! ¡suéltame! Y cuando se dio cuenta que estaba a punto de caer dijo: ¡no Mango, no me sueltes! Mango lo sostuvo lo más fuerte que pudo y comenzó a aletear y a lograr volar. Asombrado de la vista de todo el bosque, Niko decía logré volar, logré volar.

Y de esta manera Mango perdió el miedo a volar y Niko cumplió su sueño de volar.

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La mona encantadora

Por: Amy González. 2019.

Ficha y cuento ecológico de una especie en peligro de extinción (asignación). Introducción a la Ecología. Escuela de Registros Médicos y Estadísticas de Salud. Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y Tecnología.

Contaba mi abuelo que había escuchado que, en cierto lugar de las montañas en Veraguas, se aparecía en las noches de luna llena una mona que se tiraba encima de los jinetes al pasar por un estrecho en la montaña. Se dedicaba a arañarlos y atormentarlos en todo el camino hasta la entrada del pueblo.

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La Hierbabuena

Por: Dayanara Martínez A. 2019.

Curso de Ecología. Ficha y cuento ecológico de una especie en peligro de extinción (asignación). Escuela de Estadística (Registros Médicos y Estadísticas de Salud). Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y Tecnología.

Había una vez que en un lugar muy apartado de la ciudad vivía una familia muy humilde que, cuando se enfermaba, su medicina era la hierbabuena. Ellos decían que servía para todo.

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La iguana

Por: Marlene González. 2018 (noviembre).

Curso de Ciencias Naturales. Licenciatura en Educación Primaria. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Panamá.

 

Posaba la iguana sobre una rama de un frondoso árbol, debajo del puente de Juan Demóstenes Arosemena en Arraiján. A diario pasaban vehículos, transportes y personas que debían cruzar obligatoriamente el puente para llegar al otro lado. Todos tenían que ver con la iguana. Se admiraban de lo grande y verde que era.

Un día pasaba Adriel, acompañado de su mamá Marlene. Era la primera vez que veía un animal como ese. Quedó sorprendido y paralizado. Parecía un dinosaurio pequeño, de color verde, manchas chocolates y con una enorme cola.

La iguana estaba quieta, totalmente inmóvil, podía lograr confundir a Adriel en medio de las hojas.

La mamá de Adriel, la señora Marlene, dio un paso al frente para que él pudiese observar detenidamente a la iguana, y pudiese saciar todas sus curiosidades. Pero la iguana al sentir la presencia más próxima de Adriel y su madre, se sintió en peligro y se movió rápidamente y subió a la copa del árbol logrando esconderse más entre las hojas del árbol. Adriel y su madre la perdieron de vista y ella pudo sentirse a salvo. Las iguanas siempre temen ser cazadas.

La madre de Adriel, se sintió tan mal por asustar a la pequeña iguana. Solo deseaba que Adriel la pudiese conocer más cerca.

¡Disculpa!, le gritó la madre de Adriel a la iguana, solo deseaba que mi hijo te conociera mejor.

EL AMOR DE UN PUMA

Por: Stefano Costantini, Harrinson Rodríguez, Yanela Vergara y Jexsica Pérez. 2018.

Curso de Ecología y Medio Ambiente (BIO 105). IR11N. I SEMESTRE 2018. Licenciatura en Inversión y Riesgo. FACULTAD DE ECONOMÍA. UNIVERSIDAD DE PANAMÁ. Prof. Dra. Marilyn Diéguez Pinto.

Esto sucedió hace mucho tiempo, y desde aquel momento pude entender cómo la humanidad se encuentra tan equivocada y lejos de la verdadera realidad, lejos del amor, el compartir, el cuidado y el ser feliz.  Les relato mi historia a la cual deseo que presten atención.

«Fue una mañana de verano, donde tuve la oportunidad de recorrer las bellas montañas del Volcán Barú de Chiriquí. Estaba con un grupo de guardabosques, explorando toda la vegetación y especies de animales del área.

Dos días más tardes escuché un ruido, algo extraño, entre los matorrales. Me fui acercando poco a poco. Al llegar a arbusto ¡me asusté tanto! Pero tuve que controlarme en el momento y me fui alejando en ese instante.

Al llegar a mi campiña, le mencioné a los guardabosques lo que había visto. Que había un puma color dorado, echado.  Me preguntaron si estaba herido. En el momento no supe responder, porque sólo pude verlo y me di la vuelta de lo asustada que estaba.

Regresamos al lugar y ya no estaba el animal, pero había sangre en el sitio donde lo había visto. Seguimos nuestro recorrido, con mucho cuidado y los ojos bien abiertos, pero sentimos que había alguien más que nosotros.

Ese día, al atardecer, el puma llegó a nuestra campiña, y cayó sin explicación alguna; corrimos a verlo y nos percatamos que estaba herido. Pero, nos dimos cuenta de algo más, que era hembra.  En seguida llamamos a refuerzos. Mientras llegaban, del dolor al verla como estaba, decidí acercarme y le vi la mirada tan mal que en sus ojos no había gana alguna de atacarme, sino sus pupilas pedían ayuda a gritos y le dije: todo estará bien, yo voy a estar contigo.

Al cabo de una hora llegaron al lugar los refuerzos; tomaron al puma y regresamos a Cerro Punta, donde le dieron los cuidados al bello animal.  Y así fue. Desde que ingresó a la sala de operaciones, no me moví de su lado.

Después de dos semanas, estaba cerca de su jaula y me quedé dormida. Al despertar, me encantó verla; su cabeza estaba junto a la mía.  La llamé Laly. Semanas tras semanas fue recuperándose, y llegó el momento más triste, que era que regresara a su hábitat.

Al soltar a Laly en el verde bosque, corrió, pero se detuvo un instante, me buscó la mirada y esa fue su despedida. Fue en ese momento donde entendí, que el paraíso es este mundo, y que el mismo esta falta de amor, en todos los sentidos, tanto de la tierra, como con los animales, todo lo que involucra el ser viviente.  Hemos perdido ese sentimiento y entrega.

Ese animal, al que tanto daño le hacemos, me miró y me dio las gracias por el cuidado y amor que le ofrecimos.  Este es el final de la historia, termina aquí, para tu lectura. Queda en ti cambiar de pensamientos y hacer un poco para que el mundo en que vivimos sea amado y cuidado.

OGGY Y SUS AMIGOS

Por: Carlos Moreno, Edgardo García, Nathaniel Maga, Ovidia Mena y Cair Castro. 2018.

Curso de Ecología y Medio Ambiente (BIO 105). IR11N. I SEMESTRE 2018. Licenciatura en Inversión y Riesgo. FACULTAD DE ECONOMÍA. UNIVERSIDAD DE PANAMÁ. Prof. Dra. Marilyn Diéguez Pinto.

En un lugar de la selva tropical de Panamá, había un pequeño ocelote llamado Oggy. A este animal le gustaba recorrer la selva con sus amigos. En ello andaban, cuando llegó un momento en donde Oggy y sus amigos escucharon un disparo y veían que todos sus amigos corrían al otro lado de la selva tropical. Oggy buscaba a su mamá, en ese momento asustado y preocupado y no la encontraba y la vio herida en el piso. Y la mamá le dice: Hijo corre con tus amigos, la manada los cazadores viene por nosotros; no te preocupes por mí, yo estaré bien.

Y Oggy no quería dejar a su mamá sola y los amigos llamándolo a él: Oggy date prisa ya todos cruzaron y no te queremos dejar aquí solo y él llorando, diciéndole a sus amigos vállense no dejaré sola a mi mamá, aquí, en el suelo. Y, en ese momento, los cazadores se acercaron al animal, y sus amigos salieron huyendo asustados diciéndole: Lo sentimos Oggy. El cazador lo agarra por el cuello y lo mira a la cara diciéndole: Hola animalito, no te preocupes, tu mamá estará bien; su pelaje nos ayudara mucho, y el cazador suelta una risa muy monstruosa y el animalito asustado lo mordió en el brazo e intento escapar y no pudo. El jefe de los cazadores les dice: Llévense a este animalito y a su mamá. Ganaremos mucha plata con sus pelajes. Siguieron buscando a los otros ocelotes y nunca los encontraron.

Ficha

Descripción del Manigordo

Nombre Común: Manigordo, ocelote
Nombre científico: Leopardus pardalis

Características:

• Es de tamaño mediano, cabeza pequeña y cola corta en relación al cuerpo. El pelo es corto, de color gris mate, con manchas café fuerte bordeadas por una banda negra.

• Algunos individuos pueden llegar a pesar 12 kilos.  Es de hábitos nocturnos y durante el día descansa quietamente en las ramas altas de los árboles.

• En el país se conoce muy poco sobre su ciclo reproductivo.

• Alimentación: caza en el piso del bosque, aunque es un hábitat trepador. Su dieta  incluye gran cantidad de mamíferos de pequeño y mediano tamaño, aves, iguanas, ranas, peces y tortugas. Ocasionalmente ataca también a los animales domésticos, como cerdos y aves de corral. Durante la estación seca, utiliza los ojos de agua para beber.

Peligros que enfrenta

• La pérdida de hábitat por desforestación.

• La cacería ilegal para obtener su piel.

El conejo pintado y su ambiente amenazado

Por: Ashly A. Román P., José Castillo y Norberto Sánchez. 2018.

Curso de Ecología y Medio Ambiente (BIO 105). IR11N. I SEMESTRE 2018. Licenciatura en Inversión y Riesgo. FACULTAD DE ECONOMÍA. UNIVERSIDAD DE PANAMÁ. Prof. Dra. Marilyn Diéguez Pinto.

En una gran área boscosa vive una familia de tres conejos pintados. Siempre sale en grupo y se adentra en lo profundo del bosque. El padre, la madre y el hijo conforman esta familia. El hijo es muy travieso pero sus padres están muy atentos para protegerlo. Tampoco son los únicos en este inmenso bosque; allí también hay jaguares, serpientes, monos, ranas, aves, insectos y otras varias especies más. Incluso hay depredadores que los asechan. El ser humano es uno que desea su carne como un platillo exquisito.

Un día, el pequeño de esta familia decide explorar más allá de su casa. Este va avanzando en su expedición y va observando nuevas especies y árboles muy asombrosos; cada vez se va alejando más de su hábitat. De repente se aparece búa en su camino y este pequeño sale huyendo rápidamente muy asustado… ¡¡corre y corre!!

De repente se tropieza con una rana que había en el camino y quedó inconsciente. Al despertar se levanta y mira hacia el frente y ve algo muy raro. No había árboles y veía máquinas enormes moviéndose de un lado hacia el otro; también vio que en esa parte no estaba verde si no de un color marrón. Luego de todo lo acontecido volvió a su casa. Sus padres estaban muy preocupados de su cría. Al verlo que estaba en casa se alegraron.

Al ver el conejito pequeño a su familia, les comunica lo que estaba sucediendo y todos van al lugar de los hechos y pueden ver la invasión del humano en su hábitat natural.

Al pasar los meses, esta pequeña familia de conejos pintados ve como la presencia y destrucción por parte del ser humano se va acercando cada vez más a ellos. Inmediatamente recurren a emigrar a otra área donde estén a salvo de los humanos para estar más seguros y proteger a su cría.

Sasha y el cazador

Por: Yamalith Humphrey, Mario Billman y Leonardo Figueroa.

Curso de Ecología y Medio Ambiente (BIO 105). IR11N. I SEMESTRE 2018. Licenciatura en Inversión y Riesgo. FACULTAD DE ECONOMÍA. UNIVERSIDAD DE PANAMÁ. Prof. Dra. Marilyn Diéguez Pinto.

Desde el primer instante, Sasha supo que las cosas no marcharían bien.

En realidad sabía ella que todo era un recuerdo. Sin embargo, seguro había visto, en su infancia, al despreciado cazador. Con impacientes pasos, mientras ya caminaba por detrás de unos arbustos para no ser notada por el individuo, pensó.

Sasha es un jaguar muy inteligente y sabía que no debía precipitarse y terminar con la vida del asesino de su padre precipitadamente. Su padre, por muchos años, siempre le recordaba “Vamos por parte”. Pero, en el fondo, le gustaría devorárselo de un solo bocado.

Días después de que Sasha estudiara sus puntos débiles, muy pensante decide que es la hora de actuar. El cazador, muy confiado por conocer la zona del Darién (8 cada 100 km²), dejó su arma a la vista de la audaz Sasha, mientras fotografiaba a la sorprendente Águila harpía quien veía atentamente la función que estaba a punto de iniciar.

Cuando el cazador se encontraba a unos metros de su rifle calibre 22, Sasha decide actuar. Con un leve gruñido saca de su asombro al “indefenso cazador”. Él se volteó y al ver tan grande jaguar cerca de él, sin nada a mano para defenderse, cae presa del temor y justo, en ese instante, Sasha aprovecha para colocarse en sus narices. Con mucho rencor Sasha, a segundos de su ataque, es captada por un calmante que enseguida la convierte en una débil jaguar sin poder y sin propias fuerzas. Así cae en un profundo sueño de manera que ambos cazadores cargan a Sasha, sin piedad, para ser llevada a…

Al despertar Sasha, lo primero en notar fueron los gruesos barrotes de una jaula y, seguidamente, a su amigo Juan quien fue cazado hacía muchos años.

Sin haber cumplido con su promesa se encontraba extenuada, tanto, que ni siquiera se molestó por su encierro.