Por: IVÁN SOLIS, ISAACH SAGEL y FRANCISCO GONZÁLEZ. 2020.
Curso avanzado de Cambio climático y medidas de adaptación. Universidad Tecnológica de Panamá.

















Por: IVÁN SOLIS, ISAACH SAGEL y FRANCISCO GONZÁLEZ. 2020.
Curso avanzado de Cambio climático y medidas de adaptación. Universidad Tecnológica de Panamá.
Por: AMANDA HENDERSON, RAUL FRIAS y ANDRÉS MARTINEZ. 2020.
Por: Christian Lobo, Natacha Moreno, Amílcar Díaz y Anayansi Chichaco. Abril, 2020.
Curso Avanzado de Cambio Climático y medidas de adaptación. Maestría en Administración de Proyectos de Construcción. Facultad de Ingeniería Civil. Universidad Tecnológica de Panamá.
El istmo panameño alberga dos sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial: el Conjunto Monumental Histórico de Panamá Viejo (siglo XVI) y las fortalezas de Portobelo y San Lorenzo (siglo XVII-XVIII). Para contribuir a la conservación y valorización de estos lugares únicos, de 2014 a 2017 se realizó un estudio de doctorado con título: “Impacto del medio ambiente sobre los sitios UNESCO en Panamá” (los sitios de Panamá Viejo y las Fortalezas de Portobelo y San Lorenzo) [Ciantelli, 2017]. Dicha investigación se llevó a cabo gracias a una colaboración entre Italia y Panamá, con la participación de diferentes instituciones tales como la Universidad de Ferrara, el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y del Clima, y los Patronatos Panamá Viejo y Portobelo y San Lorenzo. El proyecto inició con la caracterización de las rocas pertenecientes a cada monumento (cada uno fue edificado con materiales cercanos a su área de construcción), la evaluación del estado de conservación de las rocas y la estimación de daños en relación con el medio ambiente.
El objetivo del presente trabajo es validar que los fuertes coloniales han sido afectados no solo por el abandono, la falta de mantenimiento o por daños provocados por personas sino que el cambio climático acelera estos procesos de daños a estos sitios arqueológicos. Para ello, se ha analizado el estudio realizado por Ciantelli (2017), y otros cinco estudios realizados a nivel internacional que patrocinó la UNESCO (sin referencias específicas en este trabajo, puesto que el alcance definido como estudio de caso es Panamá).
En su cuarto viaje Cristóbal Colón recorrió buena parte del litoral Caribe del actual territorio panameño. Sus descubrimientos conllevaron la exploración de estos nuevos territorios, asignándoles esta tarea a dos conquistadores, Alonso de Ojeda y Diego de Nicuesa. Dadas las dimensiones de este extenso territorio se divide en dos: desde el cabo de La Vela al golfo de Urabá, denominado como “Nueva Andalucía”, y desde el golfo de Urabá hacia el oeste, llamado “Castilla de Oro”.
Las primeras incursiones españolas en Tierra Firme, específicamente en la región conocida como el Darién, llevaron a un proceso de conquista y colonización que se inició con la temprana fundación de San Sebastián de Urabá en 1509 (en la actualidad corresponde al municipio de Necoclí-Antioquia-Colombia). Este asentamiento fue destruido por los nativos de esta región, por lo que un año más tarde se funda Santa María la Antigua del Darién, en inmediaciones del río Tanela, actual municipio de Acandí (Chocó, Colombia). Esta fundación se convirtió en el primer asentamiento con título de ciudad, en Tierra Firme (Martín 2009).
No se hicieron esperar las noticias relacionadas con las abundantes riquezas de este territorio, las cuales llegaron a la Corte española por parte de Vasco Núñez de Balboa. Fue Balboa quien consolidó Santa María y estableció vínculos estratégicos con los nativos de la región, de manera específica, los de la margen izquierda del río Atrato, con el propósito de facilitar el control y la exploración de estos extensos e inhóspitos territorios.
En 1511 el rey Fernando II nombra gobernador a Vasco Núñez de Balboa y capitán interino de la provincia del Darién. El apoyo, en su momento, de la Corona y las buenas relaciones que había propiciado con los aborígenes de la región le facilitaron el “descubrimiento” en 1513 del océano Pacífico o “Mar del Sur”, y recibió entonces el título de Adelantado de la Mar del Sur y Gobernador de Panamá y Coiba. Sin embargo, Balboa en España no contaba con toda la confianza, por lo que el rey decide nombrar ese mismo año (1513) a Pedro Arias de Ávila (“Pedrarias”) como Capitán General y Gobernador de Castilla de Oro (Martín 2009; Romoli 1987).
Luego de su arribo, Pedrarias toma la decisión de trasladar Santa María la Antigua a las costas del Pacífico, buscando un lugar estratégico para llevar a cabo la campaña conquistadora y, tal vez, restarle protagonismo a Balboa. El 15 de agosto de 1519, en una aldea de nativos al mando del cacique Cori, funda Panamá, vocablo que en lengua cueva significa abundancia de peces o mariposas (ver figura 1). Se consolida así como el primer puerto europeo en la Costa Pacífica del continente americano (Mena 1992).
En 1671, ciento cincuenta y dos años más tarde, el corsario inglés Sir Henry Morgan se toma el Fuerte de San Lorenzo, en la desembocadura del río Chagres –en el Caribe–, remonta el istmo y ataca la ciudad, llevándola a su destrucción y abandono definitivo. Debido a su vulnerabilidad, la ciudad se traslada a lo que en la actualidad se conoce como San Felipe o el Casco Antiguo de Panamá.
Después de varios siglos de abandono, las ruinas adquieren un carácter patrimonial con la promulgación de la Ley No. 91 del 22 de diciembre de 1976, por la cual se regulan los Conjuntos Monumentales Históricos de Panamá Viejo, Portobelo y el Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá. Más tarde, con la Ley No. 14 del 5 de mayo de 1982, se dictan las medidas sobre custodia, conservación y administración del Patrimonio Histórico de la Nación (Rovira y Martín 2008).
La bahía de Portobelo fue descubierta por Cristóbal Colón en su cuarto viaje, el 2 de noviembre de 1502. Este lugar atrajo la atención de Colón por su ambiente natural y la inigualable belleza y seguridad que ofrecía. Por esta razón, la bautizó con el nombre de «Porto Bello».
Solo a fines del siglo XVI los españoles la empezaron a utilizar como asentamiento poblacional. De esta manera, la ciudad de Portobelo fue fundada el 20 de marzo de 1597 por Francisco Velarde y Mercado, en reemplazo de la ciudad de Nombre de Dios, ya que esta se encontraba inhabilitada por razones climatológicas. El nombre original fue San Felipe de Portobelo, en honor de Felipe II.
Entre los siglos XVI y XVIII, Portobelo fue uno de los puertos más importantes de exportación de plata de Nueva Granada, y uno de los puertos de salida de la Flota de Indias. El oro, procedente sobre todo del Perú, era transportado en mulas a través del Camino Real de Cruces, entre la ciudad de Panamá y el poblado de Venta de Cruces, continuando por el río Chagres mediante pequeñas embarcaciones, hasta llegar a Portobelo, en donde era embarcado hacia España. Cabe destacar que de todo el oro y plata que se transportó a la España peninsular, solo fue el 20 % e incluso menos (el llamado «quinto real»), quedándose el 80 % o más de todo ese oro y plata en la propia América para construcciones e infraestructuras de toda la América española.
La ciudad de Portobelo también fue famosa por sus ferias, las cuales duraban hasta cuarenta días. La primera se realizó en el año 1544 en Nombre de Dios. Más tarde fueron trasladadas a Portobelo, cuando este se convirtió en asentamiento poblacional. La última de estas ferias se celebró en 1739.
Debido a la acumulación de mercancías y metales preciosos, Portobelo estuvo fortificada desde el principio. Por esa misma razón, fue objeto de diversos intentos de saquearla. El pirata Francis Drake murió de fiebre en la bahía de Portobelo, donde se supone que está enterrado. En 1601 fue saqueada por el bucanero William Parker y también en 1668 por el corsario Henry Morgan, al mando de una flota de nueve barcos y 460 corsarios. El saqueo duró catorce días, durante los cuales hubo numerosos casos de violación, tortura y asesinato.
Los británicos intentaron sin éxito bloquear el puerto de la ciudad entre 1726 y 1727 como parte de la guerra anglo-española de 1727-1729. Dicha acción se saldó con una derrota estrepitosa de los británicos provocando la caída del almirante Francis Hosier.
El 21 de noviembre de 1739, el puerto fue capturado por el almirante inglés Edward Vernon. Este último saqueo dejó clara la vulnerabilidad del sistema de comercio español y provocó un cambio en este, pasando de pocas flotas compuestas por muchos barcos llevando mercancía entre unos pocos puertos a muchas flotas compuestas por pocos barcos intercambiando mercancías entre numerosos puertos. Además, se empezaron a utilizar rutas comerciales a través de Filipinas y el cabo de Hornos, dando la vuelta a África. La economía de Portobelo se resintió, no recuperándose hasta la construcción del canal de Panamá.
Los restos del fuerte de San Lorenzo son una de las más antiguas fortalezas españolas en América. Está localizado próximo a lo que fue el viejo asiento del pueblo de Chagres, en la desembocadura del río del mismo nombre, y fue a través de este río que el pirata Henry Morgan llegó a la ciudad de Panamá «La Vieja» para saquearla.
Los ataques de Francis Drake en las costas del Reino de Tierra Firme en 1572, especialmente los ataques contra Nombre de Dios y el Camino Real, que era el camino por donde transitaban los tesoros que venían del Perú, obligaron a construir un sistema de defensa en los puertos del Atlántico. Así se decidió construir el Fuerte de San Lorenzo para proteger la entrada de la vía fluvial que penetraba cerca de la antigua ciudad de Panamá.
La obra se inició en 1598 por orden del Rey Felipe II y se terminó en 1601. Los planos de la maciza fortaleza fueron hechos por el ingeniero italiano Bautista Antonelli. El castillo de San Lorenzo se erigió en la cima de un alto arrecife, en posición que domina completamente la entrada del río Chagres.
La estructura original era la de una fortaleza avanzada, rodeada de empalizadas llenas de tierra que servían de muros. Su valor defensivo radicaba en el sitio que domina una amplia extensión del mar, lo que facilitaba la defensa de la desembocadura del río. Por ello se le consideró como centinela del gran triángulo estratégico del Istmo.
En 1670 fue atacado y tomado por Joseph Bradley, siguiendo instrucciones de Henry Morgan, quien había previsto la destrucción del fuerte como primera medida para asaltar la Vieja Ciudad de Panamá siguiendo la vía del río Chagres. El hecho de que el pirata Bradley no atacara por mar, sino que desembarcara con sus 400 hombres en un pequeño puerto cercano al castillo y acometiera por tierra, revela que los cálculos del ingeniero Antonelli eran acertados al considerar el alto arrecife como un lugar casi inexpugnable.
En el patio hay una cisterna o pozo de considerable diámetro, que servía para el suministro de agua. En la parte más avanzada hacia el mar, existe una escalera de caracol, hecha de piedra, que conduce a un nivel inferior bajo la tierra. Esta escalera sirvió como posible comunicación hasta el barranco, a manera de una avanzada subterránea desde donde se observaba al enemigo o se cumplían funciones relacionadas con la defensa. Este elemento defensivo, así como las estratégicas galerías subterráneas a manera de misteriosos laberintos, cruzaban el castillo en varias direcciones.
En las ruinas del edificio, situado en la meseta inferior, se observa el empleo de piedra en las bases y hasta cierta altura de las paredes; hacia arriba se utilizó ladrillo. Se advierten también arcos de medio punto, así como vanos adintelados hechos de ladrillos. Las garitas son igualmente de este material.
San Lorenzo del Chagres no solo sirvió de fortaleza, sino que después de su reconstrucción cumplió también funciones de prisión del Estado. En sus galerías subterráneas, que evocan todavía mazmorras coloniales, estuvo recluido Pedro José de Guzmán-Dávalos, Marqués de la Mina y Gobernador del Reino de Tierra Firme, quien junto con su esposa vivió en los oscuros calabozos de la fortaleza. En los fosos de esta prisión también fue confinado el peruano Francisco Antonio de Zela, prócer de la emancipación americana.
A comienzos del presente siglo, aún era visible parte del equipo y accesorios del fuerte. En una visita realizada en 1908, el historiador Juan Bautista Sosa encontró restos de las cureñas de cañones, culebrinas y morteros, utensilios domésticos, cadenas y grilletas. Aún hoy se pueden ver los pesados cañones que lo defendían.
La desidia del gobierno de Panamá, permitió que el fuerte quedara reducido a ruinas y perdiera gran parte de su estructura original.
Análisis del estudio realizado por Ciantelli (Environmental impact on UNESCO heritage sites in Panama, PhD Thesis, University of Ferrara, Ferrara, Italy, 21 of April 2017), y otros cinco estudios realizados a nivel internacional patrocinados por la UNESCO. Estudio detallado de los resultados expuestos en la tesis doctoral que partió de un análisis previo realizado en los sitios, tanto desde un punto de vista histórico como científico, de una investigación sobre el clima/medio ambiente y la geología del área, en el 2014.
Este análisis previo permitió la realización de una campaña de selección y toma de muestras de materiales pertenecientes al Conjunto Monumental Histórico de Panamá Viejo y a las Fortalezas de Portobelo y San Lorenzo, enumeradas en la tabla 1, que estimamos representativos.
Tabla 1. Lista de todos los monumentos muestreados y las siglas de las muestras relacionadas.
Conjunto Monumental Histórico de Panamá Viejo | Fortalezas de Portobelo y San Lorenzo |
1. Fortín de la Natividad (PV FN) | 1. Fuerte de San Jerónimo – Portobelo (PB FSJ) |
2. Convento de San Francisco (PV FC) | 2. Fuerte de Santiago de la Gloria (Batería baja) – Portobelo (PB FdS) |
3. Hospital de San Juan de Dios (PV SJdD) | 3. Fuerte de San Fernando (Batería baja, Batería alta y Casa Mata) – Portobelo (PB SF) |
4. Convento de la Concepción (PV CC) | 4. Fuerte de San Lorenzo (SL) |
5. Convento de la Compañía de Jesus (PV JC) | |
6. Casa Terrín (PV CT) | |
7. Torre de la Catedral (PV TC) | |
8. Casas Reales (PV CR) |
Un total de 49 muestras de piedra que forman las mamposterías fueron seleccionadas por el tipo de roca, el estado de conservación y las condiciones de exposición. Además, para dicho estudio, se recogieron seis muestras de los afloramientos, identificados en la proximidad de los diferentes sitios, para identificar las posibles canteras de origen de los materiales.
Dado el significado de su aporte, a continuación, se presenta la lista de técnicas utilizadas para la caracterización mineralógica y petrográfica de los materiales de construcción utilizados en las edificaciones monumentales.
• Observación por estereomicroscopio de la muestra tal-como-es (bulk samples), para un análisis preliminar, sobre todo del alteración superficial.
• Observación a través del microscopio de luz polarizada (PLM) de láminas delgadas/cortadas (30 μm) de las muestras (descubiertas, parcialmente pulidas para realizar observaciones tanto en luz transmitida como reflejada), para un análisis preliminar mas detallado tanto de la composición de la roca como de su estado de conservación. Especialmente para este último, las secciones delgadas se realizaron mediante corte transversal desde la parte 2 externa a la parte interna de las muestras (para poder analizar cualquier pátina superficial, el estado de conservación del exterior hacia el interior, etc.).
• Uso del microscopio electrónico de barrido con detector de Rayos X (SEM-EDS), para microanálisis de las láminas delgadas y muestras “bulk”, para verificar los detalles observados en la microscopía óptica y para profundizar el análisis en mayor detalle a nivel morfológico y elemental.
• Difractometría de Rayos X de polvo (XRPD), para identificar las fases minerales presentes en las muestras. Para esta técnica las rocas fueran reducidas a polvo.
• Fluorescencia de Rayos X a través de análisis de polvo (XRF), prensándolo con ácido bórico como aglutinante, para formar pellets. Esta técnica sirvió para profundizar los análisis anteriores y realizar la clasificación de rocas volcánicas (Le Maitre, 1984; Winchester and Floyd, 1977).
• Análisis porosimétrico (MIP), para conocer la porosidad de las rocas, la distribución del diámetro de los poros, también índice de su estado de conservación. Las muestras que mostraron suficiente material (~ 1x1x1 cm – 2x2x2 cm) fueron seleccionadas y analizadas por un porosímetro.
• Análisis de cromatografía iónica (CI), para evaluar la posible presencia de sales solubles en la mampostería, se han realizado análisis de CI en muestras que muestraron una pátina particular o fenómenos de alteración superficial.
El estudio realizado refiere que las técnicas enumeradas anteriormente permitieron identificar los tipos de rocas utilizados y las probables canteras. También estudiar las características de los materiales de construcción y su uso en la estructura.
La caracterización, como ha sido señalado previamente, fue llevada a cabo mediante el uso de diferentes técnicas (análisis en microscopía óptica y electrónica, por la difracción de rayos X y además, por la fluorescencia de rayos X, que permiten clasificar las rocas debido a procesos volcánicos efusivos). Específicamente, fueron identificados 9 tipos de piedra, entre rocas volcánicas y sedimentarias.
Es posible observar en la tabla 2 que las mamposterías de Panamá Viejo se componen principalmente de brechas poligénicas, tufitas, andesitas basálticas, riolitas y riodacitas esporádicas. En este sitio solo se han encontrado posibles canteras de brechas y andesitas.
Tabla 2. Composición de los materiales de las mamposterías de Panamá Viejo. El símbolo √ indica si el tipo de roca está presente en el sitio.
En las fortificaciones de Portobelo, calizas coralinas y areniscas han sido identificadas como los principales materiales de construcción; mientras que la andesita basáltica se ha observado solo en el Fuerte de San Fernando, donde estuvo presente un afloramiento de este material. Esta piedra se usó en la Batería Baja, en la pavimentación de la entrada del fuerte y en la rampa. En la Batería Alta también se encuentra en la mampostería, en particular en la suela de las troneras. Estas últimas, en la Batería Baja, están hechas de caliza coralina en la suela y grainstone utilizado en las esquinas.
Por último, en el Fuerte San Lorenzo, se han detectado también tobas y grainstones en las mamposterías. Estos últimos se utilizaron principalmente para componer esquinas (como partes ornamentales de los portales y de los bloques de base).
En caso de restauración es importante el conocimiento de los materiales, con el fin de elegir aquellos más compatibles y similares posible a los originales. Además, según las características estéticas y / o resistencia de la roca puede ser utilizada de una manera diferente, tal y como se muestra en la figura 4.
Junto con la caracterización de los materiales fue importante evaluar su estado de conservación. Ha sido evidenciado que los fenómenos de deterioro superficiales más difusos se deben al crecimiento biológico, exfoliación y desprendimiento, desintegración (laminar y pulverización), incrustaciones de sal y alteración cromática, que en particular afectan a las riolitas (figura 5).
Por análisis de microscopía, fueron observadas partes alteradas (como áreas zeolitizadas) con grietas. Este proceso de zeolitización se detectó principalmente en rocas volcanoclásticas. Mediante investigaciones de XRPD fueron identificados los diferentes tipos de zeolitas presentes: clinotptilolita, detectada en todos los sitios; mientras que la mordenita fue identificada solo en Panamá Viejo. Además, las muestras de PV FC 6, PV FC 9 y PV SJdD, clasificadas como riodacita según la clasificación de Winchester y Floyd para rocas volcánicas alteradas, están formadas principalmente por mordenita (PV FC 6) y clinoptilolita.
Las partes zeolitizadas, como los minerales de arcilla que pueden expandirse (detectada montmorillonita y vermiculita), resultantes higroscópicos, pueden verse afectadas por los ciclos de humedad. Esto representa un factor co-responsable de los procesos de desprendimiento y exfoliación observados macroscópicamente.
En general, el análisis MIP reveló que la mayoría de las muestras analizadas presentan un diámetro de poro promedio inferior a los 0,2 μm, umbral de microporos. Además, casi todas las muestras presentan un rango de distribución de poros entre 0,01 y 10 μm. Se exceptúan de lo anterior, las riodacitas y las riolitas que tienden a tener, la mayoría de los diámetros de poros entre 0,01 y 1 μm, y las calizas de coral que muestran un predominio hacia 10 μm. De hecho, mediante análisis PLM, las calizas coralinas y grainstones / packstones muestran una porosidad intergranular e intragranular muy alta.
Asimismo, fueron identificadas incrustaciones de sales en las fortalezas de Portobelo, presentando un proceso de cristalización de calcita desarrollado en varios pasos, con una duración diferente. Esto es comprensible gracias a la alternancia de minerales esparíticos y micríticos que pertenecen a diferentes capas.
A través de las investigaciones de IC, fue posible determinar las sales solubles en las muestras, definiendo al calcio como el catión más abundante en todas las muestras, y en cada sitio. Por otra parte, se ha detectado alta presencia de sulfatos y nitratos, especialmente en Panamá Viejo, ya que se encuentra dentro de un área urbana cerca de una carretera con mucho tráfico, por lo que está afectada por una fuerte contaminación antropogénica.
Por su parte, Portobelo y San Lorenzo presentan al cloruro como el anión más abundante. Considerando los cationes detectados, este puede formar cloruro de sodio, potasio, amonio y magnesio. Sin embargo, la presencia de halita es resumible en todos los sitios, ya que el cloruro está presente en gran medida también en las muestras de Panamá Viejo. En presencia de agua, el Cl- puede crear el ácido clorhídrico, ya que los sulfatos y los nitratos pueden formar respectivamente el ácido sulfúrico y el ácido nítrico. Esto provoca la disolución de los carbonatos, que pueden recristalizar dentro de la porosidad de la piedra y provocar tensiones internas, o en la superficie, formando incrustaciones superficiales de calcita.
Para determinar el contexto ambiental, fueron elegidas estaciones de monitoreo de la red nacional panameña cerca de los sitios de interés; y se seleccionaron dos modelos de clima, que presentan dos resoluciones diferentes, ECEarth de 25 km y Arpege de 50 km. Luego, los datos de los parámetros climáticos -temperatura del aire cerca de la superficie, humedad relativa y cantidad de lluvia- se extrajeron de las estaciones de monitoreo y de los modelos climáticos, para el período de referencia 1979-2008. Adicionalmente, los mismos parámetros fueron recopilados también de escenarios futuros, en el período del futuro medio (2039-2068) para EC-Earth (RCP1 8.5) y desde el futuro cercano hasta el futuro lejano (2009-2100) para Arpege (RCP8 .5, RCP 4.5 y RCP 2.6).
Comparando los parámetros medidos con el simulado, el modelo EC-Earth resultó mejor para reproducir la estacionalidad de la temperatura y la humedad relativa. Al considerar la lluvia, generalmente Arpege simula mejor los datos medidos. Además, en el estudio ejecutado, se realizó una corrección de bias, obtenida sobre la base de las diferencias entre los datos simulados y los medidos. Por lo tanto, se aplicó un factor multiplicador para las series de modelos de lluvia y humedad relativa, mientras que un factor aditivo para los valores del modelo de temperatura.
Dado que las morfologías de deterioro más difusas detectadas son la pérdida de materiales, la cristalización de sales y el crecimiento biológico, en los estudios revisados, fueron seleccionados y aplicados funciones de daño para evaluar y predecir estos fenómenos. Considerando la recesión de la superficie, fue utilizada la función Lipfert modificada (relacionada con el “karst effect”), válida para rocas carbonatadas que tienen una porosidad inferior al 25 % (Bonazza et al., 2009). El resultado mostró una mayor recesión superficial en la zona norte de Portobelo y San Lorenzo, especialmente considerando los datos extraídos del experimento EC-Earth, tanto para la situación pasada como para la futura.
En consideración a los ciclos de sales de disolución y cristalización, la halita fue elegida como una fase de investigación prioritaria, ya que el sodio y el cloruro resultaron los iones más abundantes en las muestras, detectados en todos los sitios. Es importante también tener en cuenta su proximidad al mar. En el pasado (1979-2008), los ciclos de transición de halita destacaron que la mayor frecuencia de este fenómeno se registró durante la estación seca (desde noviembre/diciembre hasta abril/principios de mayo). En general, al hacer una comparación entre las condiciones pasadas y futuras y entre los sitios, Portobelo muestra el menor interés por este fenómeno, mientras que el área cerca de San Lorenzo parece ser la más afectada.
Para estimar la acumulación de biomasa en piedras ácidas (con un alto contenido en sílice), calculada considerando la acumulación de carbono orgánico en las superficies, se aplicó la función desarrollada por Gómez-Bolea et al. (2012) Los valores anuales más altos de biomasa se registraron, tanto en el pasado como para el futuro, en las áreas de la costa norte, especialmente en Portobelo, alcanzando 21 g cm-2.
El cambio climático traerá aparejados cambios en las condiciones ambientales que pueden poner en peligro evidencias del pasado, acentuando los procesos que producen daño a los sitios arqueológicos. Cualquier cambio en la temperatura y en el contenido de agua afectará la conservación de estos sitios, por lo que es necesario tomar precauciones para aquellos inscritos en la lista del Patrimonio Mundial. Además, el hecho de que el cambio climático pueda destruir objetos preciosos, cuya misma existencia es hoy desconocida, representa un problema adicional para los yacimientos arqueológicos respecto de otro tipo de sitios.
Diversos cambios en el clima impactarán en la conservación del patrimonio:
La Iniciativa de la UNESCO sobre el Cambio Climático, presentada por la Directora General en Copenhague, federa el trabajo de la Organización y lo asocia al de otros órganos de las Naciones Unidas para tratar de ayudar a los Estados Miembros a adaptarse al cambio climático, a atenuar sus efectos y educar a las sociedades para el desarrollo sostenible. También, a evaluar los peligros de los desastres naturales provocados por el cambio climático, y a vigilar su impacto en los sitios de la UNESCO (referentes del Patrimonio Mundial y las reservas de la Biosfera). La iniciativa de la Organización utiliza estos sitios para fomentar economías con bajas emisiones de carbono, por ejemplo, mediante la utilización sostenible de fuentes de energía renovables.
Como se ha demostrado, el cambio climático también pone en riesgo los sitios arqueológicos de nuestro país, los cuales han perdurado durante muchos años y ahora se ven afectados por la contaminación y el cambio climático.
La acumulación de biomasa, la recesión de la superficie y los ciclos de transición de sales son los principales fenómenos que producen el deterioro de los materiales con los que se construyeron las fortalezas de Portobelo, San Lorenzo y Panamá Viejo.
Es evidente que el clima de nuestro planeta está cambiando y que cualquier cambio o modificación conlleva a una desestabilización en las condiciones ambientales y sociales en él; afectándolas, generalmente, de manera adversa. El estudio realizado por Ciantelli (2017) en Panamá Viejo y las fortalezas de Portobelo y San Lorenzo, así como otros estudios internacionales, patrocinados por la UNESCO, demuestran que los cambios en el clima también ponen en riesgo la conservación de los bienes del Patrimonio Mundial que han perdurado durante muchos años y ahora se ven afectados por estas condiciones, de forma acelerada.
La acumulación de biomasa, la recesión de la superficie y los ciclos de transición de sales son los principales fenómenos que producen el deterioro de los materiales con los que se construyeron estos sitios.
En los últimos años, los materiales de construcción se han reinventado o modificado para ser más resistentes ante los efectos negativos que la contaminación y el cambio climático tienen sobre ellos. Esto con la finalidad de aumentar el periodo de vida de las estructuras nuevas. Sin embargo, los bienes del Patrimonio Mundial no fueron construidos con estos materiales. Es fundamental entonces, crear y reforzar las capacidades de las instituciones que protegen y administran estos sitios, impartiendo una formación especializada y habilitando a profesionales para intervenir en la gestión, restauración y preservación de los bienes históricos y sus valores culturales.
El análisis de los resultados del estudio realizado por Ciantelli (2017) nos permite corroborar que los resultados de los ensayos realizados a las muestras de los materiales tomadas en Panamá Viejo y las fortalezas de Portobelo y San Lorenzo contribuyen, significativamente, a la formulación de directrices y al desarrollo de estrategias para la preservación actual y futura de los sitios arqueológicos de nuestro país. Además representan una base fundamental para un análisis más profundo, a fin de aumentar la conciencia de los posibles riesgos y daños relacionados con el clima que se pueden presentar en estas estructuras debido al impacto del cambio climático en el patrimonio cultural de nuestro país.
Bonazza, A.; P. Messina; C. Sabbioni; C. M. Grossi; P. Brimblecombe. Mapping the impact of climate change on surface recession of carbonate buildings in Europe. Sci. Total Environ. 2009, 407, 2039–2050.
Ciantelli, C., Environmental impact on UNESCO heritage sites in Panama, PhD Thesis, University of Ferrara, Ferrara, Italy, 21 of April 2017.
Gómez-Bolea, A.; Llop, E.; Ariño, X.; Saiz-Jimenez, C.; Bonazza, A.; Messina, P.; Sabbioni, C. Mapping the impact of climate change on biomass accumulation on stone. J. Cult. Herit. 2012, 13, 254–258.
Le Maitre R. W., 1984. A proposal by the IUGS Subcommission on the Systematics of Igneous Rocks for a chemical classification of volcanic rocks based on the total alkali silica (TAS) diagram, Australian Journal of Earth Sciences, Vol. 31, Iss. 2, 243-255, DOI: 10.1080/08120098408729295
Martín, Juan G. 2009. Arqueología de Panamá La Vieja: del asentamiento prehispánico a la ciudad colonial. Huelva: Universidad de Huelva.
Mena, Carmen. 1992. La ciudad en un cruce de caminos (Panamá y sus orígenes urbanos). Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla.
Romoli, Kathleen. 1987 Vasco Núñez de Balboa: descubridor del Pacífico. Bogotá: Plaza & Janés.
Rovira, Beatriz y Juan G. Martín. 2008. Arqueología histórica de Panamá. La experiencia en las ruinas de Panamá Viejo. Vestigios 1, no. 2: 7-34.
Winchester J. A., and Floyd P. A., 1977. Geochemical discrimination of different magma series and their differentiation products using immobile elements. Chemical geology 20: 325-343.
Por: Carlos Magallón, Fernando Fernández, Galia Flores y Yarelis Jaramillo. 2020.
Curso avanzado de Cambio climático y medidas de adaptación. Maestría en Ingeniería Ambiental. Facultad de Ingeniería Civil. Universidad Tecnológica de Panamá.
Actualmente el 40 % de los cultivos alimentarios mundiales se pierden cada año a causa de plagas y enfermedades vegetales, esto hace que millones de personas sufran hambre y perjudica gravemente la agricultura, el principal medio de vida de las comunidades rurales.
Las plantas son la base fundamental para la vida en la tierra, y son el pilar más importante de la nutrición humana. Nos proporcionan el 80 % de los alimentos que consumimos y producen el 98 % del oxígeno que respiramos. El cambio climático ha entrado a jugar un gran papel en esta problemática: la diferencia de temperaturas, la humedad y los gases de la atmósfera modifican el crecimiento y la capacidad con que se generan las plantas, los hongos, y los insectos, alterando la interacción entre las plagas, sus enemigos naturales y sus huéspedes.
Al igual que sucede con la sanidad humana, proteger las plantas frente a plagas y enfermedades es mucho más rentable que lidiar con graves situaciones de emergencia sanitaria. De hecho, en muchos casos es imposible erradicar las plagas que afectan a las plantas una vez que se han consolidado y su tratamiento es costoso en cuanto a tiempo y dinero. Por consiguiente, la prevención es fundamental para evitar los efectos devastadores de las plagas en la agricultura, los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria.
Desarrollar y apoyar la aplicación de normas internacionales para medidas fitosanitarias es la actividad principal de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF). La adhesión a las normas de la CIPF, significa que los riesgos de plagas se gestionan con eficacia, garantizando así un comercio seguro y eficiente de plantas y productos agrícolas y ayudando a los países desarrollados y en desarrollo a acceder a nuevos mercados.
1.1 Sanidad vegetal
¿Alguna vez te has puesto malo y has tenido que ir al médico? Tarde o temprano, nadie se libra de visitar el centro de salud: una gripe, una alergia, unas vitaminas, un análisis de sangre… Incluso, antes de ponernos malos nos vacunan y nos dan pautas para llevar una vida sana. Salud y enfermedad van de la mano, y afortunadamente en nuestro entorno disponemos de médicos y medicinas que cuidan de nosotros para que estemos sanos.
En las plantas que cultivamos ocurre algo parecido. En vez de médicos tenemos “fitopatólogos”, que son los expertos en las enfermedades de las plantas. Como no hay farmacias para plantas son las empresas de insumos agrícolas las que facilitan los productos al agricultor y también le asesoran sobre qué producto utilizar en cada momento y cómo hacerlo para asegurar la salud del cultivo.
A las medicinas de las plantas se les conoce popularmente por un nombre muy genérico y poco afortunado: pesticidas. Quizás sería más adecuado decir plaguicida, aunque realmente la palabra que mejor identifica a los productos destinados a garantizar la salud de las plantas es “fitosanitario”.
A la hora de cuidar nuestra salud o la de nuestros cultivos, hay algunas cosas en común, como prevenir y utilizar correctamente los medicamentos. Pero existen también varias diferencias importantes a tener en cuenta para ayudar a los cultivos a crecer sanos. La sanidad vegetal mejora la salud de las personas, sin embargo, a menudo no préstamos mucha atención a este enlace. Lo cual puede resultar devastador. Por ejemplo, la FAO estima que se pierde hasta un 40 por ciento de los cultivos alimentarios debido a plagas y enfermedades de las plantas. Esto deja a millones de personas sin comida suficiente y perjudica gravemente a la agricultura, principal fuente de ingresos para las comunidades rurales pobres.
1.2 Las actividades humanas están alterando los ecosistemas
El cambio climático y las actividades humanas han alterado los ecosistemas, reduciendo así la biodiversidad y creando nuevos nichos donde las plagas pueden proliferar. Al mismo tiempo, los viajes y el comercio a escala internacional se han triplicado en volumen en la última década y pueden propagar a gran velocidad plagas y enfermedades por todo el mundo, causando un gran daño a la vegetación autóctona y al medio ambiente.
Los países invierten grandes cantidades de dinero para erradicar y combatir las enfermedades y las plagas de los animales y las plantas. El cambio climático está creando condiciones favorables para que se produzcan plagas y enfermedades de las plantas y los animales en nuevas regiones, y también está transformando sus vías de transmisión.
Si bien es evidente que el cambio climático está modificando la distribución de las plagas y las enfermedades de los animales y las plantas, es difícil prever todos los efectos de este cambio. La modificación de las temperaturas, la humedad y los gases de la atmósfera puede propiciar el crecimiento y la capacidad con que se generan las plantas, los hongos y los insectos, alterando la interacción entre las plagas, sus enemigos naturales y sus huéspedes.
Las transformaciones que experimenta la cubierta vegetal de la Tierra, como la deforestación y la desertificación, pueden incrementar la vulnerabilidad de las plantas y los animales que quedan ante las plagas y las enfermedades. Si bien a lo largo de la historia con regularidad surgen nuevas plagas y enfermedades, el cambio climático ahora introduce una serie de incógnitas en la ecuación.
Algunas de las transformaciones más espectaculares del cambio climático en las plagas y las enfermedades de los animales probablemente se observarán en los artrópodos, como los mosquitos, las mosquillas, las garrapatas, las pulgas y las pulgas de la arena, así como en los virus de los cuales son portadores. Debido al cambio de las temperaturas y la humedad, las poblaciones de estos insectos pueden extender la zona geográfica donde viven y exponer a los animales y las personas a enfermedades contra las cuales no tienen inmunidad natural.
Otros cambios climáticos pueden crear más oportunidades para las enfermedades transmitidas por vectores. En las zonas de pastoreo, por ejemplo, las condiciones de mayor aridez pueden reducir el número de abrevaderos, lo que incrementará la interacción entre el ganado y los animales salvajes. El aumento de una interacción entre el ganado y el ñu, en África Oriental, podría conducir a un brote grave de fiebre catarral maligna, letal para el ganado, ya que todos los ñúes son portadores del virus de la fiebre.
1.2.1 Protección de los alimentos y los agricultores
Las plagas y las enfermedades siempre han repercutido en la producción de alimentos, ya sea directamente causando pérdidas en las cosechas de alimentos y en la producción pecuaria, o indirectamente por la disminución de los ingresos debida a la insuficiencia de las cosechas de los cultivos comerciales. Hoy en día, el cambio climático y su inestabilidad cada vez mayor exacerban estas pérdidas, y representan una amenaza para la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia rurales en todo el planeta.
Los países en desarrollo que dependen más de la agricultura son los más vulnerables a las transformaciones de hoy en las pautas de las plagas y las enfermedades. Cientos de millones de pequeños agricultores dependen exclusivamente de la agricultura y la acuicultura para sobrevivir. Mientras los agricultores rurales luchan por producir alimentos, las personas pobres de las zonas urbanas cercanas tienen que afrontar una menor disponibilidad de alimentos a precios más elevados.
La economía de los países también sufrirá cuando las nuevas plagas y enfermedades reduzcan el acceso de sus productos agrícolas a los mercados internacionales o incurran en costos más elevados asociados a la inspección, el tratamiento y el cumplimiento de las normas.
1.3 Importancia de proteger las plantas
Al igual que sucede con la sanidad humana, proteger las plantas frente a plagas y enfermedades es mucho más rentable que lidiar con graves situaciones de emergencia sanitaria. De hecho, en muchos casos es imposible erradicar las plagas que afectan a las plantas una vez que se han consolidado y su tratamiento es costoso en cuanto a tiempo y dinero. Por consiguiente, la prevención es fundamental para evitar los efectos devastadores de las plagas en la agricultura, los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria. Desarrollar y apoyar la aplicación de normas internacionales para medidas fitosanitarias es la actividad principal de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF).
La adhesión a las normas de la CIPF, significa que los riesgos de plagas se gestionan con eficacia, garantizando así un comercio seguro y eficiente de plantas y productos agrícolas y ayudando a los países desarrollados y en desarrollo a acceder a nuevos mercados. Debido a la estrecha relación entre la sanidad vegetal y la protección del medio ambiente, la FAO fomenta métodos ecológicos para hacer frente a las plagas, como por ejemplo la gestión integrada. La reducción al mínimo del uso de sustancias venenosas al tratar las plagas no solo protege el medio ambiente, sino que también protege a los polinizadores, los enemigos naturales de las plagas, los organismos beneficiosos y las personas y animales que dependen de las plantas.
1.3.1 ¿Qué pueden hacer los países?
Hay muchas formas en que los Gobiernos pueden proteger la sanidad vegetal y de este modo mejorar la seguridad alimentaria, proteger el medio ambiente y fomentar el comercio. Podemos mencionar entre otras:
1.3.2 ¿Qué puede hacer el sector privado?
Las empresas del sector privado desempeñan un papel clave en la sanidad vegetal, ya que pueden contribuir a la creación de estándares fitosanitarios mundiales y ayudar a ponerlos en práctica. El sector privado es también un factor de innovación en el ámbito fitosanitario y un actor clave en la producción y protección de plantas y productos vegetales. Entre otras medidas mencionamos:
1.3.3 ¿Qué pueden hacer los agricultores y agro negocios?
Las mujeres y los hombres que se dedican a la agricultura son actores clave para proteger la sanidad vegetal. Si usted es agricultor o trabaja en los agro negocios, puede tener una influencia directa en las plantas y ayudar a mantenerlas sanas.
1.3.4 ¿Qué podemos hacer todos?
Existen reglamentos fitosanitarios en vigor para proteger la agricultura, la silvicultura y el medio ambiente. Por ello, no está permitido transportar muchas plantas y productos vegetales (por ejemplo, semillas, verduras o flores cortadas) sin una autorización oficial. Si usted tiene intención de transportar plantas, póngase previamente en contacto con la autoridad fitosanitaria de su país para asegurarse de no infringir estas leyes. Entre otras líneas de acción se tiene:
1.4 Protección de la biodiversidad vegetal
1.4.1 Historia El concepto de la protección fitosanitaria internacional se inició en 1881, cuando cinco países firmaron un acuerdo para combatir la propagación de la phylloxera, un áfido norteamericano que se introdujo en Europa alrededor de 1865 y que posteriormente devastó una gran parte de las regiones vitícolas europeas. Las siguientes actividades importante fue la Convención Internacional para la Protección de las Plantas, firmada en Roma en 1929, seguida en 1951 por la adopción del Convenio Internacional de Protección Fitosanitaria, la CIFP, por la Organización para la agricultura y la Alimentación.
La CIPF entre en vigor en abril de 1952 y reemplazó a todos los acuerdos internacionales de protección fitosanitaria previos. En 1989 la reconoció la Ronda Uruguay del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio como organización normativa del Acuerdo sobre Aplicaciones de Medidas Sanitarias y fitosanitarias (acuerdo MSF). En 1992 se estableció la Secretaría de la CIPF en la Sede de la FAO en Roma, y se inició su programa normativo internacional, adoptado por la FAO el año siguiente.
En 1995 los miembros de la CIPF pidieron que se enmendara la Convención, con el fin de que reflejase los conceptos fitosanitarios contemporáneos y la función de la CIPF en relación con los acuerdos de la Ronda Uruguay de la Organización Mundial del Comercio, en particular el Acuerdo MSF.
En el mismo año la Conferencia de la FAO aprobó la primera de las tres normas internacionales para medidas fitosanitarias (NIMF; que son acuerdos oficiales vinculantes para proteger las plantas y las industrias afines de todo el mundo a través de la lucha contra la propagación de plagas de las plantas.
Mediante el Acuerdo MSF la CIPF proporciona normas internacionales para las medidas fitosanitarias, que los gobiernos aplican para proteger sus recursos vegetales de plagas nocivas, a la vez que se asegura que esas medidas se justifiquen y que no se utilicen como obstáculos injustificados al comercio internacional.
La 29a Conferencia de la FAO, en 1997, adoptó por unanimidad el nuevo texto revisado de la CIPF, que entró en vigor en 2005. El programa de trabajo en curso de la Secretaría de la CIPF se concentra en la elaboración de NIMF, el intercambio de información oficial, así como en creación de capacidad y asistencia técnica.
1.4.2 Perspectiva y Misión de CIPF
1.4.3 Funciones de la CIPF Al proteger los recursos vegetales de plagas y enfermedades, la CIPF ayuda a:
La Comisión de Medidas Fitosanitarias (CMF) — la reunión de las partes de la Convención— orienta las actividades de la CIPF, que lleva a cabo la Secretaría de la CIPF, establecida en 1992 en la FAO, Roma, Italia.
La Secretaría de la CIPF facilita el intercambio de información entre los países miembros, apoyando así a los miembros en sus esfuerzos para proteger sus recursos vegetales y comercio con seguridad.
1.4.4 Medidas y normas fitosanitarias
Las medidas fitosanitarias son toda legislación, reglamento o procedimiento oficial que tenga el propósito de prevenir la introducción y/o propagación de plagas cuarentenarias o limitar el impacto económico de las plagas no cuarentenarias reglamentadas.
Las Normas Internacionales para Medidas Fitosanitarias (NIMF) se deciden en el ámbito internacional a partir de las medidas fitosanitarias que han sido aprobadas por consenso de la CMF. Las NIMF se ocupan de las plagas invasoras de las plantas, incluidas las malas hierbas que causan daño indirecto a las plantas. Las normas referentes a los desplazamientos de las plagas son aplicables a los vehículos, buques, aeronaves, contenedores, lugares de almacenamiento, el suelo, embalajes de madera y otros objetos que puedan albergar plagas de las plantas. Las NIMF facilitan el comercio seguro proporcionando orientación sobre los procedimientos, las reglamentaciones y los tratamientos que se pueden utilizar para la gestión de riesgos de plagas relacionadas con el desplazamiento internacional de mercancías y el transporte.
Las NIMF son reconocidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) para la gestión de riesgos de las plagas asociados al comercio. Se prevé que los miembros de la OMC basen sus medidas fitosanitarias en las normas internacionales elaboradas por la CIPF. Las organizaciones nacionales o regionales de protección fitosanitaria y otros grupos pueden presentar recomendaciones para las normas internacionales a través de la Secretaría de la CIPF. Son elaboradas por los comités técnicos, revisadas por las partes contratantes y aprobadas por la CMF.
En 2012 hay más de 50 NIMF que abarcan cuestiones como la cuarentena de plantas y el comercio internacional; análisis de riesgos de plagas; áreas libres de plagas; materiales de embalaje de madera en el comercio internacional; y protocolos de inspección. Todas las NIMF, incluidas los que están en proyecto y en etapa de consulta, se distribuyen gratuitamente a través del sitio Web (www.ippc.intde la CIPF) o de la Secretaría de la CIPF.
1.4.5 Asociados de la CIPF
2.1 Insectos hambrientos
Según (Deutsch, et al., 2018) para el año 2050, las temperaturas de la temporada de cultivo probablemente superarán las registradas durante el siglo pasado y pueden reducir sustancialmente los rendimientos de los cultivos. Sin embargo, los modelos que evalúan los efectos del calentamiento climático en los rendimientos de los cultivos rara vez consideran los impactos en las plagas de insectos, a pesar de los daños que resultan directamente de las infestaciones de plagas e indirectamente de los pesticidas aplicados para reducir los daños causados por las plagas.
En la actualidad se estudia la relación entre la temperatura, la fisiología y demografía de los insectos para proyectar el impacto futuro de los insectos en la producción de cultivos a nivel mundial, en especial en los principales cultivos de cereales de maíz, arroz y trigo, que en conjunto representan el 42 % de las calorías directas consumidas por los seres humanos en todo el mundo.
Un clima más cálido alterará, al menos, dos características agrícolamente relevantes de las plagas de insectos. En primer lugar, la tasa metabólica de un insecto se acelera con la temperatura, y la tasa de consumo de alimentos de un insecto debe aumentar en consecuencia.
Los insectos son organismos ectotérmicos, la temperatura ambiental constituye un factor clave en la regulación de su desarrollo, por lo que, hasta la fecha, el efecto directo del cambio climático sobre los mismos se ha asociado principalmente a la elevación de temperatura, si bien cambios en el régimen de precipitaciones y la concentración de CO2 atmosférico también puede jugar un papel en este sentido.
En segundo lugar, el número de insectos cambiará, porque las tasas de crecimiento de la población varían con la temperatura. Se espera que estas tasas de crecimiento disminuyan como resultado del calentamiento en las regiones tropicales, mientras que aumentan en otros lugares. Estos efectos son más importantes sobre especies de insectos aéreos, expuestas a una mayor amplitud de cambios ambientales, micro y macroclimáticos, que a las del suelo.
Las relaciones entre la temperatura y las tasas de crecimiento de la población de insectos impulsan el aumento logístico de la población de insectos durante la temporada de crecimiento de cada cultivo, y también escalan la tasa de supervivencia fraccionaria de los insectos durante el resto del año, llamado la diapausa supervivencia.
En la actualidad se tiene un amplio conocimiento de un considerable número de insectos fitófagos (animal que se alimenta de sustancias vegetales) de los que se conoce las características de su desarrollo poblacional y si se encuentra sometido a algún tipo de diapausa (baja actividad metabólica) útil para obtener conclusiones sobre potenciales cambios en su área de distribución asociados al clima.
La diapausa no sólo desempeña un papel fundamental en la sincronización estacional del ciclo de los insectos, sino que también tampona los efectos de los cambios de temperatura, lo que permite que algunas especies de insectos fitófagos estén presentes en amplias zonas geográficas (Moraga, 2011). En base a esta información se proponen los siguientes escenarios donde las tasas de crecimiento de la población varían con la temperatura:
(a) especies de crecimiento rápido, sin diapausa, en general son multivoltinas, responderán al incremento de la temperatura mediante la expansión de su área de distribución.
(b) especies con diapausa no gobernada por bajas temperaturas, que suelen ser multivoltinas o univoltinas, también responderán al incremento de la temperatura mediante la expansión de su área de distribución.
(c) aquellas de crecimiento rápido, en las que la diapausa está inducida por baja temperatura (también multivoltinas o univoltinas), pueden responder al cambio climático con una cierta contracción de su área de distribución.
(d) especies de desarrollo lento, con diapausa inducida por baja temperatura, encontrarán dificultades para expandir su área de distribución y pueden ser afectadas negativamente por el cambio climático.
Para cultivos como: trigo, arroz y maíz de la figura 9 muestran que las pérdidas de producción de cultivos aumentan a nivel mundial con el aumento de las temperaturas en todos los modelos climáticos y en todos los parámetros biológicos.
Cuando las temperaturas superficiales medias mundiales aumentan en 2 °C, el aumento medio de las pérdidas de rendimiento debido a la presión de las plagas es de 46, 19 y 31 % para el trigo, el arroz y el maíz, respectivamente, lo que eleva las pérdidas totales estimadas a 59, 92 y 62 metros por años (Deutsch, et al., 2018)
Las tasas de crecimiento metabólico y poblacional de gráfica 1 se derivaron de experimentos de laboratorio en una amplia gama de temperaturas y para diversos taxones de insectos, incluidas las especies de plagas. Las relaciones entre la temperatura y las tasas de crecimiento de la población de insectos impulsan el aumento logístico de la población de insectos durante la temporada de crecimiento de cada cultivo, y también escalan la tasa de supervivencia fraccionaria de los insectos durante el resto del año (diapausa).
2.2 Plagas que crecen
La salud de las plantas y el cambio climático están irreversiblemente relacionados. El cambio climático está influyendo en el movimiento y los ciclos de vida de las plagas de manera impredecible, y, además, puede destruir en si a las plantas debido a eventos climáticos extremos o también a cambios en las temperaturas. En África, por ejemplo, actualmente los eventos climáticos han facilitado un brote de langostas del desierto sin precedentes que han devastado miles de hectáreas de tierra en Etiopía, Kenia, Somalia, y ha llegado hasta Djibouiti y Eritrea, gracias a las lluvias inusualmente intensas y el aumento de la frecuencia de los ciclones en el Océano Índico. La plaga consume diariamente vegetales que podrían alimentar a 35 000 personas.
Para el año 2016 el Ministerio de Ambiente de la República de Panamá, informó este lunes que científicos de varias instituciones han encontrado indicios que una plaga de orugas está atacando la población de manglares de la Bahía de Panamá con tendencias a mermar su espesura. Los manglares afectados eran mayormente los del género Avicennia, comúnmente conocidos como mangle negro.
Las muestras colectadas de origen vegetal y animal, llevaron a que los posibles responsables de la depredación de las hojas del mangle negro, era causa por una oruga de Junonia evarete. Tanto el Ministerio de Ambiente como el Smithsonian Tropical Research (STRI) coinciden en que los manglares están siendo atacados por un insecto depredador, la oruga Junonia evarete, la cual destruye los árboles. Además, el STRI agrega que otros factores, como el cambio de salinidad del agua, pudiera estar debilitando a los manglares y los haría más vulnerables a la oruga. Los investigadores creen que la proliferación de la oruga se relaciona con cambios atmosféricos como el fenómeno del niño, huracanes y el incremento en temperatura.
Nuestro país también ha estado en alerta para combatir la propagación de un brote de hongos que afecta letalmente a las plantas de banano y plátano. La enfermedad, causada por la cepa más reciente del hongo Fusarium, daña las raíces y los tallos de la planta y, aunque no es dañino para la salud humana, puede conducir a pérdidas de rendimiento del 100 %, por lo que es una preocupación importante para los países y las comunidades donde la producción de banano es una fuente crítica de alimentos, ingresos familiares y exportaciones (FAO, 2016).
El patógeno puede transmitirse a través del movimiento de materiales de siembra infestados, tierra contaminada, agua u otros medios físicos como zapatos, herramientas y neumáticos. Una vez establecido, permanece en el suelo durante décadas. Actualmente no hay forma de erradicarlo por completo.
2.3 Formas de propagación
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la propagación de estas pestes ha aumentado drásticamente en los últimos años. La globalización, el comercio y el cambio climático, así como la menor capacidad de recuperación de los sistemas de producción debido a la intensificación de la agricultura durante años contribuyen a ello.
Las plagas y enfermedades de las plantas se propagan principalmente de tres maneras:
El comercio o los movimientos migratorios de las personas.
Los factores ambientales y meteorológicos como el viento.
Los insectos u otros patógenos transmitidos por vectores.
Comisión de Medidas Fitosanitarias (CMF) es el organismo encargado de mantener a raya las plagas y enfermedades de las plantas y garantizar su inocuidad para el comercio. ha aprobado nuevas medidas internacionales para evitar que las plagas crucen las fronteras y se propaguen.
La CMF es el órgano rector de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF) y entre las nuevas normas aprobadas se incluyen:
Una nueva norma para ofrecer orientación sobre métodos mejorados de fumigación (CMF, 2018):
La norma establece los requisitos de temperatura, duración y cantidad de fumigantes para que la fumigación sea efectiva, y propone soluciones para disminuir su impacto medioambiental (por ejemplo, utilizando tecnologías de recaptura para reducir las emisiones de gases).
Los Protocolos de diagnóstico que describen procedimientos y métodos para el diagnóstico oficial de seis plagas (CMF, 2018)
Incluyendo la Xylella fastidiosa y la mosca oriental de la fruta Bactrocera dorsalis. Garantizar un diagnóstico correcto es esencial para impulsar intervenciones rápidas con el objetivo de controlar las plagas.
La seguridad alimentaria fue reconocida como un derecho humano durante las cumbres mundiales de la alimentación de 1996 y 2002, derecho que se define así: “La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana.”
Esta definición permite introducir cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria:
La disponibilidad física de los alimentos: corresponde a la oferta, es decir la provisión, el suministro o la existencia de alimentos de calidad adecuada. Esto incluye la producción de alimentos, la infraestructura productiva, los insumos, las cadenas productivas y el comercio neto nacional e internacional.
El acceso económico y físico a los alimentos: las personas pueden obtener los alimentos apropiados para tener una alimentación nutritiva. Este acceso puede hacerse a través del trueque, del autoconsumo, del acceso a los mercados, de las ayudas alimentarias, etc.
La utilización de los alimentos: define la condición nutricional de los individuos y su salud influenciadas por la calidad alimentaria, en relación con la higiene, el saneamiento, la calidad y la inocuidad de los alimentos, la información nutricional y el uso biológico de los alimentos consumidos.
La estabilidad en el tiempo de las tres dimensiones anteriores: las crisis económicas, la inestabilidad política o las condiciones climáticas influyen la seguridad alimentaria de las poblaciones. La consolidación en el tiempo de la disponibilidad, del acceso y de la utilización de los alimentos es una necesidad para lograr la seguridad alimentaria.
La principal razón para mantener la seguridad alimentaria es que el suelo no debe perder su productividad. Sin embargo, el cambio climático y el incremento de la población mundial pone en riesgo esta certeza, de acuerdo con un nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
El alza en las temperaturas afecta la seguridad alimentaria y si no se modifican ciertos patrones nocivos de la producción y consumo de alimentos, la escasez de comida podría convertirse en una de las consecuencias más graves del cambio climático. Uno de los factores que está acelerando el incremento de la temperatura es el uso de la tierra para fines agrícolas, silvícolas y relacionados. Estas actividades generan el 23 por ciento de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero.
La degradación de la tierra socava su productividad, limita los tipos de cultivos y merma la capacidad del suelo para absorber carbono. Este efecto acelera el cambio climático, mientras que el cambio climático, a su vez, exacerba la erosión del suelo en diversas formas.
Aproximadamente 500 millones de personas viven en zonas afectadas por la desertificación. Las regiones de tierra árida son también más vulnerables al cambio climático y los fenómenos de gravedad extrema, como sequías, olas de calor y tormentas de polvo. El aumento de la población mundial no hace otra cosa, sino someter esas zonas a más presión, indica el informe.
3.1 Impactos del cambio climático en la agricultura y el bienestar humano.
Las actividades humanas, y en particular la combustión del petróleo y sus derivados, producen una cantidad considerable de gases de efecto invernadero (GEI), sobre todo de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso. Estos gases son responsables del calentamiento global. Existen muchas consecuencias del cambio climático, entre otras:
Estas consecuencias provocan un impacto negativo sobre las actividades de agropecuarias. En efecto, el Centro de Información de las Naciones Unidas (CINU) prevé una disminución de los rendimientos y una alteración de la estacionalidad de varios cultivos, por ejemplo, la cebada, los viñedos, el maíz, las papas, la soja y el trigo. También mayor frecuencia y mayor gravedad de ciertas enfermedades y pestes en las personas, animales y plantas se añadirán a los efectos negativos sobre la producción agropecuaria. Además, el aumento de los niveles de los océanos y el derretimiento de los glaciares disminuyen ya los recursos en agua potable (CINU, 2016; IICA, 2015). Consecuentemente, estos fenómenos afectarán, y ciertos se experimentan ya, en forma negativa a la seguridad alimentaria.
Por otra parte, las actividades de producción agropecuaria, de usos de los bosques y otros usos de tierra son responsables por algo menos de un cuarto de las emisiones de GEI (IICA, 2015). ¿Quién está afectado? El cambio climático afecta a todos. Pero las personas que ya son vulnerables son las más afectadas por el cambio climático. Se trata de los grupos pobres o marginalizados que tienen un acceso limitado a recursos e intercambio de informaciones (FAO, 2013). Las personas pobres son personas que tienen pocos activos y escasas posibilidades de obtener ingresos. Figuran los pequeños agricultores y los campesinos sin tierra en las zonas rurales, mujeres y niños. El cambio climático es uno de los impulsores ambientales que interactúan con los sistemas alimentarios. Afecta a todas las etapas de los sistemas alimentarios: desde la producción de alimentos hasta el consumo, incluido el procesamiento y la distribución.
3.2 Los precios mundiales como un indicador útil de los efectos del cambio climático en la agricultura.
Para entender esto utilizaremos la modelización detallada del crecimiento de cultivos bajo condiciones de cambio climático, con los aportes derivados de un modelo extremadamente detallado de la agricultura mundial, y utiliza dos escenarios para simular el clima futuro. Los resultados de los análisis sugieren que el cambio climático afectará negativamente la agricultura y el bienestar humano:
Los precios mundiales son un indicador útil de los efectos del cambio climático en la agricultura. La tabla 1 describe los efectos que tienen los dos escenarios de cambio climático en los precios mundiales de los alimentos, con y sin consideración del efecto fertilización por CO2. También muestra las proyecciones en ausencia de cambio climático.
Tabla 1. Precios mundiales de los alimentos (US/TON métrica) en 2020 a 2050 y cambios porcentuales para cultivos seleccionados y productos pecuarios.
Sin cambio climático, los precios mundiales de los cultivos agrícolas más importantes (arroz, trigo, maíz y soja) aumentarán entre el 2000 y 2050, impulsados por el crecimiento demográfico y de los ingresos, y por la demanda de biocombustibles. Aun sin cambio climático, el precio del arroz aumentará 62 por ciento, 63 por ciento el del maíz, 72 por ciento el de la soja, y 39 por ciento el del trigo. El cambio climático da como resultado aumentos adicionales de los precios que varían de 32 a 37 por ciento para el arroz, 52 a 55 por ciento para el maíz, 94 a 111 por ciento para el trigo, y 11 a 14 por ciento para la soja. Si el efecto fertilización por CO2 de los campos agrícolas fuera efectivo, estos precios serían 10 por ciento menores en 2050.
Las figuras 12 y 13 muestran respectivamente los efectos de los precios mundiales en la producción ganadera y de los principales cereales, suponiendo que no se da el efecto fertilización por CO2.
3.3 El uso de la tierra está cambiando
A menudo se piensa que el cambio climático es algo que ocurre en la atmósfera. Después de todo, cuando las plantas realizan la fotosíntesis extraen carbono de la atmósfera. Pero el carbono atmosférico también afecta al suelo, porque el carbono que no se utiliza para el crecimiento de las plantas en superficie se distribuye a través de las raíces y se deposita en la tierra. Si no se altera de algún modo, este carbono puede estabilizarse y permanecer confinado durante miles de años. Por tanto, un suelo sano puede contribuir a mitigar el cambio climático.
En lo que respecta al depósito de carbono, no todos los suelos son iguales. Los suelos más ricos en carbono son las turberas, que se encuentran sobre todo en el norte de Europa, el Reino Unido e Irlanda. El suelo de los pastizales almacena mucho carbono por hectárea, mientras que el suelo de las zonas más calurosas y secas del sur de Europa contiene menos carbono.
3.3.1 El cambio climático ejerce presión sobre el suelo
En algunas partes de Europa, el aumento de las temperaturas puede acarrear un mayor crecimiento de vegetación y un mayor almacenamiento de carbono en el suelo. Sin embargo, las altas temperaturas también podrían incrementar la descomposición y mineralización de la materia orgánica del suelo, reduciendo el contenido de carbono orgánico.
En otras zonas, la materia orgánica contenedora de carbono presente en turberas estables no puede descomponerse debido a los bajos niveles de oxígeno del agua. Si estas zonas se secan, la materia orgánica puede descomponerse rápidamente, liberando dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
Ya existen indicios de que el contenido de humedad del suelo se está viendo afectado por el aumento de las temperaturas y los cambios en las pautas de precipitación. Las proyecciones futuras apuntan a que esta tendencia puede continuar, de modo que la humedad del suelo en verano se verá alterada en la mayor parte de Europa entre 2021 y 2050, con importantes descensos en la región mediterránea y algunos incrementos en el nordeste europeo.
La creciente concentración de dióxido de carbono en la atmósfera puede hacer que los microbios del suelo descompongan la materia orgánica más rápidamente, pudiendo liberar todavía más dióxido de carbono. Se estima que la liberación de gases de efecto invernadero del suelo será especialmente importante en el extremo norte de Europa y Rusia, donde la fusión del permafrost puede liberar grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono.
Todavía no está claro cuál será el efecto total, ya que diferentes regiones absorben y emiten diferentes niveles de gases de efecto invernadero. Pero existe un riesgo evidente de que el calentamiento de la atmósfera haga que el suelo libere más gases de efecto invernadero, provocando un círculo vicioso que acelere el cambio climático.
La agricultura y la silvicultura como medio de mantener el carbono bajo tierra. El cambio climático no es el único factor que puede hacer que el suelo pase de ser un sumidero de carbono a una fuente de emisiones. La forma en que utilizamos el suelo también influye en la cantidad de carbono que puede retener el suelo.
Actualmente, la reserva de carbono de los bosques europeos va en aumento, debido a los cambios en la gestión de los bosques y a los cambios del medio ambiente. La mitad de ese carbono está almacenado en suelos forestales. Sin embargo, cuando los bosques se degradan o se talan, el carbono que almacenan se libera y se emite a la atmósfera. En este caso, los bosques pueden convertirse en contribuidores netos de carbono atmosférico.
Es un hecho conocido que labrar la tierra acelera la descomposición y mineralización de la materia orgánica. A fin de mantener el carbono y los nutrientes en la tierra, los investigadores recomiendan reducir la roturación, aplicar rotaciones de cultivos complejas, utilizar los denominados «cultivo de cubierta» y dejar los residuos de las cosechas en la superficie de la tierra. Dejar los residuos de las cosechas en la superficie antes y durante las operaciones de plantación puede contribuir a prevenir el riesgo de erosión del suelo. Esta protección es esencial, dado que unos pocos centímetros de suelo tardan en formarse miles de años. Reduciendo la roturación no se rompe ni se voltea tanto el suelo. Sin embargo, los métodos de roturación reducida o sin labranza suelen ir acompañados de una mayor aplicación de fertilizantes químicos, que pueden tener otros efectos negativos en el medio ambiente.
Del mismo modo, como la agricultura orgánica utiliza estiércol, puede reconstruir el carbono orgánico muy por debajo de la superficie del suelo. La agricultura orgánica tiene la ventaja añadida de reducir los gases de efecto invernadero porque no utiliza fertilizantes químicos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que, en las explotaciones agrarias orgánicas, las emisiones de CO2 por hectárea son entre un 48 % y un 66 % menores que en las explotaciones convencionales.
Resulta interesante observar que algunas formas de producción de biocombustibles pueden reducir de hecho el carbono almacenado en el suelo. Un estudio reciente revela que los biocombustibles elaborados a partir de residuos de maíz pueden incrementar las emisiones totales de gases de efecto invernadero, porque la materia orgánica se quema como combustible en lugar de volver al suelo.
En general, la adopción de prácticas agrícolas y silvícolas apropiadas ofrece un potencial enorme de recuperación del suelo y eliminación del CO2 de la atmósfera.
3.3.2 Protección de las ciudades con el suelo
Tras las cinco inundaciones de aguas lodosas que sufrió en 2002 el pueblo belga de Velm, cerca de Sint-Truiden, los residentes exigieron al ayuntamiento que hiciera algo al respecto. Las inundaciones de aguas lodosas se habían convertido en un problema recurrente en la zona, ya que el agua anegaba los campos desnudos y arrastraba sedimentos. Para resolver este problema, las autoridades pensaron en el suelo como forma de proteger las casas. Adoptaron distintas medidas, como la plantación de cultivos de cubierta en invierno, para evitar que el suelo estuviera descubierto y prevenir así el riesgo de inundación. También dejaron residuos de las cosechas en los campos para reducir la erosión. Este tipo de medidas destinadas a restaurar los sistemas naturales han logrado prevenir las inundaciones lodosas desde 2002 hasta el momento actual, a pesar de que se han producido varios episodios de lluvia intensa.
La regulación y prevención de las inundaciones es tan solo uno de los servicios vitales que presta un suelo sano. Quizá dependamos cada vez más de este servicio cuando episodios meteorológicos extremos como las inundaciones se hagan más frecuentes y graves.
La calidad del suelo determina el modo en que nos afecta el cambio climático de muchas otras formas. Un suelo permeable también puede servir como protección contra las olas de calor, almacenando grandes cantidades de agua y manteniendo las temperaturas bajas. Esto último resulta especialmente importante en las ciudades, donde las superficies duras (sellado del suelo) pueden crear el «efecto isla de calor».
Varias ciudades europeas intentan hacer uso de estas funciones del suelo. Por ejemplo, el Parque de Gomeznarro, en Madrid, se restauró para incluir nuevas superficies permeables, vegetación y almacenamientos de agua subterránea. Esta solución se ha reproducido en otras partes de Madrid y de España.
3.3.3 Restauración de los ecosistemas
Las últimas evidencias son claras: restaurar ecosistemas puede ayudar a secuestrar el carbono de la atmósfera. Por ejemplo, la recuperación de turberas ha demostrado ser una medida acertada contra la pérdida de carbono orgánico que genera la explotación de la turba como fuente de energía. La forma más rápida de incrementar el carbono orgánico en las tierras agrarias es convertir las tierras de cultivo en pastizales, según un estudio del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea.
Por desgracia, algunas tendencias recientes parecen ir en la dirección contraria. Entre 1990 y 2012 se redujo la superficie ocupada por tierras cultivables, cultivos permanentes, pastos y vegetación seminatural en Europa. Más concretamente, la «ocupación del suelo» en Europa produjo una pérdida del 0,81 % de la capacidad productiva de las tierras cultivables debido a la transformación de campos en zonas urbanas, carreteras y otras infraestructuras entre 1990 y 2006. Estos proyectos de urbanización suelen sellar el suelo con una capa impermeable.
Al margen de cuestiones relativas a la seguridad alimentaria, se ha reducido la capacidad de Europa para almacenar carbono orgánico, prevenir inundaciones y mantener las temperaturas bajas.
Si se gestiona correctamente, el suelo puede ayudarnos a reducir los gases de efecto invernadero y a adaptarnos a los peores efectos del cambio climático. Pero si no nos preocupamos por el suelo, podemos agravar rápidamente los problemas relacionados con el cambio climático.
3.4 Impactos del uso de productos xenobióticos, para el control de plagas, en los seres vivos
El término «plaguicida» es una palabra compuesta que comprende todos los productos químicos utilizados para destruir las plagas o controlarlas. En la agricultura, se utilizan herbicidas, insecticidas, fungicidas, nematocidas y rodenticidas.
Un factor decisivo de la Revolución Verde ha sido el desarrollo y aplicación de plaguicidas para combatir una gran variedad de plagas insectívoras y herbáceas que, de lo contrario, disminuirían el volumen y calidad de la producción alimentaria. El uso de plaguicidas coincide con la «era química», que ha transformado la sociedad desde el decenio de 1950.
En lugares donde se practica el monocultivo intensivo, los plaguicidas constituyen el método habitual de lucha contra las plagas. Por desgracia, los beneficios aportados por la química han ido acompañados de una serie de perjuicios, algunos de ellos tan graves que ahora representan una amenaza para la supervivencia a largo plazo de importantes ecosistemas, como consecuencia de la perturbación de las relaciones depredador-presa y la pérdida de biodiversidad. Además, los plaguicidas pueden tener importantes consecuencias en la salud humana. Si bien el uso de productos químicos en la agricultura se reduce a un número limitado de compuestos, la agricultura es una de las pocas actividades donde se descargan deliberadamente en el medio ambiente productos químicos para acabar con algunas formas de vida.
El uso agrícola de plaguicidas es un subconjunto del espectro más amplio de productos químicos industriales utilizados en la sociedad moderna. Según la base de datos de la American Chemical Society, en 1993 se habían identificado más de 13 millones de productos químicos, a los que se sumaban cada año unos 500 000 nuevos compuestos.
En los Grandes Lagos de América del Norte, por ejemplo, la International Joint Commission ha estimado que hay más de 200 productos químicos que pueden provocar problemas en el agua y en los sedimentos del ecosistema de los Grandes Lagos. Como en la carga ambiental de productos químicos tóxicos figuran compuestos tanto agrícolas como no agrícolas, es difícil separar los efectos ecológicos y sanitarios de los plaguicidas y los debidos a compuestos industriales que de forma intencionada o accidental se liberan en el medio ambiente. No obstante, hay pruebas abrumadoras de que el uso agrícola de los plaguicidas tiene importantes efectos en la calidad del agua y provoca serias consecuencias ambientales.
Tabla 2. Cronología del desarrollo de los plaguicidas (Stephenson y Solomon, 1993)
Aunque el número de plaguicidas utilizados es muy elevado, la utilización más abundante suele estar asociada a un pequeño número de productos. En un estudio reciente efectuado en las provincias agrícolas occidentales del Canadá, donde se utilizan habitualmente unos 50 plaguicidas, el 95 % del total de la aplicación de éstos corresponde a nueve herbicidas concretos (Bikholz, comunicación personal, 1995; en…). Aunque el uso de plaguicidas es entre escaso y nulo en la agricultura tradicional y de subsistencia de África y Asia, los efectos en el medio ambiente, la salud pública y calidad del agua debidos a una utilización inadecuada y excesiva de plaguicidas están ampliamente documentados. En Lituania (FAO, 1994), si bien la contaminación debida a plaguicidas ha disminuido debido a factores económicos, se dan casos frecuentes de contaminación del agua por plaguicidas como consecuencia del almacenamiento y distribución inadecuados de los productos agroquímicos.
En los Estados Unidos, en el Estudio Nacional de Plaguicidas de US-EPA se comprobó que el 10,4 % de los pozos comunitarios y el 4,2 % de los pozos rurales contenían niveles detectables de uno o más plaguicidas (US-EPA, 1992). En un estudio sobre los pozos de agua subterránea en el Ontario sudoccidental agrícola (Canadá), el 35 % de los pozos dieron positivo en las pruebas de plaguicidas al menos en una ocasión (Lampman, 1995). Los efectos de los plaguicidas en la calidad del agua están asociados a los siguientes factores:
Los plaguicidas se utilizan también abundantemente en la silvicultura. En algunos países, como el Canadá, donde uno de cada diez empleos está relacionado con la industria forestal, la lucha contra las plagas forestales, especialmente los insectos, se considera una actividad fundamental. Los insecticidas se aplican con frecuencia en grandes superficies mediante pulverizaciones aéreas.
La agricultura de regadío, especialmente en medios tropicales y subtropicales, requiere normalmente la modificación del régimen hidrológico, lo que a su vez crea un hábitat que es propicio a la reproducción de insectos, como los mosquitos, causantes de una gran variedad de enfermedades transmitidas por vectores. Además de los plaguicidas utilizados en las actividades ordinarias de la agricultura de regadío, la lucha contra las enfermedades transmitidas por vectores puede requerir una aplicación adicional de insecticidas, como el DDT, que tienen graves y amplias consecuencias ecológicas. A fin de resolver este problema, en muchos proyectos de riego se están desarrollando y experimentando métodos de ordenación ambiental para la lucha anti vectorial (FAO, 1984).
3.4.1 Efectos de los plaguicidas en la salud humana
Quizá el ejemplo regional de mayor alcance de contaminación por plaguicidas y su repercusión en la salud humana es el de la región del Mar Aral (tabla 3). El PNUMA (1993) vinculó los efectos de los plaguicidas al «nivel de morbilidad oncológica (cáncer), pulmonar y hematológica, así como a las deformidades congénitas y deficiencias del sistema inmunitario».
Tabla 3. Los efectos en la salud humana son provocados por los siguientes medios.
Los trabajadores agrícolas están sometidos a especiales riesgos asociados a la inhalación y contacto a través de la piel durante la preparación y aplicación de plaguicidas a los cultivos. No obstante, para la mayoría de la población, un vehículo importante es la ingestión de alimentos contaminados por plaguicidas. La degradación de la calidad del agua por la escorrentía de plaguicidas tiene dos efectos principales en la salud humana.
El primero es el consumo de pescado y mariscos contaminados por plaguicidas; este problema puede revestir especial importancia en las economías pesqueras de subsistencia que se encuentran aguas abajo de importantes zonas agrícolas. El segundo es el consumo directo de agua contaminada con plaguicidas. La OMS (1993) ha establecido directrices para el agua potable en relación con 33 plaguicidas.
Muchos organismos encargados de la protección de la salud y el medio ambiente han establecido valores de «ingesta diaria admisible» (IDA), que indican la ingestión máxima diaria admisible durante la vida de una persona sin riesgo apreciable para su salud. Por ejemplo, en un estudio reciente de Wang y Lin (1995) sobre fenoles sustituidos, se comprobó que la tetraclorohidroquinona, metabolito tóxico del biocida pentaclorofeno, producía en el «DNA daños significativos y dependientes de la dosis».
3.4.2 Efectos ecológicos de los plaguicidas
Los plaguicidas se incluyen en una gran variedad de microcontaminantes orgánicos que tienen efectos ecológicos. Las distintas categorías de plaguicidas tienen diferentes tipos de repercusión en los organismos vivos, por lo que es difícil hacer afirmaciones generales. Aunque los plaguicidas tienen sin duda efectos en la superficie terrestre, el principal medio de daños ecológicos es el agua contaminada por la escorrentía de los plaguicidas. Los dos mecanismos más importantes son la bioconcentración y la bioampliación.
Bioconcentración: Se trata del movimiento de un producto químico desde el medio circundante hasta el interior de un organismo. El principal «sumidero» de algunos plaguicidas es el tejido graso («lípidos»). Algunos plaguicidas, como el DDT, son «lipofílicos», lo que quiere decir que son solubles y se acumulan en el tejido graso, como el tejido comestible de los peces y el tejido graso humano. Otros plaguicidas, como el glifosato, se metabolizan y eliminan a través de las excreciones.
Bioampliación: Con este término se designa la concentración creciente de un producto químico a medida que la energía alimentaria se transforma dentro de la cadena trófica. En la medida en que los organismos pequeños son devorados por los mayores, la concentración de plaguicidas y otros productos químicos se amplía de forma considerable en el tejido y en otros órganos. Pueden observarse concentraciones muy elevadas en los depredadores que se encuentran en el ápice de esa cadena, incluido el ser humano.
Los efectos ecológicos de los plaguicidas (y otros contaminantes orgánicos) son muy variados y están con frecuencia interrelacionados. Se considera que los efectos producidos en los organismos y en el medio ambiente constituyen una advertencia de las posibles repercusiones en la salud humana. Los principales tipos de efectos son los que se enumeran a continuación y varían según el organismo sometido a investigación y el tipo de plaguicida.
Los distintos plaguicidas provocan efectos muy diferentes en la vida acuática, por lo que es difícil formular afirmaciones de alcance general. Lo importante es que muchos de estos efectos son crónicos (no letales), pasan con frecuencia desapercibidos al observador superficial, y sin embargo, tienen consecuencia en toda la cadena trófica. Esos efectos son los siguientes:
Estos efectos no son causados necesariamente ni de forma exclusiva por la exposición a los plaguicidas u otros contaminantes orgánicos, pero pueden estar asociados a una combinación de presiones ambientales, como la eutrofización, y agentes patógenos. Estas presiones asociadas no tienen que ser necesariamente muy fuertes para provocar un efecto sinérgico con los micro contaminantes orgánicos.
Los efectos ecológicos de los plaguicidas van más allá de los organismos individuales y pueden afectar a los ecosistemas. Según estudios realizados en Suecia, la aplicación de plaguicidas es uno de los factores que más influyen en la biodiversidad. Jonsson et al. (1990) informan que el continuado descenso de la población de perdices suecas está vinculada a los cambios en el aprovechamiento de la tierra y a la utilización de medios químicos de lucha contra las malas hierbas. Estos últimos tienen el efecto de reducir el hábitat, disminuir el número de especies de malas hierbas y desplazar el equilibrio de especies en la comunidad vegetal.
Los estudios realizados en Suecia revelan también la influencia de los plaguicidas en la fertilidad de los suelos, incluyendo la inhibición de la nitrificación con la consiguiente merma de la fijación de oxígeno por las plantas (Torstensson, 1990). En esos estudios se indica también que los plaguicidas influyen negativamente en los microorganismos del suelo que son causantes de la degradación microbiana de la materia vegetal (y de algunos plaguicidas) y de la estructura del suelo.
3.4.3 Factores naturales que provocan la degradación de los plaguicidas
Además de las reacciones químicas y fotoquímicas, hay dos mecanismos biológicos principales que son causa de degradación de los plaguicidas. Son los siguientes:
1) procesos microbiológicos que se desarrollan en los suelos y en el agua
2) metabolismo de los plaguicidas ingeridos por organismos como parte de su suministro alimentario.
Si bien ambos procesos son beneficiosos en el sentido de que se reduce la toxicidad de los plaguicidas, los procesos metabólicos causan ciertamente efectos negativos, por ejemplo, en los peces. La energía utilizada para metabolizar los plaguicidas y otras sustancias xenobióticos (productos químicos externos) no puede utilizarse para otras funciones corporales, lo que puede limitar gravemente el crecimiento y reproducción del organismo.
Tabla 4. Proporción de algunos plaguicidas que se encuentran en asociación con sedimentos en suspensión (según Ongley et al., 1992).
Degradación de los plaguicidas en el suelo
Muchos plaguicidas se disipan rápidamente en los suelos. Se trata de un proceso de mineralización y el resultado es la conversión del plaguicida en compuestos más simples, como H2O, CO2 y NH3. Si bien parte de este proceso es resultado de reacciones químicas, por ejemplo, hidrólisis y fotólisis, el principal instrumento de mineralización es el metabolismo y catabolismo microbiológico. La microbiota del suelo utiliza los plaguicidas como fuente de carbono y otros nutrientes.
3. 5 LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
La agricultura es extremadamente vulnerable al cambio climático. El aumento de las temperaturas termina por reducir la producción de los cultivos deseados, a la vez que provoca la proliferación de malas hierbas y pestes.
Los cambios en los regímenes de lluvias aumentan las probabilidades de fracaso de las cosechas a corto plazo y de reducción de la producción a largo plazo. Aunque algunos cultivos en ciertas regiones del mundo puedan beneficiarse, en general se espera que los impactos del cambio climático sean negativos para la agricultura, amenazando la seguridad alimentaria mundial. Probablemente las más afectadas sean las poblaciones de los países en vías de desarrollo, desde ya vulnerables y presas de la inseguridad alimentaria. En 2005, casi la mitad de la población económicamente activa de los países en vías de desarrollo (dos mil quinientos millones de personas) dependía de la agricultura para asegurar sus medios de vida. A la fecha, el 75 % de los pobres del mundo viven en áreas rurales.
Este Informe sobre Política Alimentaria presenta los resultados de una investigación que cuantifica los impactos del cambio climático mencionados anteriormente, evalúa sus consecuencias sobre la seguridad alimentaria, y estima el monto de las inversiones que podrían compensar las consecuencias negativas del cambio climático en el bienestar humano.
El presente análisis reúne, por vez primera, la modelización detallada del crecimiento de cultivos bajo condiciones de cambio climático, con los aportes derivados de un modelo extremadamente detallado de la agricultura mundial, y utiliza dos escenarios para simular el clima futuro.
Los resultados de los análisis sugieren que:
• En los países en vías de desarrollo el cambio climático reducirá el rendimiento de los cultivos más importantes. Asia Meridional será particularmente afectada.
• El cambio climático tendrá diversos efectos en los rendimientos de los cultivos bajo riego en todas las regiones, pero las cosechas de los mismos disminuirán significativamente en Asia Meridional.
• El cambio climático acarreará aumentos adicionales de precios para los principales cultivos, tales como el arroz, trigo, maíz y soja. Esto implica un aumento en los costos de la alimentación animal, que se traducirá en un aumento de los precios de la carne. Como consecuencia, el cambio climático reducirá ligeramente el crecimiento del consumo de carne y producirá una caída más notable en el consumo de cereales.
• La disponibilidad de calorías en 2050 no sólo será menor que en el escenario sin cambio climático, sino que de hecho disminuirá en todo el mundo en vías de desarrollo en relación con los niveles alcanzados en 2000.
• Hacia 2050, la disminución en la disponibilidad de calorías incrementará la malnutrición infantil en un 20 por ciento, en relación con lo estimado para un mundo sin cambio climático. El cambio climático eliminará muchas de las mejoras que se alcanzarían en malnutrición infantil en ausencia del mismo.
• Por lo tanto, es necesario invertir agresivamente unos US$7,1 – 7,3 miles de millones en mejorar la productividad agrícola para así aumentar suficientemente el consumo de calorías de manera que se compensen los impactos negativos del cambio climático en la salud y bienestar de la niñez.
Como resultado del presente análisis se sugiere las siguientes recomendaciones para políticas y programas. Dada la incertidumbre actual sobre los efectos que el cambio climático tendrá en lugares específicos, las políticas y programas de desarrollo de buena calidad constituyen las mejores inversiones para la adaptación al cambio climático. Una agenda de desarrollo a favor del crecimiento y de los pobres que apoye la sostenibilidad agrícola contribuye también a la seguridad alimentaria y a la adaptación al cambio climático en los países en vías de desarrollo.
La adaptación al cambio climático resulta más viable cuando las personas tienen más recursos y operan en un entorno económico flexible y receptivo. Incluso sin cambio climático, es necesario realizar mayores inversiones en ciencia y tecnología agrícola para cubrir la demanda de una población mundial que podría alcanzar 9 mil millones de habitantes en 2050. Muchas de estas personas vivirán en el mundo en vías de desarrollo, tendrán mayores ingresos y desearán una dieta más variada. Las soluciones basadas en la ciencia y tecnología agrícolas son esenciales para satisfacer dichas exigencias.
El cambio climático presenta retos nuevos y más exigentes a la productividad agrícola. Una investigación que permita repotenciar la productividad agrícola y pecuaria, incluida la biotecnología, será esencial para sobreponerse a la tensión causada por el cambio climático. Se necesitan cultivos y ganaderías que tengan un éxito razonable en un rango relativamente amplio de condiciones de producción, en lugar de los que puedan tener mucho éxito, pero en un conjunto limitado de condiciones climáticas. Para reducir las emisiones de metano es necesario investigar cambios en las dietas del ganado para consumo y en las prácticas de irrigación de cultivos.
Una de las lecciones clave de la Revolución Verde es que la mejora de la productividad agrícola, aunque no esté dirigida a los sectores más pobres, puede ser un poderoso mecanismo de alivio indirecto de la pobreza por medio de la creación de empleos y de la reducción del precio de los alimentos. Los aumentos de la productividad que mejoren la resiliencia de los agricultores ante las presiones del cambio climático tendrán probablemente efectos similares en la reducción de la pobreza.
La infraestructura rural es esencial para que los agricultores aprovechen las mejoras en variedades de cultivos y técnicas de manejo. Los mayores rendimientos y áreas de cultivo requieren que se mantenga y expanda la red de carreteras rurales para así aumentar el acceso a los mercados y reducir los costos de transacción. También se necesita invertir en infraestructura de riego, en especial para aumentar la eficiencia en el uso del agua, aunque cuidándose de evitar inversiones en lugares donde sea probable que disminuya la disponibilidad del agua.
Es necesario invertir en científicos de laboratorio y en la infraestructura que ellos requieren. Las alianzas con otros sistemas nacionales y centros internacionales son parte de la solución. También es esencial la colaboración con agricultores locales, proveedores de insumos, comerciantes y grupos de consumidores para el desarrollo y diseminación efectivos de técnicas y cultivares rentables y localmente apropiados que ayuden a revitalizar las comunicaciones entre los agricultores, científicos y otros actores interesados en confrontar los retos del cambio climático.
Dentro de los países, los programas de extensión pueden desempeñar un papel clave en el intercambio de información al transferir tecnologías, facilitar la interacción, fortalecer las capacidades de los agricultores y promover entre ellos la conformación de sus propias redes.
Los servicios de extensión que abordan específicamente la adaptación al cambio climático incluyen la diseminación de cultivares locales de variedades resistentes a la sequía, la capacitación en sistemas mejorados de manejo, y la recopilación de información que facilite el trabajo de investigación nacional. Las organizaciones de agricultores pueden ser un mecanismo apropiado de intercambio de información y pueden brindar enlaces costo-efectivos entre los esfuerzos del gobierno y las actividades de los agricultores.
El cambio climático tendrá consecuencias dramáticas en la agricultura. No obstante, existe una gran incertidumbre sobre dónde se producirán los efectos más fuertes. Esta incertidumbre hace más difícil la puesta en marcha de políticas para combatir los efectos del cambio climático. Se deben reforzar los esfuerzos globales de recopilación y difusión de información sobre la naturaleza espacial de la agricultura.
La observación regular y reiterada de la superficie terrestre mediante teledetección es fundamental. Se debería aumentar la financiación de los programas nacionales de estadística de manera que éstos puedan monitorear el cambio global. Lograr una comprensión suficiente de las interacciones entre la agricultura y el clima para apoyar las actividades de adaptación y mitigación relacionadas con el uso de la tierra requiere mejoras significativas en la recopilación, difusión y análisis de la información. Las negociaciones internacionales sobre el clima brindan a los gobiernos y organizaciones de la sociedad civil la oportunidad de proponer acciones prácticas sobre la adaptación en la agricultura.
El cambio climático presentará retos inmensos a los esfuerzos de seguridad alimentaria. Por tal motivo, cualquier actividad que brinde apoyo a la adaptación agrícola también mejorará la seguridad alimentaria. En cambio, cualquier cosa que mejore la seguridad alimentaria brindará a los pobres, especialmente a los pobres de las áreas rurales, recursos que los ayudarán a adaptarse al cambio climático. La productividad agropecuaria, el acceso al mercado y los efectos del clima son en gran medida específicos a determinados lugares. Las agencias internacionales de desarrollo y los gobiernos nacionales deberían esforzarse para asegurar que el apoyo técnico, financiero y de fortalecimiento de capacidades llegue hasta las comunidades locales. También se debería alentar la participación comunal en los procesos nacionales de planificación de la adaptación.
Las estrategias comunitarias de adaptación pueden ayudar a las comunidades rurales a reforzar su capacidad de sobrellevar desastres, mejorar sus habilidades de administración de tierras y diversificar sus medios de vida.
Aunque las políticas y estrategias nacionales de adaptación son importantes, la implementación de estas estrategias a nivel local representará la prueba última de la efectividad de la adaptación. Se requieren al menos US$ 7 mil millones anuales de fondos adicionales para financiar las inversiones requeridas en investigación, infraestructura rural e irrigación para contrarrestar los efectos negativos del cambio climático en el bienestar humano. La mezcla de inversiones difiere según las regiones: África Sub-Sahariana requiere la mayor inversión global, así como una proporción mayúscula de las inversiones en carreteras; América Latina requiere inversiones en investigación agrícola, y Asia, en mejoras en la eficiencia del riego.
La investigación que subyace a este informe brinda estimaciones detalladas sobre los impactos del cambio climático en la producción, consumo, precios y comercio agrícolas, y proyecta además los posibles costos de adaptación. En ella se utiliza un modelo de proyección de la oferta y demanda agrícola mundial (IMPACT 2009) vinculada a un modelo biofísico (DSSAT) que estima el impacto del cambio climático en cinco cultivos importantes: arroz, trigo, maíz, soja y cacahuetes (maní).
El informe evalúa los efectos del cambio climático sobre la seguridad alimentaria y el bienestar humano utilizando dos indicadores: el consumo per cápita de calorías y las cifras de malnutrición infantil. Se estima también el costo de las inversiones requeridas (en tres fuentes primarias de mejora de la productividad agrícola: la investigación agrícola, los caminos rurales y la irrigación) para reajustar estos dos indicadores desde sus niveles estimados en 2050 con cambio climático a sus valores en 2050 sin cambio climático. En otras palabras, este informe aísla los efectos del cambio climático sobre el bienestar futuro e identifica sólo los costos de compensación por el cambio climático.
3.6 Fortalecimiento de la cooperación y la detección temprana.
De forma progresiva y desde hace 40 años, el medio ambiente, la lucha contra el cambio climático y la cooperación internacional estrechan lazos cada vez más importantes y aparecen en las agendas políticas, sociales e institucionales íntimamente relacionados. En la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, que tuvo lugar en Estocolmo en 1972 y que marca el inicio de la saga de las conferencias internacionales sobre medio ambiente, aparece por primera vez en un documento internacional una clara vinculación:
Entre el medio ambiente y la cooperación al desarrollo. En el punto 7 del
preámbulo, los países firmantes manifiestan que se requiere la cooperación internacional con el objeto de allegar recursos que ayuden a los países en desarrollo a cumplir su cometido en esta esfera» (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, 1972).
Entre las actividades humanas y el clima al recomendar que «los gobiernos tengan presentes las actividades en las que exista un riesgo aceptable de efectos sobre el clima» La preocupación creciente acerca del calentamiento mundial originó la primera Conferencia Mundial sobre el Clima, que tuvo lugar en Ginebra en febrero de 1979. Esta conferencia concluyó que las emisiones de dióxido de carbono antropogénico pueden tener un efecto a largo plazo sobre el clima.
Al año siguiente se estableció el Programa Mundial sobre el Clima (PMC), proporcionando el marco de referencia para la cooperación internacional en investigación y la plataforma para identificar las cuestiones climáticas más importantes.
A su vez el informe Brundtland (CMMAD, 1988) hace referencia al cambio climático como uno de los problemas clave del futuro de la humanidad y apunta a la cooperación internacional –principalmente desde los Estados y organizaciones internacionales como un objetivo central planteado desde 1983 por la Comisión sobre Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas. Sin embargo, va más allá y recomienda aumentar la ayuda directa a las organizaciones no gubernamentales por su capacidad, a través de proyectos comunitarios, de suministrar servicios básicos y de alcanzar a las personas más pobres.
Con la creación, en 1990, del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (GIECC de ahora en adelante), la cooperación científica internacional da un salto cualitativo. Asimismo, el GIECC a través de sus informes, juega desde este momento un papel decisivo para la concienciación en torno a las relaciones entre actividad humana y cambio climático, y la necesidad de una acción mundial concertada. Fruto de todos estos trabajos, en 1992 en torno a la Cumbre de la Tierra en Río, se firma la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (CMNUCC; Naciones Unidas, 1992).
La Convención Marco sobre el cambio climático centra su foco en la lucha contra el cambio climático. Tiene un objetivo último: «la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenicas peligrosas en el sistema climático». Para lograrlo, reconoce que «la naturaleza mundial del cambio climático requiere la cooperación más amplia posible de todos los países y su participación en una respuesta internacional efectiva y apropiada, de conformidad con sus responsabilidades comunes pero diferenciadas, sus capacidades respectivas y sus condiciones sociales y económicas».
La cooperación internacional de los estados y organizaciones intergubernamentales puede ser científica o técnica, a través de proyectos de desarrollo, investigación científica, distribución de recursos financieros, fortalecimiento de las instituciones nacionales e intercambio de expertos. Se centra en los objetivos específicos siguientes:
En la línea del informe Bruntdland, la Convención también incluye la cooperación del sector no gubernamental indicando que:
El Protocolo de Kioto, adoptado el 11 de diciembre de 1997 y que entró en vigor el 16 de febrero de 2005 con la firma de Rusia, profundiza la Convención de 1992 y da un paso cualitativo más al fijar un objetivo de reducciones para los países desarrollados de cara al año 2012. De hecho, la Convención de 1992 no especifica cuáles deberían ser los niveles de concentración, ni en qué plazo de tiempo deben alcanzarse. El Protocolo de Kioto es el instrumento legal que establece, por primera vez, un compromiso específico de limitación de emisiones netas de gases de efecto invernadero para los principales países desarrollados y con economías en transición: 8 % de reducción a nivel mundial en comparación con 1990, 5% de reducción a nivel europeo y un máximo de 15 % de aumento para España.
A nivel de la cooperación internacional, el Protocolo de Kioto introduce los ‘mecanismos de flexibilidad’ a través de las tres herramientas siguientes: el Comercio de Emisiones (CE), el Mecanismo de Aplicación Conjunta (AC) y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) (artículos 17, 6, y 12). Los MDL y AC se denominan ‘mecanismos basados en proyectos’, debido a que las unidades de reducción de las emisiones resultan de la inversión en proyectos encaminados a la reducción de emisiones por las fuentes o al incremento de su absorción por los sumideros.
En particular, los MDL sientan las bases y criterios de un nuevo flujo de cooperación Norte-Sur en torno al cambio climático. De este modo, sus funcionamientos inspiran a los Mercados Voluntarios de Carbono que, de forma paralela, permiten que entidades que no están obligadas por el Protocolo de Kioto, compensen sus emisiones en proyectos que reduzcan o A la hora de integrar el cambio climático dentro de la cooperación al desarrollo, es importante establecer una visión estratégica a largo plazo para que luego se establezcan medidas y acciones que permitan alcanzar este objetivo.
En este marco, los diferentes agentes que han participado en los proyectos piloto y proceso participativo han reflexionado sobre la construcción de escenarios deseable y estrategias para que:
• La cooperación al desarrollo sea una herramienta de lucha contra el cambio climático.
• El cambio climático se incorpore de manera efectiva en los instrumentos de la Cooperación al desarrollo.
• Que favorezca el empoderamiento de las mujeres y la puesta en el centro de la sostenibilidad de la vida.
Para ello, se ha utilizado una metodología basada en un escenario de futuro (o EASW) cuyo objetivo es definir:
1. Una visión compartida a medio-largo plazo de una situación deseable, incluyendo aspectos positivos, pero también negativos y obstáculos.
2. Partiendo de este marco común definido, se elabora una lista de propuestas que procuren alcanzar los aspectos positivos de la visión y evitar o resolver los aspectos negativos.
Es necesario recordar que la cooperación al desarrollo se enmarca dentro de los objetivos institucionales mínimos de lucha contra el cambio climático a nivel internacional que a su vez pueden ser más ambiciosos según la propia política de la organización:
A nivel mundial:
a) Reducción del 5,2 % respecto a 1990 para el periodo 2008-2012.
b) Reducción del 25-40 % para los países industrializados, es decir, un aumento de menos de 2 grados de la temperatura media respecto a niveles preindustriales (Cancún, 2010).
c) Para 2050, un 50 % de reducción global, un 90 % para los países del Norte.
A nivel europeo: reducción del 8 % en 2012 y un 20 % en 2020 respecto a 1990. En España: aumento del 15 % respecto a 1990 en 2012.
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Por: ALICIA BORGES, SARA CHAVARRÍA, NILDA CORTÉS. 2020.
CURSO AVANZADO DE CAMBIO CLIMÁTICO Y MEDIDAS DE ADAPTACIÓN. UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PANAMÁ
INTRODUCCIÓN
El archipiélago de San Blas o Guna Yala, con más de dos mil kilómetros cuadrados, se ubica en el Caribe panameño; forma parte del territorio de la comarca de Guna Yala, y está conformado por 365 islas, de las cuales 38 se encuentran pobladas por indígenas de origen Guna. Estos, son conocidos en Panamá por sus pintorescos vestidos típicos y la confección de molas. La Comarca Guna Yala aloja a más de 33 000 personas, cuenta con su propia legislación y aunque el territorio de las islas pertenece a Panamá, existe una frontera que divide el territorio panameño con el territorio Guna.
Estás islas sufren una gran amenaza de crisis climática, experimentan los efectos del calentamiento global en forma de ascenso acelerado del nivel del mar, causando pérdida de territorio. La subida de nivel de mar se ha podido cifrar en 3 centímetros en los últimos cincuenta años. Otros problemas que ha acarreado el cambio climático están el aumento de temperaturas en el aire y el mar que ayuda a la acidificación de los océanos y el cambio de patrones en las precipitaciones, lo trae más tormentas.
Un factor importante en la problemática es los confinamientos en las principales islas habitadas y las malas condiciones de vivienda. Como consecuencias se habla de un posible traslado de la población a tierra firme.
Este informe consiste en determinar las causas de amenaza que influyen en la pérdida de territorio de las islas de Guna Yala a causa del ascenso acelerado del nivel del mar y dar algunas recomendaciones de medidas que se puedan tomar para enfrentar esta crisis.
OBJETIVOS
METODOLOGÍA
UBICACIÓN
Las islas del archipiélago de San Blas (Guna Yala) se ubican al norte del istmo de la República de Panamá, sobre el mar Caribe.
ANTECEDENTES
El pueblo Guna vivió originalmente en la región noroccidental de Colombia, antes de que en el siglo XVI comenzaron a moverse a lo que actualmente se conoce como República de Panamá, proceso que tomó varios siglos. Habitaron el bosque de las montañas de San Blas, hasta que finalmente se asentaron en una larga franja de tierra, entre las montañas y el mar Caribe.
Alrededor de mediados del siglo XIX los Gunas comenzaron a migrar a algunas de las 371 pequeñas y hermosas islas de coral que bordean la costa del Caribe, conocido como el archipiélago de Guna Yala. Poco después de ese período decidieron instalarse en las islas, sobre todo para escapar de las enfermedades en el continente (malaria y la fiebre amarilla). Por la falta de agua potable en casi todas las islas, los Gunas se establecieron en las islas más cercanas a la parte continental, cerca de las desembocaduras de los ríos. Hasta el día de hoy los Gunas mantienen cultivos, cazan, y usan el agua de los ríos en el continente, y habitan las islas y pescan en el mar.
Su ubicación estratégica puso a dicha región en medio de las disputas territoriales entre las diferentes potencias mundiales. Además de los españoles que colonizaron la región, también hubo colonos escoceses y franceses, piratas ingleses y, hacia el final del siglo XIX, corporaciones bananeras norteamericanas. Adicionalmente, personal militar norteamericano estableció brevemente un puesto de control militar cerca de la península de El Porvenir durante la Segunda Guerra Mundial, como parte de sus esfuerzos para proteger el Canal de Panamá.
La falta de acceso a Guna Yala desde el interior de Panamá y Colombia contribuyó a mantener a la región relativamente aislada del mundo exterior por décadas. Esta condición terminó hace diez años, cuando los 41 kilómetros de carretera que conectan el puerto de Gardi (Carti) con el interior de Panamá fue finalmente pavimentado y varios puentes fueron construidos.
PROBLEMÁTICA
El cambio climático representa una de las mayores amenazas ambientales reconocida para las zonas costeras e insulares del planeta, en especial para los asentamientos humanos y los bienes y servicios ecosistémicos.
El IPCC, por sus siglas en inglés “Intergovernmental Panel on Climate Change”, Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio publicó un informe en el 2019 titulado “The Ocean and Cryosphere in a Changing Climate” o “El océano y la criosfera en un clima cambiante”. En este se menciona que el ritmo del aumento del nivel medio del mar, en el conjunto del planeta entre 2006 y 2015, ha sido de 3,6 mm/año. Este aumento, señalan, se ha acelerado como consecuencia del incremento de la pérdida de hielo en Groenlandia y en la Antártida.
Sumado a esto las amenazas provenientes del aumento de la temperatura atmosférica y las amenazas por variabilidad climática, tales como tormentas tropicales y marejadas hacen que las zonas costeras e insulares sean altamente vulnerables ante el aumento progresivo y acelerado del nivel medio del mar. Estos cambios climáticos producen efectos devastadores producen el ascenso acelerado del nivel del mar en el Archipiélago San Blas.
Como en los últimos años el inicio de la temporada de transición de la estación lluviosa a la estación seca trae consigo un fenómeno que cada vez es más recurrente en las islas del archipiélago de San Blas y es que con la llegada de los vientos alisios o conocidos popularmente como el viento del Norte se da la entrada del agua de mar a las islas del archipiélago causando mayor afectación en las islas habitadas.
Debemos tener presente que son múltiples los factores adicionales al ya mencionado que influyen en que este fenómeno sea cada vez más intenso y entre ellos está la influencia de las mareas, la conservación de la barrera coralina protectora del archipiélago y el ascenso del nivel del mar producto del cambio climático.
Actualmente este conjunto de islas presenta una alta vulnerabilidad ante los efectos adversos del cambio climático al ser islas de poca elevación que se encuentran al nivel y hasta máximo un metro sobre el nivel del mar, adicional que son formaciones de origen coralino lo que hacen que las mismas sean de una estructura poco resistente a los efectos asociados al ascenso del nivel del mar que son la pérdida de territorio por erosión o inundaciones permanentes.
En Panamá, gracias a la construcción del Canal, existen registros de mareas desde 1907. Desde entonces hasta el 2000, el nivel del Caribe panameño subió 2 milímetros anuales. La subida se acelera en las últimas décadas: entre 1970 y 2000 la media fue de 2,4 milímetros; entre 1993 y 2010, el nivel de los océanos subió 3,2 milímetros.
Según un informe de la organización Displacement Solutions, los biólogos marinos Guzmán, Guevara y Cartillo también constatan que las islas deshabitadas de Guna Yala han perdido 50 363 metros cuadrados en 30 años. Y cada una de las islas habitadas ha perdido 1 105 metros cuadrados como promedio, a pesar de los rellenos.
El problema del calentamiento global se combina en las islas con el hacinamiento, falta de servicios básicos y el manejo ineficiente de residuos y desechos. El aumento del nivel del mar ha disminuido la superficie de las islas derivando en hacinamiento. Los isleños han recurrido al relleno con coral para ampliar la superficie de las islas.
El crecimiento de la superficie de las islas habitadas y la dramática disminución del coral duro vivo: las islas habitadas han aumentado su superficie como resultado de la práctica anti-ecológica de los Gunas de rellenar con el uso del coral, se estima un aumento total de 62 289 m2 de superficie de varias islas pobladas como resultado del relleno de coral, lo que representa un aumento del 190 % en una comunidad.
La necesidad de ampliar la superficie de las islas es explicado como resultado del aumento significativo de la población Guna, basado en la comparación de los datos censales que muestra que la población tuvo un crecimiento del 60 % entre 1920 y 2000. Como resultado de esta práctica, el coral vivo en la región ha disminuido dramáticamente. Según los autores, “la cobertura de coral duro vivo se redujo significativamente de un 60 % a principios de 1970 a 13 % en 2000.
La subida del mar también amenaza las principales fuentes de ingresos de la población, con una economía dependiente de rubros como el turismo y la pesca artesanal. Por ejemplo, se han registrado cambios en el volumen y las especies de pesca y los bancos de peces se están alejando de las islas y yendo mar adentro.
VARIABLE DE INVESTIGACIÓN
El cambio climático trae consigo posibles aumentos en la variabilidad de las condiciones meteorológicas, haciendo más frecuentes las tormentas y sequias extremas, lo que hace que en el caso siendo estudiado exista una mayor frecuencia de inundaciones.
Se tiene por ejemplo, la temporada lluviosa del 2019, que según el Departamento de Meteorología de ETESA, fue uno de los años con mayores precipitaciones en el área del Caribe, una de las consecuencias de las constantes precipitaciones y tormentas es el aumento las inundaciones en las islas del archipiélago.
El aumento en el nivel del mar como resultado del cambio climático efectos físicos y ecológicos sobre los sistemas costeros:
Estos efectos bio-geofísicos tendrán además impactos socioeconómicos directos e indirectos sobre:
VULNERABILIDAD Y ADAPTACIÓN
El archipiélago de San Blas ha sufrido fenómenos climáticos fuera de las pautas acostumbradas en los últimos años. Históricamente es habitual la presencia de vientos alisios y crecidas de marea, quedando inundadas las comunidades unos días, entre los meses de noviembre a abril. Pero, en los últimos años, entre mayo y noviembre se han producido alteraciones del clima, creándose tornados e inundaciones de las comunidades de manera más agresiva.
Los fenómenos antes señalados, unidos a la subida progresiva del nivel del mar, han provocado que algunos asentamientos insulares estén planteándose abandonar las islas para establecerse en territorios interiores. Gardi Sugdub, la isla más poblada con 5 000 habitantes, puede ser una de los primeros en tener que marcharse, igual que otras islas como Carti, Mulatupu, Ustupu, Playón Chico o Nula Tupe.
Únicamente resulta posible adaptarse a la elevación del nivel del mar mientras que la elevación de este no sobrepase una pequeña altura. En todo caso por encima de 0,50 m, dado que por encima de ella habría grandes superficies de las islas inundadas.
No resulta posible establecer protecciones mediante diques perimetrales por el enorme costo que representaría al haber mucha longitud de costa, así como la poca cantidad de personas beneficiadas. Este tipo de alternativas únicamente son posibles para proteger ciudades de determinado tamaño. En algunos casos, habrá que aumentar la cota de las edificaciones costeras para evitar que se inunden en episodios de viento o de oleaje.
Muy importante tener elaborados planes de contingencia para el caso de que finalmente se produjera un aumento del ritmo de la elevación del nivel del mar. El traslado a la parte continental de la comarca será necesario, para lo cual se requerirá una adaptación planificada mediante un ordenamiento territorial. Las islas más afectadas según la evaluación son Carti, Supdup, Mamitupu, Ustupu y Ogobsucum.
RECOMENDACIONES
El traslado al istmo no se trata de cuestión de décadas, sino de años. La amenaza es tan concreta y tangible que se asume la reubicación de comunidades isleñas en el continente como una medida inevitable y para la que el Estado panameño ya se está preparando en coordinación con el Congreso General Guna, el máximo organismo administrativo-político de la comunidad autónoma, y de los saglas o jefes locales.
Los gunas están acostumbrados a emigrar casi desde el origen de los tiempos. Llegaron a las islas de San Blas desde las selvas colombianas hace casi dos siglos, cuando Panamá ni siquiera era independiente, y el regreso a tierra siempre ha estado presente en su tradición oral. Pero nunca pensaron que les forzaría a él, una combinación de emergencia climática y hacinamiento. La idea del regreso a las selvas o, al menos, a tierra firme siempre ha estado en su cultura y en los cantos de los sailas.
Se estima que aproximadamente 28 000 personas eventualmente tenga que trasladarse de las islas al continente en los próximos años como consecuencia del aumento del nivel del mar y de los eventos metereológicos. También hay que señalar que se espera que unas 12 000 personas adicionales, originarias de las islas de Guna Yala que se han trasladado a vivir en la ciudad de Panamá, se unan a la reubicación y regresen a su comarca de origen, con lo que el número total aumentaría a unas 40 000 personas.
La población de Gardi Sugdub, “Isla Cangrejo”, está liderando el proyecto de reubicación a tierra firme dentro del territorio comarcal. Reservaron 17 hectáreas situadas a un kilómetro al sur del puerto de Cartí para crear un nuevo pueblo llamada “La Barriada”, que contará con los servicios de centro de salud y escuela. Este proyecto contaría con el financiamiento de del Banco Interamericano de Desarrollo.
Un total de 300 familias de Gardi Sugdub se habían inscrito para ser trasladadas a la parte continental. Aproximadamente 200 de estas familias viven actualmente en Gardi Sugdub, y las otras 100 familias son originarias de la isla pero ahora viven en la ciudad de Panamá. A pesar de que han pasado cuatro años desde que la comunidad decidió mudarse, el traslado aún no ha tenido lugar
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
Por: Johanna Rincón, Luis Vergara, Rolando Villarreal y Eyda Meneses. 2020.
Curso avanzado de Cambio Climático y medidas de adaptación. Maestría en Administración de Proyectos de Construcción. Universidad Tecnológica de Panamá.
INTRODUCCIÓN
En Panamá, el cambio climático es una realidad tangible. Tal es el caso de los residentes de una de las 365 islas de la comarca de San Blas, donde más de 1 400 personas están siendo desalojadas para ser emplazadas en tierra firme por el aumento del nivel del mar. Al oeste de la República, en Bocas del Toro, la isla de Bastimentos ha perdido alrededor de 20 metros de playa por la subida del mar, y los residentes de Puerto Caimito y Punta Chame, en la provincia de Panamá Oeste, viven amenazados por los fuertes oleajes que cada vez ganan más terreno.
La península de Punta Chame, un sitio de playa muy concurrido a unos 100 kilómetros en el Oeste de Panamá, sufre un serio desgaste en sus costas relacionado a la extracción de arena para la construcción y también al aumento del nivel del mar debido al cambio climático. Hay un incremento del nivel del mar que se está empezando a dar, aunque no necesariamente es tan significativo, pero a esto se puede estar sumando la extracción de arena submarina que se da en zonas aledañas.
Chame es un área de acumulación de arena por naturaleza, y ese material está siendo sacado del lugar para ser usado para la construcción. Desde hace varios años se ha ido desgastando la zonas de la costa de Chame, y se ha creado casi como un istmo de erosión costera, donde se han perdido manglares.
La incorporación de medidas para la adaptación al cambio climático en la planificación de proyectos en áreas costeras es impostergable. Se trata de ver, cómo el ser humano se puede ir adaptando al impacto del cambio climático y cómo se va planificando a futuro la conservación de los ecosistemas que le dan bienes y servicios, y el desarrollo de las comunidades y las poblaciones a su alrededor.
Adaptarse es afrontar los cambios que se van dando paulatinamente y estar preparado para cualquier emergencia como conservar, y recuperar los sistemas degradados que pueden servir para proteger a las poblaciones humanas de amenazas.
ANTECEDENTES
Punta Chame, localizada a más de 70 km al oeste de la Ciudad de Panamá, y otros 25 km por un camino escénico pero irregular. Las residencias están dispersas y son poco frecuentes, de hecho, no muchas personas viven aquí porque el agua salada hace que la agricultura sea casi imposible. El camino atraviesa colinas y pequeños ranchos, tiene una superficie 17,0 km2, una población aproximada de 450 habitantes según el último Censo realizado en el año 2010, y su densidad de 26,1 hab/km2 siendo el corregimiento menos poblado.
La mayoría de sus límites son manglares, el mar bordeando una gran extensión de terreno alagada, El área experimenta ráfagas regulares de vientos fuertes, por lo que es un lugar privilegiado para los deportistas extremos.
Durante la marea baja es notorio la cantidad de mantarrayas, por lo que es aconsejable abstenerse de nadar durante este momento del día. La playa de arena gris es agradable, con largos tramos que están prácticamente desiertos.
CONTEXTO DEL TRABAJO
Debido a su belleza natural, hermosa vista a la playa y abundancia de arena, muchas personas han querido aprovechar, devastando zonas de manglares y recolectando arena en grandes cantidades, todo esto aunado al cambio climático, ponen en peligro a Punta Chame y pueden convertirlo en una isla.
El aumento del nivel del mar en conjunto con otros problemas, hacen que los pobladores de esta zona sean vulnerables a corto, mediano y largo plazo y su situación socioeconómica se vea afectada ya que su sostenibilidad es turística y pesquera.
Desde hace varios años Punta chame está sufriendo un desgaste en su carretera principal que la comunica con el resto del país, por esta misma carretera asfaltada se conduce el agua mediante tubería para sus habitantes, que en su mayoría viven de actividades turísticas y pesqueras.
METODOLOGÍA
Para la identificación de la variable de investigación se tomaron en cuenta varios aspectos como: la situación económica, social, y ambiental de los residentes, tomada desde varios medios como internet, periódicos e información de entidades gubernamentales.
VARIABLE DE LA INVESTIGACIÓN
La variable de la investigación para nuestro caso concreto son las afectaciones que está causando el desgaste en la zona costera de Punta Chame, y el aumento del nivel del mar debido al Cambio Climático.
CAUSAS DE LAS AFECTACIONES
Poco a poco, Punta Chame fue cambiando los manglares por lujosas residencias de foráneos que han hecho de esas costas su segunda casa. También se observan casas menos opulentas. En adición, abrió las puertas al desarrollo con una carretera en 1972, que conectaba las dos islas y que permitió florecer a una zona turística. Cuando la marea subía, La Claridad era una isla y Punta Chame otra; cuando la marea bajaba, los moradores podían pasar caminando de un lado a otro.
En el año 2007 dos especies de mangles (salado y negro) integraban parte del área de vegetación, pero unas 38 hectáreas fueron devastadas para realizar un complejo turístico, sin permisos de la ANAM ni de la Autoridad Marítima. Estos mangles sucumbieron ante el proyecto. Los manglares proporcionan una barrera natural, y tienen un papel muy importante, económica y ecológicamente, como recurso natural y como protección del ambiente. Ambos aspectos no pueden separarse sin perjuicio para la zona.
Otra de las causas de las afectaciones es la extracción de arena. La Dirección Nacional de Recursos Minerales, del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI), mantiene cuatro solicitudes en trámites para extracción de arena submarina en Punta Chame, en 7 422,88 hectáreas. En los registros del mismo departamento, reposaba una sola concesión para extracción del mineral por 497,8 hectáreas. No obstante, a simple vista, se observan naves desarrollando esta actividad sin aparente control de las autoridades. Tan así, que sus moradores temen que la península de Chame desaparezca en los próximos años debido a la extracción de arena.
A continuación veremos dos fotografías, una tomada en 1982 por el Instituto Tommy Guardia, y la otra en el 2017 por la misma institución. Es posible apreciar cómo se han ido desgastando zonas de la costa de Chame. No solo se pierde costa sino también los manglares.
Otra de las causas que amenaza la integridad de Punta Chame es el cambio climático, responsable del ascenso acelerado del nivel del mar. El calentamiento global no solo derrite el hielo del planeta, aumentando el volumen de agua en los océanos, sino que al aumentar la sensación térmica de la atmósfera, el agua de los océanos se calienta y expande (dilatación térmica), ocupando estos más espacios. Al ocupar más espacio, los océanos cubren las partes bajas de las costas.
De acuerdo con las proyecciones, para fines del siglo XXI, el mar habrá aumentado un metro en comparación al nivel actual. Este aumento del nivel del mar tendrá su mayor impacto para Panamá a partir del 2025. Esto, de acuerdo con los estudios realizado por Cussati en 2010. El mar ya ha ganado territorio en Guna Yala, isla Bastimentos (Bocas del Toro), comunidades costeras de Colón, Puerto Caimito, Punta Chame y Coclé, en el Pacífico central.
CONSECUENCIAS DE LAS AFECTACIONES
❖ A CORTO Y MEDIANO PLAZO
❖ A LARGO PLAZO
La península está siendo afectada por oleajes más agresivos que están invadiendo tierras y causando serios procesos erosivos en las costas, una situación asociada a la actividad arenera y a la destrucción de manglares. Punta Chame resiente las consecuencias de una actividad sin aparente control por parte de las autoridades centrales encargadas de otorgar las concesiones, y la falta de ingresos producto de la actividad. La península parece quedar indefensa ante los oleajes que borran del mapa su cada vez más angosta cintura.
IMPLICACIONES SOCIOECONÓMICAS DEL ASCENSO DEL NIVEL DEL MAR, COMO CONSECUENCIA DEL CALENTAMIENTO GLOBAL
Las consecuencias del aumento del nivel del mar son extensas, comenzando con cambios en la morfología de los entornos costeros, especialmente la plataforma conformada por arena y material sedimentario en la que la acción de las mareas arrastra este material, depositándolo como lodo. Desde hace décadas se empezó la extracción de arena con fines comerciales cerca de la zona costera, lo que hoy se refleja con el desgaste de la superficie de la costa, que ha quedado prácticamente sin suelo.
En la zona costera de Punta Chame, previo a que iniciara la extracción de arena “de fondo marino” dentro de la bahía, se observaba su conformación por bancos de sedimentos (arena consolidada por fango) sobre una zona intermareal extensa y de pendiente suave. En ella existía una gran abundancia de poliquetos.
El poliqueto es un gusano marino rico en proteínas, utilizado para la alimentación de las larvas del camarón criados en estanques, y se extraen de los bancos de arena y fango. Los moradores y pescadores de la zona señalan que donde hay este tipo de gusanos también hay una gran cantidad de peces, e indican que la extracción de arena en la zona ha producido una merma del poliqueto. De este se alimentan algunas especies de peces y su reducción les ha causado una disminución en sus ingresos por la ausencia significativa de peces. Debido a esta escasez de poliquetos en la zona, los pescadores comentan que tienen que viajar hasta tres horas desde la costa, mar afuera, para capturar peces.
La alteración de la arena submarina y costera aumenta la turbiedad en el agua, y esto provoca daños para los organismos propios de la costa que necesitan luz solar. También puede afectar las actividades pesqueras de la zona, perjudicando financieramente a sus pobladores o a quienes se dedican a esta actividad.
En otro orden de ideas, el mar está invadiendo la carretera hacia Punta Chame. La Junta Comunal de Punta Chame no tiene fondos para enfrentar a los ataques de la naturaleza, ni siquiera para reparar un paño de la carretera destrozada por los fuertes oleajes. Hay áreas de manglares, hacia el poblado, que presentan árboles de mangle muertos con mangles vivo.
Punta Chame está siendo víctima del cambio climático: las mareas y las olas están aumentando su intensidad, tienen un mayor impacto. La carretera es la única vía de acceso a hoteles, casas residenciales veraniegas, comercios, escuelas y viviendas. Se estima que el turismo se pudiese afectar con los daños que ha sufrido la carretera. Además, unas 100 familias que habitan en el área también podrían estar expuestas, además algunos postes eléctricos también están a punto de colapsar.
El gobierno nacional aprobó una partida de casi dos millones de dólares, que ya fue refrendada por la Contraloría General de la República. Sin embargo, el Ministerio de Ambiente no autoriza a la empresa que ganó la licitación para construir el referido muro, tras alegar que esta es un área protegida.
MITIGACIÓN
Los habitantes de Punta Chame han adoptado medidas autónomas para la protección de sus bienes, con resultados variables. Uno de los comercios aplicó medidas de conservación más amigables con el medio ambiente («no hacer nada», no intervenir en el paisaje ni transformar las dunas) y es el que mayor vegetación posee, y más protección parece tener; es un caso excepcional en el área.
El proyecto se integró al paisaje y al medio natural, sin producir mayores perturbaciones ni realizar inversiones costosas en infraestructuras. El comercio desarrolla una actividad deportiva con su respectiva reglamentación y es amigable con el ambiente, lo que nos permite concluir que las actividades a desarrollar en la zona costera deben ajustarse a las características naturales del sitio, la estacionalidad, la capacidad adaptativa con el ecosistema y las estrategias de adaptación al cambio climático.
Con respecto a la protección de la localidad, una barrera metálica comenzó a ser colocada provisionalmente por el Ministerio de Obras Públicas (MOP) en la zona costera de Punta Chame, provincia de Panamá Oeste, en donde el fuerte oleaje destruyó parte de la carretera. La barrera instalada será provisional considerando que ya existe un estudio técnico que permitirá determinar la viabilidad de colocar gaviones o un sistema de cable estacado para resguardar la vía. La muralla fue conformada con guardavías de metal que mantenía esta institución en un depósito.
Las oportunidades y los desafíos de la gestión ambiental están estrechamente relacionados con las actuaciones en materia de ordenamiento y desarrollo territorial del país. Los objetivos deben incluir la conservación de la biodiversidad; la ordenación de usos del suelo con criterios de sostenibilidad ambiental; la gestión integral de los recursos hídricos; la evaluación y gestión de impactos de los procesos de desarrollo, y de gestión de la calidad ambiental.
El desarrollo territorial del país ha de incorporar la dimensión ambiental como pilar esencial para la calidad y sostenibilidad de vida de la población, sin embargo, si no optimizamos el cumplimiento de dichos pilares y no nos comprometemos realmente con proteger nuestro entorno, en vano son los procesos intensos de elaboración técnica, la discusión y concertación social, empresarial y político institucional.
Panamá carece de planificación estratégica del desarrollo y de su ordenamiento ambiental, urbanístico e infraestructura a nivel nacional. Puesto que el desarrollo socio-económico de Panamá se ha basado en parte importante en sus activos geográficos, territoriales, naturales y ambientales, resulta evidente la necesidad y conveniencia de resolver esta carencia, mediante una guía para la acción de todos los agentes que intervienen sobre el territorio.
RESULTADOS
La población se está dando cuenta de los efectos del cambio climático y del aumento del nivel del mar y sus afectaciones devastadoras , pero aún creen que con barreras se controlará. Se están realizando estudios de mareas y comportamientos para tratar de mitigar los impactos. Técnicos del departamento de Estudios Especiales del Instituto Geográfico Nacional Tommy Guardia, realizan una gira de trabajo sobre nivelación en la carretera que conduce a Punta Chame, provincia de Panamá Oeste.
La jornada de nivelación en la carretera que conduce a Punta Chame tiene como objetivo principal arrastrar las elevaciones referidas al DATUM altimétrico cartográfico, al punto de control establecido en el área de los pescadores de Punta Chame. A este fueron referidas las observaciones del nivel del mar, empleando un mareógrafo y también realizando la nivelación del nivel del mar, por un período prolongado. Al finalizar estos estudios, se tendrá como resultado el conocimiento del nivel de las altas mareas en dicho litoral; por el momento se culminará la captura de información para su análisis y definición de los planos de altura.
El ser humano se puede ir adaptando al impacto del cambio climático e ir planificando a futuro la conservación de los ecosistemas que les dan bienes y servicios, y el desarrollo de las comunidades y las poblaciones que se encuentran alrededor. Adaptarse es afrontar los cambios que se van dando paulatinamente, y estar preparado para cualquier emergencia que permita conservar, y recuperar los sistemas degradados que pueden servir en la protección de las poblaciones humanas frente a las amenazas.
CONCLUSIONES
Una de las enseñanzas de las afectaciones que se están presentando en Punta Chame es que el cambio climático sí existe y que ya está en Panamá.
La Convención de las Naciones Unidas define el cambio climático como “un cambio en el clima, atribuible directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera” afectando a todo el globo en diversos escenarios.
Panamá dio inicio al proceso de revisión de la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, por su sigla en inglés). Esta es una estrategia en virtud de la cual, cada país, se fija unas metas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, al tiempo que toma medidas para enfrentarse a los escenarios climáticos adversos. Algunos países están volviendo sus ojos a las costas y al mar con tal de encontrar en los ecosistemas marinos la clave que les permitirá ser más ambiciosos en sus contribuciones nacionalmente determinadas.
Los ecosistemas costeros se modifican lentamente por la alta salinidad y concentración de oligoelementos, lo que afecta y condiciona su capacidad agrícola. El crecimiento exponencial de la población, el consumismo, el constante cambio de uso de suelo, la deforestación de los bosques de manglar y en ocasiones, la falta de conciencia social juega un papel negativo a la adaptabilidad y mitigación a los efectos del aumento del nivel del mar, el calentamiento global y el cambio climático.
Los manglares son parte importante del ecosistema marino y por ello se debe concienciar a la población que mantenerlos y aumentarlos, por ahora sería, la solución al problema de fuertes oleajes y protección que requieren para Punta Chame. Estos ecosistemas brindan muchos más beneficios; por ejemplo, funcionan de filtro para mejorar la calidad de las aguas costeras que desembocan en el océano que son importantes para el turismo y la pesca. También, los ecosistemas de carbono azul son viveros de especies de interés comercial y, por tanto, fuente de proteína para las comunidades costeras; además, protegen a las personas ante inundaciones, tormentas y erosión costera.
La inevitable transgresión marina pone en juego la disponibilidad de los recursos marino-costeros, y su permanencia en el tiempo. En muchas localidades costeras del Pacífico y Caribe panameños, las afectaciones son evidentes, impactando varios recursos naturales y comunidades. Por mencionar uno, la disponibilidad de agua. En las aguas subterráneas ocurre la salinización de los acuíferos costeros, lo que aumenta la vulnerabilidad de su calidad de agua; en adición, muchos ni siquiera han sido estudiados cuantitativamente. En las localidades insulares -en las islas habitadas- las amenazas sobre la disponibilidad de agua de pozos es real.
RECOMENDACIONES
De acuerdo con el criterio de los expertos, Panamá necesita estrategias sociales y ambientales viables, así como económicamente puntuales y de escala local. Los municipios, por precepto constitucional, deben gestionar la vulnerabilidad a los impactos del cambio climático, gestionar el riesgo e implementar planes de adaptación. El apoyo de las empresas privadas y organizaciones no gubernamentales es indispensable para obtener un mayor impacto y mejores herramientas de trabajo.
El Estado panameño debería reconsiderar las acciones que ha planteado hasta el momento en reducción y limitación de las emisiones de gases de efecto invernadero, para reducir el daño que el cambio climático está causando y causará a la sociedad y a los ecosistemas. Las políticas públicas son clave en la mitigación de los efectos de la variabilidad climática: fortaleciendo la investigación, la predicción de los efectos del cambio climático y los impactos en la demografía, en el ambiente, en la economía y en la gestión de la conservación de la biodiversidad.
BIBLIOGRAFÍA
Por: Isaías Ávila, Teodolinda Pérez y Isaach Sagel. 2020.
Curso avanzado de Cambio climático y medidas de adaptación. Maestría en Ingeniería Ambiental. Facultad de Ingeniería Civil. Universidad Tecnológica de Panamá.
El ganado es clave para la seguridad alimentaria. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); la carne, la leche y los huevos proporcionan el 34 % de la proteína consumida a nivel mundial, así como micronutrientes esenciales como la vitamina B12, A, hierro, zinc, calcio y riboflavina (vitamina B2). Pero su contribución a la seguridad alimentaria y la nutrición va mucho más allá de eso, e incluye una gama de otros bienes y servicios, como el estiércol y la tracción animal.
Cientos de millones de personas vulnerables dependen del ganado en un clima cambiante, debido a la capacidad de los animales para adaptarse a condiciones marginales y resistir los choques climáticos. Los productos ganaderos son responsables de más emisiones de gases de efecto invernadero que la mayoría de las otras fuentes de alimentos. Las emisiones son causadas por la producción de alimento, fermentación entérica, desperdicio animal y cambio de uso de la tierra.
Las cadenas de suministro de ganado representan 7,1 Giga Toneladas de CO2 (FAO, 2017), equivalentes al 14,5 % de las emisiones antropogénicas globales de gases de efecto invernadero. El ganado (carne de res, leche) es responsable de aproximadamente dos tercios de ese total, en gran parte debido a las emisiones de metano resultantes de la fermentación del rumen, y más ahora las actividades de adecuación y expansión humana hacia zonas boscosas, mayormente en países subdesarrollados, que reclaman cambiar el entorno para criar ganado para su supervivencia. Se podría decir que la transformación de los ecosistemas para ganadería está estrictamente vinculada a las emisiones por esta actividad.
En la actualidad existen pocas investigaciones para nuestro país que vinculen a la actividad ganadera como una de las que más contribuyen al calentamiento global. Tampoco la cantidad de bosques o vegetación que se tala o corta para dedicar esa tierra a la actividad agrícola.
Por lo que trataremos de recopilar la mayor cantidad de datos que se encuentran a nivel internacional y encontrar una posible relación entre el aumento de las emisiones de estos gases para Panamá y si guardan relación de forma directa con la ganadería.
Por otro lado, el ganado rumiante (vacas, ovejas, búfalos, cabras, venados y camellos) tiene un estómago anterior (o rumen) que contiene microorganismos llamados metanógenos, que son capaces de digerir material vegetal grueso y que producen metano como un subproducto de la digestión (entérico fermentación): este metano es liberado a la atmósfera por el eructo animal.
La cantidad de metano emitida por el ganado depende principalmente de la cantidad de animales, el tipo de sistema digestivo que tienen y el tipo y la cantidad de alimento consumido. Los rumiantes son la principal fuente de emisiones de metano del ganado porque producen la mayor cantidad de metano por unidad de alimento consumido.
Las emisiones directas de ganado representan aproximadamente el 66% de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola (Australia) y el 10% de las emisiones nacionales totales de gases de efecto invernadero (USA). Esto convierte al ganado en la tercera fuente de emisiones de gases de efecto invernadero después de los sectores de energía y transporte. El ganado es la fuente dominante de metano (CH4) y óxido nitroso (N2O). Además de tomar en cuenta la destrucción de los sumideros de calor (bosques) para crear zonas de pastoreo y crianza de animales para explotación ganadera.
Encontrar posibles soluciones a la problemática que enfrenta nuestro país respecto a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según Nejadhashemi et al., con el abrupto aumento de la demanda de productos de origen animal debido al crecimiento poblacional, las repercusiones de la sobreproducción de ganado en las condiciones del clima futuro serán notorios, así como a su vez el clima causará anomalías en el ciclo de vida de animales de consumo. El aumento de la concentración de CO2 dará como resultado cambios en el crecimiento de la hierba, con un mayor efecto en las especies C3 (sin adaptaciones fotosintéticas para reducir la evapotranspiración) y menos en los campos de grano.
La calidad de los cultivos forrajeros y el forraje puede verse afectada por el aumento de las temperaturas y las condiciones secas debido a las variaciones en las concentraciones de carbohidratos y nitrógeno solubles en agua. Los aumentos de temperatura pueden aumentar los componentes de la lignina y la pared celular en las plantas, lo que reduce las tasas de digestibilidad y degradación, lo que conduce a una disminución en la disponibilidad de nutrientes para el ganado.
El cambio climático, actualmente es el fenómeno del aumento de la temperatura promedio a nivel global, se refleja en la atmósfera terrestre y los océanos; los efectos de estas variaciones de la temperatura afectarán a todos por igual, a pesar que a nivel científico se debate cuáles son las causantes y qué medidas se pueden aplicar para disminuir estos efectos, aún estamos a tiempo, sin embargo no es mucho ya que estos efectos ya se están manifestando en todas partes del mundo.
Podríamos listar unos diez efectos que son los que principalmente ya se perciben:
1. Aumento del nivel del mar: este efecto es el que se percibe en mayor medida y que hay evidencias más que suficiente entre ellas:
a. Derretimiento de los glaciares.
b. Desaparición del hielo marino.
c. Derretimiento de la plataforma de hielo polar.
Al ritmo actual de este derretimiento en el Ártico, Groenlandia y la Antártida se especula que el nivel del mar aumente unos 20 metros de aquí al 2100, con ellos su principal efecto se dejará ver en ciudades que están al nivel del mar, como ejemplo podemos observar la ciudad de Miami.
2. Olas de calor: a raíz del aumento de los gases de efecto invernadero que quedan atrapados en la atmósfera, se empezaran a sentir olas de calor con mayor frecuencia, lo que con ello traerá enfermedades relacionadas al calor, por otro lado, se podrían desencadenar varios incendios.
3. Tormentas asesinas: el agua caliente de los océanos alimentará la intensidad de las tormentas y dando como resultado mayor número de huracanes. Con el calentamiento global las tormentas se volverán extremadamente graves, los efectos devastadores ya se reflejan en los daños materiales, inundaciones, pérdidas de vidas, también se han visto los cambios en los patrones de lluvias.
4. Sequías: el aumento de la temperatura ocasiona que se caliente el planeta y con ello se disminuye la disponibilidad de agua dulce, el mayor sector afectado es la agricultura por la demanda requerida para la producción de alimentos y como efecto de esto se puede atribuir que el hambre se hace más generalizada.
Hay lagos históricos que están desapareciendo por todo el mundo, caso del Poyang (el mayor de China), el Poopó (Bolivia) o el Mar de Aral.
5. Especies en extinción: se están produciendo cambios desastrosos e irreversibles en el hábitat como consecuencias de la desertificación, la deforestación y el aumento de la temperatura de los océanos, esto amenaza con poner en peligro varias especies al punto que podrían extinguirse, claro ejemplo es el caso del oso polar que se aclimata al derretimiento de las capas de hielo que representan su hábitat, el cual día a día vemos que se va perdiendo rápidamente y las posibilidades de conseguir alimento.
6. Enfermedades: los cambios de temperatura, inundaciones y sequías, al combinarse crean las condiciones adecuadas para que prosperen las ratas, mosquitos y otras plagas que portan enfermedades. Enfermedades como el cólera, virus del Nilo Occidental, la enfermedad de Lyme, la fiebre del dengue, etc. son cada vez mayores y ya no se limitan a los climas tropicales. El asma está en continuo crecimiento.
Es probable que los cambios del clima prolonguen las estaciones de transmisión de importantes enfermedades transmitidas por vectores y alteren su distribución geográfica. Por ejemplo, se prevé una ampliación considerable de las zonas de China afectadas por la esquistosomiasis, una enfermedad transmitida por caracoles.
El paludismo depende mucho del clima. Transmitida por mosquitos del género Anopheles, el paludismo mata a casi 600 000 personas cada año, sobre todo niños africanos menores de cinco años. Los mosquitos del género Aedes, vector del dengue, son también muy sensibles a las condiciones climáticas.
7. Desaparición de glaciares: en todo el mundo estamos viendo que los glaciares se están reduciendo a un ritmo alarmante. Cada vez son más los que estamos perdiendo. Según la ONU 1 000 millones de personas aproximadamente una séptima parte de la población mundial se verán afectadas para 2050 por la desaparición de los glaciares y el incremento del nivel del mar.
Mientras, la capa de hielo de Groenlandia está perdiendo alrededor de 287 gigatoneladas de hielo por año, es decir, el equivalente al peso de aproximadamente 50 000 pirámides de Giza.
Se prevé un deshielo generalizado del permafrost para este siglo y que libere entre 1 460 y 1 600 gigatoneladas de gases de efecto invernadero, equivalentes a casi el doble del carbono que se encuentra actualmente en la atmósfera.
Por otro lado, los glaciares del Cáucaso, Europa Central o los Andes también se verán afectados. El documento señala que los glaciares de montaña perderán al menos un quinto de su masa para finales de siglo.
8. Guerras: los conflictos en todo el mundo se producen por el control de los recursos naturales que están disminuyendo día a día. No muchos de nosotros somos conscientes de que el genocidio que ocurrió en la región de Darfur en Sudán fue la consecuencia de la crisis ecológica que tenía sus raíces en la reducción de los recursos naturales que fueron puestas en marcha debido a los cambios climáticos. La guerra en Somalia comenzó en circunstancias muy similares. Hoy en día, los expertos temen que este incremento en las guerras entre algunos países sea por el agua y los alimentos.
Por lo tanto, calcula a la ONU que hay 2,1 billones de personas en el mundo que tienen sed (es decir, cuatro de cada diez habitantes del planeta), la mayoría de ellos vive en áreas escasamente pobladas sin acceso directo, o con poco acceso a las fuentes. A medida que más y más ciudades sobrepobladas consumen el líquido necesario para satisfacer a un número creciente de ciudadanos.
Los estudiosos cuentan con 343 conflictos en curso para el control de las fuentes de agua. No es una característica de la contemporaneidad, si la primera guerra por agua se reconoce convencionalmente como la que se libró en 2 500 A.C. en Mesopotamia cuando el rey de Lagash construyó canales para desviar el río mediante la eliminación del líquido en Umma, cerca de la actual Bagdad.
De seguir la problemática que tenemos por el abastecimiento de agua tanto como para el consumo y demás actividades podemos mencionar algunos conflictos a nivel mundial que podrían llevar a una guerra por el agua, entre estos tenemos:
• El Medio Oriente es la mecha del problema. El Tigris y el Éufrates, que hemos aprendido desde la escuela secundaria, son las arterias que rocían esa tierra desafortunada. Los dos grandes ríos tienen su origen en Turquía, donde Erdogan planificó la construcción de una serie de represas para aprovechar el agua en detrimento de los países que están río abajo y se quejan del robo de recursos.
• Simplemente muévase un poco para encontrar un escenario similar a lo largo del Jordán, compartido por Israel, Jordania, Siria, Líbano, Cisjordania, pero explotado sobre todo por Israel: el agua no es uno de los puntos clave en ningún acuerdo de paz, todo en este momento. Falló, entre el estado judío y los palestinos.
• En África, el Nilo es el hueso de la discordia, ya que alimenta a los diez países que se están bañando. Egipto se opone a la decisión de Etiopía de construir una gran represa para mantener parte del líquido, que teme reducir el flujo, mientras que Kenia se queja de que puede disminuir el nivel del lago Turkana, vital para el sustento de las numerosas etnias.
• En Asia, la hambrienta economía china ve en el río Mekong una fuente de energía para ser explotada a través de siete grandes centrales hidroeléctricas. Y Laos está siguiendo este ejemplo para encontrar la respuesta a la pobreza del país en el agua. En detrimento de los vecinos preocupados por el daño que podría resultar en la pesca y la agricultura.
9. Inestabilidad económica: la economía de un país está directamente relacionada con las consecuencias del cambio climático. Los desastres naturales como inundaciones o huracanes son costosos. La crisis mundial está dando lugar a un aumento en los costos de la energía y los alimentos, así las tensiones económicas por controlar las materias primas hacen que están cada vez sean más costosas.
10. Destrucción de ecosistemas: el aumento de los gases de efecto invernadero no sólo está provocando cambios drásticos en la atmósfera, pero que está causando estragos en todo el planeta, lo que afecta el suministro de agua, el aire limpio y la agricultura, así como a los recursos energéticos. Las plantas y los animales mueren o se trasladan a otros hábitats (no endémicos), cuando los ecosistemas de los que dependen para sobrevivir (como los arrecifes de coral) se ven amenazados por el calentamiento de la temperatura del mar y el agua es más ácida. A medida que el cambio en el clima afecta a la forma de vida, incluso los seres humanos deberán migrar resultando en una mayor competencia y la guerra por la escasa cantidad de recursos.
Las barreras de coral están siendo grandemente perjudicadas, el aumento de temperatura del agua está provocando que se destruya su ecosistema. Si no se pone remedio podrían desaparecer para 2050, aunque hoy día ya se han perdido muchas zonas que se consideran irrecuperables.
El metano (CH4) es un producto final de la fermentación que sufren los alimentos en el rumen, que en términos de energía constituye una pérdida y en términos ambientales contribuye al calentamiento y al cambio climático global. La investigación en nutrición animal se ha enfocado en su mayor parte a encontrar métodos para reducir las emisiones de CH4 debido a la ineficiencia energética que ocurre en el rumen, y no por el rol del CH4 en el calentamiento global. Sin embargo, recientemente se ha prestado más atención a su contribución potencial al cambio climático (Jorge Armando Bonilla Cárdenasa, 2012)
No solo es 30 veces más peligroso para el cambio climático que el dióxido de carbono sino que, según los modelos de los que disponemos, se trata del causante de una quinta parte del calentamiento global: cada vez hay más metano en la atmósfera.
El ganado vacuno es el mayor emisor de GEI con alrededor de 5,0 gigatoneladas de CO2-eq, que representan el 62 % de todas las emisiones. El ganado vacuno de carne y el ganado vacuno de leche emiten cantidades similares de GEI. Los cerdos, las aves de corral, los búfalos y los pequeños rumiantes tienen niveles de emisión menores, que representan entre el 7 % y el 11 % de las emisiones totales.
Las emisiones del sector ganadero tienen su origen en cuatro procesos: fermentación entérica, gestión del estiércol, producción de los piensos y consumo de energía. GLEAM proporciona información detallada de cada una de dichas fuentes.
El CH4 es producido en el rumen por un grupo altamente especializado de microorganismos, los cuales son anaerobios obligados. La producción de CH4 por estos microorganismos es parte de su metabolismo energético, y la mayoría utilizan CO2 como su aceptor terminal de electrones en la respiración anaeróbica, convirtiéndolo a CH4; el donador de electrones utilizado en este proceso es generalmente el H2.
Las condiciones anaerobias, la ausencia de luz y la presencia de NO3, S y SO4 que caracterizan la fermentación de materia orgánica (MO), conducen a la biogénesis de CH4. Debido a la gran diversidad de estructuras orgánicas presentes en la biomasa ruminal, se requiere de un amplio grupo de microorganismos para su fermentación además de los metanogénicos, ya que estos sólo catabolizan un limitado número de sustratos. Así, el complejo de microorganismos convierte los carbohidratos, proteínas y lípidos en fragmentos de menor peso molecular, y estos son utilizados por bacterias acetogénicas (productoras de H) para formar acetato e H, y CO2, los cuales son utilizados por los metanogénicos.
Las emisiones de GEI provenientes del ganado vacuno representan cerca del 65% de las emisiones del sector pecuario (4,6 gigatoneladas de CO2-eq), lo que hace del ganado vacuno el principal productor de emisiones del sector. La producción de carne de vacuno contribuye con 2,9 gigatoneladas o el 41 % del total de las emisiones del sector, mientras que las emisiones provenientes de la producción de leche ascienden a 1,4 gigatoneladas o el 20 % del total de las emisiones del sector. Las emisiones asignadas a otros bienes y servicios, como la tracción animal y el estiércol utilizado como combustible, representan 0,3 gigatoneladas. Estos bienes y servicios proporcionados por el ganado son especialmente importantes en Asia meridional y África subsahariana, donde representan casi el 25 % de las emisiones.
Algo curioso de estas investigaciones y datos obtenidos es que a pesar que la ganadería proporciona una cantidad sustancial de metano como principal gas de efecto invernadero, se cuentan con estudios que indican un creciente aumento de gas metano del cual se desconoce la fuente, en base a unos datos presentados por la NOAA en el 2018 se dio un aumento de 10,77 ppm, es la mayor subida anual en dos últimas décadas y se desconoce el por qué.
Asociarlo exclusivamente a la ganadería sería un error ya que resulta contradictorio que sean los rumiantes los que están aumentando las emisiones de metano, y por lo mencionado, es bien conocido que la población de animales rumiantes al igual que otras especies se han visto reducidas en cantidades si se compara con los siglos pasados donde el número era mucho más abundante, lo que resultaría contradictorio con los niveles en la actualidad pues a menor cantidad de rumiantes debería disminuir estas emisiones de origen biológicas.
La demanda y producción a nivel mundial de los productos ganaderos esta aumentado rápidamente debido a factores como el crecimiento poblacional, aumento de los ingresos y el consumo en la dieta de productos provenientes del ganado vacuno. Sin embargo, el crecimiento en este sector tiene grandes impactos que afectan al aire, la tierra, el suelo y la biodiversidad.
El ganado vacuno es el mayor emisor de Gases de Efecto Invernadero (GEI) con alrededor de 5,0 gigatoneladas de CO2-eq, que representan el 62 % de todas las emisiones. El ganado vacuno de carne y el ganado vacuno de leche emiten cantidades similares de (GEI).
En miras de hacerle frente al Cambio Climático Panamá ha elaborado la “Estrategia Nacional al 2050”, su principal objetivo es encaminar la economía panameña a que sea más verde y así lograr disminuir las emisiones de carbono a través de mecanismos de mitigación y adaptación para contribuir al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En la gráfica se registra la producción de ganado vacuno para Panamá desde 2010-2018, se puede observar que en los años 2011-2013 la producción se mantuvo casi constante, sin embargo, hubo un descenso hasta el año 2015, posteriormente se observó que en el año 2018 aumento la producción.
De acuerdo a datos obtenidos por la Contraloría General de la República, Instituto Nacional de Estadística y Censo, la existencia de ganado vacuno para el año 2018 fue de 1 558 400 reses, registrando un aumento de 2,3 % es decir 35 400 reses más que en el 2017. Las provincias con mayor cantidad fueron: Chiriquí con 316 600, Veraguas con 252 400 y Darién con 230 200 cabezas de ganado, lo que representó un porcentaje de 20,3 %, 16,2 % y 14,8 %, respectivamente.
Las provincias de Bocas del Toro, Coclé y Panamá Oeste observaron un aumento en su producción con relación al 2017, principalmente a nacimientos, compras, traslados y el incremento de la cría y ceba para la compra y mejoramiento de la genética en el hato ganadero, las mismas registraron porcentajes de 6,6 %, 4,0 % y 22,4 % en el orden respectivo. Otras provincias como Colón, Herrera y Panamá reportaron una disminución del 6,6 %, 2,1 % y 10,1 %, respectivamente, comparado con la producción registrada en el 2017; estas principalmente a ventas.
De las fuentes de alimentos que existen, la de productos ganaderos es la responsable de más emisiones de gases de efecto invernadero. Las emisiones del sector ganadero tienen su origen en cuatro procesos: fermentación entérica, gestión del estiércol, producción de los piensos y consumo de energía.
Se estima que las cadenas de producción ganadera emitieron globalmente un total de 8,1 gigatoneladas de CO2-eq en 2010 (usando los últimos índices de potencial de calentamiento del IPCC: 298 para N2O y 34 para CH4). El metano (CH4) representa un 50 por ciento del total). El óxido nitroso (N2O) y el dióxido de carbono (CO2) muestran porcentajes similares, siendo éstos un 24 y un 26 por ciento, respectivamente.
La carne y la leche de ganado vacuno son los dos productos con mayores emisiones 3,0 y 1,6 gigatoneladas de CO2-eq, respectivamente. Una manera de comparar el desempeño de diferentes productos es expresar las emisiones por kilo de proteína.
Según datos de la FAO la actividad que más intensidad de emisiones produce es la de carne de ganado vacuno. Durante los años 2017 y 2018 en Panamá, las intensidades en las emisiones para la carne de ganado vacuno fueron de 33,05 y 32,84 kg de CO2-equi /kg de carne de ganado vacuno como se muestra en la figura 5, hubo una pequeña disminución en la intensidad de emisiones.
La FAO estima que mejorando las prácticas de cría se pueden reducir las emisiones entre un 20 % y un 30 % en todos los sistemas de producción. Uno de los principales problemas en implementar la ganadería baja en carbono es la falta de inversión para aplicar medidas de mitigación.
En Panamá el Proyecto IDIAP-CATIE realizó un estudio en donde de 2 000 fincas se escogieron al azar 200, identificaron dos tipos de manejos a saber:
Al implementar un manejo mejorado en una finca se garantiza que las emisiones de GEI se reduzcan, además de que al utilizar pasto mejorado y una mejor alimentación al ganado, se están adoptando medidas de adaptación al cambio climático, es decir no solo se esta contribuyendo a mitigar el cambio climático sino que se están aplicando medidas de adaptación que al final son reducidas en un desarrollo sustentable.
Para la presentación de las soluciones del problema de estudio, se recopiló literatura de plataformas en línea de revistas de investigación científica con información acertada para el tema del trabajo, en este caso, control de emisiones de gases de efecto invernadero para las aplicaciones de ganadería de bovinos y otros animales rumiantes.
Una de las plataformas utilizadas fue Science direct de la revista científica Elsevier, así como el repositorio de estudios agrícolas de la Universidad estatal de Dakota del Norte, la Universidad estatal de Dakota del Sur, la Universidad Estatal de Iowa, Universidad de Cornell y la revista Scielo. La revisión de literatura consistió de compilación de artículos, verificación de información experimental, selección de la información más valiosa y por último la evaluación y síntesis de la información seleccionada.
Para ganado bovino hay dos categorías de crianza con enfoques distintos de manejo de contaminación; están para el caso de ceba para consumo de carne y el caso de producción de leche de vaca. De acuerdo a Koziel et al. (2016), se puede presentar las siguientes medidas de control de gases factibles para actividades relacionadas a ganaderías de bovinos, de acuerdo a un porcentaje evaluado de reducción de 66 % de emisiones de gases de amoniaco (NH3), ácido sulfhídrico (H2S), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), compuestos orgánicos volátiles (VOCs) y proliferación de partículas contaminantes (PM).
Las medidas para cambiar la fermentación entérica para reducir las emisiones también pueden aumentar la productividad animal al aumentar la eficiencia digestiva. Reducir la cantidad de ganado para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero sería contrario a los objetivos de la industria ganadera.
La industria ganadera bovina es vital para muchas comunidades regionales y ocupan una importante posición en la cartera del sector bancario con financiamiento de 673 millones de balboas según un informe de la Superintendencia de Bancos (2013). Hay que tener en cuenta que algunos métodos para reducir las emisiones del ganado pueden conducir a una mayor ingesta de materia seca por animal o proporcionar al agricultor la oportunidad de aumentar las tasas de almacenamiento, lo que resulta en un cambio neto o incluso un aumento neto en la producción de metano.
Tabla 1. Tecnologías con reducción de emisiones por encima del 66 %. Los valores negativos indican incremento de las emisiones del componente contaminante.
Los biofiltros se pueden usar para tratar el escape de los ventiladores de pared y sumideros de los edificios de ganado con ventilación mecánica, el escape de los ventiladores de sumideros en los edificios con ventilación natural y el escape de los sistemas de almacenamiento y tratamiento de estiércol. Los estudios de biofiltración se han centrado principalmente en la reducción de olores, H2S, NH3 y emisiones específicas de compuestos orgánicos volátiles (VOCs). Hay poca información disponible en la literatura sobre las capacidades de reducción de CH4 y N2O de los biofiltros en fase gaseosa.
Se recomienda la acidificación del estiércol de vaca para reducir las emisiones de NH3, pero se sabe relativamente poco sobre el efecto de dicho tratamiento sobre la dinámica de C y N durante la acidificación, el almacenamiento y después de la aplicación al suelo. Algunos autores como Pedersen (2017), han encontrado que, para monocultivos como el maíz, la acidificación (uso de ácidos para descomponer la materia orgánica) del estiércol contribuye para la asimilación apropiada del compuesto P (fósforo) necesario para el crecimiento de la planta. Existe conflicto en su uso por la descompensación del beneficio por alta probabilidad de malos olores.
Para disponer adecuadamente o utilizar el estiércol de ganado, este flujo de desechos debe caracterizarse para evaluar su beneficio como materia prima, por ejemplo, relación carbono: nitrógeno C/N, composición elemental, contenido de metales pesados y emisiones de GEI. Numerosos informes han presentado las propiedades físicas y químicas del estiércol de ganado tratado mediante métodos aerobios y anaerobios para obtener un fertilizante totalmente natural, sin la adición de elementos químicos sobresaturados de otros catalizadores que no son buenos para las actividades enzimáticas de suelo. El proceso también es de cogeneración, porque se puede producir metano combustible útil para procesos de combustión en generación de potencia.
Nicolai et al. (2004) explican en su publicación en conjunto a la Universidad de Dakota del Sur, los beneficios de utilizar cubiertas para optimizar procesos biodegradables para la gestión de desechos bovinos. Cuando se coloca una cubierta directamente sobre la superficie del estiércol, los siguientes procesos tienen lugar:
Debido a que las cubiertas impermeables atrapan y retienen los gases que salen del estiércol, se debe proporcionar una ventilación para evitar la acumulación de presión excesiva en el espacio de cabeza y para evitar una posible explosión. Los gases bajo la cubierta son extremadamente tóxicos y corrosivos. Las cubiertas permeables, como la paja, el geotextil o las bolas de arcilla flotantes, también son alternativas efectivas para reducir el olor de las instalaciones de estiércol de ganado. La efectividad del control de las emisiones de gases y olores es menor que con las cubiertas impermeables.
La Universidad Estatal de Iowa ha realizado estudios en la mejora de la calidad del aire para aplicaciones en gestión agropecuaria por medio del uso de aditivos. El laboratorio de extensión de este centro educativo define que estos se pueden clasificar en una de tres categorías amplias, aditivos microbianos, adsorbentes y absorbentes, y otros aditivos químicos. Los aditivos microbianos son algún tipo de cultivo mixto de enzimas, cultivo mixto de microorganismos, o alguna combinación de los dos que se agregan al estiércol a alguna frecuencia establecida. Los adsorbentes y absorbentes son compuestos que recogen compuestos olorosos en su superficie o interior, evitando su pérdida por el estiércol. Otros aditivos químicos son una clase de químicos que actúan alterando los compuestos olorosos e incluyen agentes oxidantes, precipitantes, aceptores de electrones o incluso químicos que alteran el pH.
El objetivo principal de este método es eliminar la nitrificación, al reducir el exceso de amoniaco y óxido nitroso. Una vez aplicado los desechos de ganado a la tierra cultivable, la rápida incorporación de estiércol al suelo se ha identificado como una técnica práctica para reducir las emisiones de NH3. Sin embargo, la pérdida reducida de NH3 conserva N y, por lo tanto, aumenta el conjunto de minerales del suelo N, de acuerdo a Thorman et al. (2008).
Según Thorman, este elemento N puede estar disponible posteriormente para la nitrificación y desnitrificación microbiana, y la producción de N2O. El estiércol de ganado se reconoce como una causa importante de contaminación de nutrientes de suelo. Por lo tanto, es esencial que se desarrollen métodos prácticos e integrados para mitigar la contaminación difusa como parte del programa de medidas necesarias para minimizar la contaminación difusa de la agricultura que promueve la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Dichos métodos de mitigación también deberán desarrollarse dentro de las posibles revisiones futuras a la legislación para reducir las pérdidas de NH3.
Es una de las herramientas más poderosas que tenemos para administrar los recursos de pastizales. Efectúa la utilización y la selección de especies de plantas, reduce el consumo indiscriminado, controla la competencia de las malezas, mejora la distribución del estiércol, mejora la diversidad de las plantas y puede producir el contacto semilla- suelo.
Se puede hacer intervalos de rotación de potreros para poder recuperar las zonas antes utilizadas, o emplear pastoreo ultra alta densidad; mediante el cual se aumenta la carga instantánea de animales en una superficie de alimentación, aprovechando al máximo la superficie. Es costoso, pero se ha demostrado resultados que favorecen la disminución cantidad de partículas contaminantes en el aire.
Estudios en Europa e Iowa, utilizando diferentes técnicas de evaluación, indican que la inyección del suelo reduce significativamente el olor durante la aplicación en la tierra. En Europa, los investigadores midieron la cantidad de aire de dilución necesaria para reducir el olor hasta el punto en que es detectable. Los números fueron asignados a la intensidad inicial. Cuanto mayor sea el valor del «umbral» de dilución, más fuerte será el olor inicial.
La aplicación de estiércol de ganado a la tierra es una forma efectiva de reciclar nutrientes. Como tal, el estiércol de ganado que se extrae y se aplica a los campos de cultivo o se deposita directamente mediante el pastoreo o el ganado de estación (verano, invierno) reduce la dependencia de fertilizantes comerciales y ayuda a mantener la productividad de la tierra. El estiércol del ganado plantea desafíos como un suplemento del suelo debido a su naturaleza heterogénea. La fuente de maduración (otros compuestos orgánicos) y el procesamiento del estiércol son dos fuentes importantes de heterogeneidad. Los procesos de compostaje y apilamiento revisan estrategias para aprovechar el estiércol y gestionar la emisión de gases invernaderos en granjas bovinas como maduración y tratamiento de desechos.
El compostaje es bueno, porque aumentaría aún más la concentración de nutrientes debido a la pérdida de agua y carbono; sin embargo, es un proceso largo. El apilamiento, para estiércol sólido del ganado generalmente se aplica en forma de difusión superficial del estiércol con un esparcidor, generalmente seguido de una operación de incorporación. Si bien es deseable incorporar estiércol sólido de ganado en el suelo, especialmente para reducir el olor, los beneficios en la retención de nutrientes no siempre son evidentes, como cuando el estiércol tiene pocas formas de N volatilizable como el amoníaco. Además, la perturbación significativa del suelo asociada con varias operaciones de incorporación puede aumentar la susceptibilidad del suelo a la erosión. Se demostró que alimentar y sobrecebar vacas directamente en el campo aumenta la retención general de nitrógeno en el sistema suelo-planta en comparación con sacar estiércol de pilas de secado y esparcirlo en el suelo.
Por: Raúl Frías, Francisco González, Amanda Henderson, Andrés Martínez y Iván Solís. 2020.
Curso avanzado de Cambio Climático y medidas de adaptación. Maestría en Administración de Proyectos de Construcción. Facultad de Ingeniería Civil. Universidad Tecnológica de Panamá.
Tema: Capacidad de resiliencia del archipiélago de Bocas del Toro frente al cambio climático.
Variables de investigación
Problema: Afectación de las comunidades del archipiélago de Bocas del Toro.
Objetivo
❖ Demostrar que la variabilidad climática puede afectar la comunidad del Archipiélago de Bocas del Toro.
Metodología de investigación
❖ Registros
❖ Referencias bibliográficas
Introducción
Las islas caribeñas tienen particularidades geográficas y sociales que merecen ser estudiadas a fondo de cara a los impactos potenciales que puede tener la variabilidad climática en el corto plazo y el cambio climático a largo plazo sobre los ecosistemas marino- costeros y las comunidades locales. Las islas de Bocas del Toro se encuentran expuestas a los efectos de la variabilidad climática que se identifican en la irregular distribución de las lluvias, el aumento de la temperatura media, ambas variables climáticas alteradas por los fenómenos océano-atmosférico de El Niño y la Niña y al aumento del nivel medio del mar.
La mayor parte de la población local ha percibido los cambios en las variables climáticas que más los afectan. Las variables sociales de una comunidad ejercen una gran influencia en el grado de adaptación al cambio y la variabilidad climáticos.
Según las investigaciones realizadas hemos visto que la mayor parte de comunidad aun cuando ha percibido cambios en el clima no han tomado acciones, lo que cual se puede calificar como una capacidad adaptativa reactiva individual; por su parte la institucionalidad local y nacional adolece de recursos físicos, personales y financieros para prepararse para escenarios futuros con muchas incertidumbres.
MARCO TEORICO
1. Zonas marino costeras
Las zonas marino-costeras comprenden las playas, los manglares y los corales; ecosistemas frágiles al cambio climático global y a la variabilidad climática en particular, por los efectos que ésta conlleva como el aumento del nivel medio del mar, la sedimentación y la salinización. En el archipiélago de Bocas del Toro, en la República de Panamá, las comunidades locales dependen económicamente, en su mayoría, de las actividades del turismo y la pesca, ambas estrechamente relacionadas con los ecosistemas marino-costeros.
La comprensión y valoración de los servicios ecosistémicos que brindan las playas, los manglares y los corales a las comunidades en cuanto a sus medios de vida y en cómo sirven de defensa natural ante oleajes fuertes y evitar los procesos de erosión de las playas y líneas costeras causada por el aumento del nivel medio del mar es un tema que se viene desarrollando a nivel local y regional. Las estrategias de adaptación de las comunidades costeras se desarrollan a partir de la percepción que ellas tienen del impacto que les genera la variabilidad climática.
2. Área de estudio
El archipiélago de Bocas del Toro se encuentra ubicado en la costa Caribe de la República de Panamá, cerca de la frontera con Costa Rica; hace parte de la provincia de Bocas del Toro. Bocas del Toro es una provincia de Panamá y su capital es la ciudad homónima de Bocas del Toro. Tiene una extensión de 4 5843,9 km2 y una población de 170 320 habitantes (2018). Limita al norte con el mar Caribe, al sur con la provincia de Chiriquí, al este y sureste con la comarca Ngäbe-Buglé, al oeste y noroeste con la provincia de Limón de Costa Rica; y al suroeste con la provincia de Puntarenas de Costa Rica.
La provincia incluye la isla Escudo de Veraguas que se encuentra en el golfo de los Mosquitos, y separada del resto por la península Valiente. Está compuesto por 9 islas, 51 cayos y 200 isletas, distribuidas en un área en que los ecosistemas de praderas marinas, arrecifes coralinos y manglares son un gran atractivo para el turismo. Sus playas son sitio de anidación de tres especies de tortugas marinas: baula (Dermochelys coriacea), carey (Eretmochelys imbricata) -que se encuentran en peligro crítico de extinción-, y la tortuga verde (Chelonia mydas) que se encuentra en la categoría en peligro de extinción.
Actualmente las proyecciones del IPCC (2007) indican que aumentará la vulnerabilidad al cambio climático de las comunidades que habitan islas pequeñas. Esto asociado a los impactos potenciales a los que están expuestas debido al aumento del nivel del mar.
3. Adaptación de las comunidades
Panamá es considerado uno de los países más diversos en el mundo. Aun cuando el 12 % de su territorio está bajo alguna categoría de área protegida, los altos índices de pobreza y la desigualdad han hecho que se exploten inadecuadamente los recursos naturales. El cambio climático aumentará la vulnerabilidad del sistema socioambiental en Panamá y los sectores que pueden verse afectados son la agricultura, los recursos hídricos, bosques y las zonas costeras.
Se han identificado como zonas vulnerables el archipiélago de San Blas, las áreas costeras de Bocas del Toro, Colón y el oeste de la Provincia de Panamá. Se considera como adaptación las acciones que se toman para disminuir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos ante los efectos reales o esperados de un cambio climático o la posibilidad de aprovechar aspectos benéficos.
Algunos ejemplos de adaptación son la construcción de diques fluviales o costeros, y la regeneración de ecosistemas como los manglares. Otro concepto importante es el de capacidad adaptativa. Esta se refiere al conjunto de capacidades, recursos e instituciones de un país o región que permitirían implementar medidas de adaptación adecuadas, oportunas, equitativas, eficientes y efectivas que contribuyan al desarrollo sostenible.
4. Variabilidad climática en el archipiélago de Bocas del Toro
Los eventos extremos en Centroamérica están estrechamente relacionados con el evento océano-atmosférico de El Niño (ENOS) y, su fase fría, la Niña. En los años de un Niño intenso (aumento de la temperatura del océano Pacífico), la probabilidad de formación de tormentas tropicales o huracanes es muy baja en el mar Caribe.
La disminución de las precipitaciones, así como el aumento en la cantidad de días secos, tienen como resultado un año en el que la cantidad de lluvia acumulada es menor que la cantidad promedio. Al contrario, en los años donde se hace intensa la fase fría del ENOS, o sea la Niña, se producen precipitaciones por encima de lo normal en Centroamérica y el Caribe. En los últimos 10 años se han alternado las anomalías del Niño y la Niña, cuando hay una oscilación de +/- 0,5 oC por trimestre si se prolonga por 5 temporadas consecutivas.
Específicamente en Panamá, las estaciones meteorológicas son administradas por la Empresa de Transmisión Eléctrica -ETESA (2006). Esta describe que durante los años en que el evento de El Niño se presenta, produce disminución en las lluvias en los distritos ubicados en la vertiente del Pacífico y aumento en la vertiente del Caribe, si bien se presentan variaciones locales asociadas a las condiciones del lugar y a la anomalía del evento. La estación meteorológica del Archipiélago está ubicada en el Aeropuerto (Lat. 9o 20’; Long. 82o 15’) y tiene datos desde 1972.
Con las entrevistas hechas a un informante clave que reside en El Silencio, Changuinola, Bocas del Toro, se logró recolectar información sobre eventos extremos que afectaron las comunidades y ecosistemas marino-costeros en el archipiélago de Bocas del Toro.
El comportamiento de las lluvias en el Archipiélago se distribuye a lo largo del año y por esta razón los pobladores no identifican épocas secas o lluviosas, los registros presentan la distribución de las precipitaciones y puede verse como las lluvias son menos frecuentes durante los meses de febrero, marzo y septiembre, octubre; mientras que los meses de lluvias intensas se concentran en los meses de noviembre, diciembre y enero, así como julio y agosto. El promedio de precipitación en la zona es de 300 mm/mes; la temperatura promedio mensual oscila entre los 24 a 28 oC.
En los estudios más recientes de la CEPAL (2011) y BIOMARCC (2012) exponen que la costa norte Panameña y del sur de Costa Rica tienen una tendencia a sufrir el aumento del oleaje entre 1,6 y 2 metros para el periodo 2010-2040, porque ahora se generan oleajes más intensos en el Atlántico; otro estudio de CEPAL (2012) indica que por cada incremento de 1 °C en la temperatura se estima un aumento del 7 % promedio global en la humedad de la atmósfera, dando como resultado eventos de precipitación con mayor intensidad.
Esas mismas investigaciones evidencian que algunas inundaciones y deslaves que se han presentado en Centroamérica son resultado de los efectos de eventos climáticos que se van acumulando. La vulnerabilidad de los sistemas socio-ecológicos tienen diversas interrelaciones y existe mucha incertidumbre en los escenarios a futuro por la variabilidad climática, las características geográficas y los forzamientos atmosféricos tienen una influencia mayor en la escala local.
5. Percepción e impactos por la variación en el ciclo hidrológico
Las islas del archipiélago de Bocas del Toro, por su extensión y características geomorfológicas, no tienen ríos de los cuales abastecerse de agua. Sus comunidades dependen del régimen de lluvias que garantice el balance hídrico de las napas subterráneas de Mimitimbi y Big Creek, sitios de los cuales se abastecen los pobladores y hoteles en isla Colón. Según registros, el 61,5% de los habitantes en las islas han notado cambios en la cantidad y duración de las lluvias, el 38 % no ha notado cambios.
Las divergencias entre las percepciones de los encuestados pueden deberse a varios factores que no se tuvieron en cuenta en esta investigación como el tiempo en que habitan en las islas. Las personas que han vivido toda su vida allí tienen una referencia espacial y temporal más completa para hacer comparaciones entre los cambios que hay en las condiciones climáticas actuales y el pasado. Se puede observar en los registros climáticos de la última década que hay mucha variabilidad interanual y que puede verse reforzada por los eventos de El Niño y la Niña.
6. Percepción e impacto del aumento del oleaje
Uno de los efectos más evidentes del mayor oleaje y aumento del mar en las zonas costeras es la erosión y pérdida de las playas. El 71,5 % de la comunidad ha notado cambios en las playas; mientras que el 25 % no ha notado los cambios, y el 3,5 % restante no posee información. Las playas son un ecosistema importante en las islas por su atractivo turístico, también son el sitio de desove de las tortugas marinas, si hay pérdida de playas pueden perderse los nidos con el efecto negativo en las poblaciones de tortugas que están en peligro de extinción.
El cambio de la marea y un mayor oleaje es un efecto que se espera a futuro en el caribe centroamericano por el cambio climático. Por medio de los registros encontrados se pudo constatar que la mayoría de las personas si han notado variaciones en los últimos diez años en el nivel de la marea alta.
El aumento del nivel del mar y un oleaje más fuerte a futuro puede afectar los asentamientos humanos precarios que se han ubicado en las zonas inundables del manglar detrás del aeropuerto de Isla Colón (Barriadas La Solución y Loma Espino), donde se encuentra gran parte de familias indígenas y criollas que han llegado a la Isla Colón en busca de trabajo; estas personas habitan en hacinamiento y no cuentan son los servicios básicos de agua potable y alcantarillado. Estos hogares serán más vulnerables por sus condiciones de pobreza y segregación espacial. Según el IPCC (2012) entre las poblaciones con mayor vulnerabilidad se encuentran los habitantes de zonas marginales.
La capacidad de respuesta ante los impactos adversos de un evento extremo puede dar indicios de la capacidad de adaptación de una comunidad ante la variabilidad climática. Los estudios demuestran que las personas si ha tomado medidas de forma particular para evitar sufrir daños por mareas altas a futuro, estas representan el 16% y el 58% de las personas demostraron que no se encuentran preparados, sin dejar atrás que el 26% restante no sabe o no respondió.
La mayoría de las personas han optado por invertir en infraestructura que disminuya el impacto del oleaje sobre la línea costera y sus viviendas; la siguiente medida que han adoptado es subir el nivel de las casas o trasladarse de lugar y un reducido grupo de personas toma en cuenta los manglares como medida para disminuir su vulnerabilidad contra las mareas.
Tabla 1. Medidas adoptadas por los pobladores del Archipiélago de Bocas contra la marea alta
Durante los estudios realizados, en las islas del archipiélago se pudieron apreciar que una alta cantidad de viviendas se encuentran ubicadas en las zonas costeras y eso las hace vulnerables al aumento del nivel medio del mar, como también se aprecia que algunos inversionistas han hecho rellenos y muros para detener el proceso de erosión que producen las olas frente a sus viviendas cerca de la línea costera, como también algunos han adoptado el método de sembrar manglares.
7. Desarrollo de capacidad adaptativa en el archipiélago
Se ha demostrado, según los registros actuales, que las variables sociales ejercen una gran influencia en el grado de adaptación al cambio y la variabilidad climáticos, tanto a nivel individual, como a escala nacional, respectivamente. Por tanto, el desarrollo de capacidad de adaptación en los individuos se ve reflejado en la adopción o no de acciones amigables con el medio ambiente o la intervención de su entorno, lo que disminuye su exposición a los impactos potenciales.
Al consultar los resultados, el 50 % respondió afirmativamente que se puede hacer algo para evitar los impactos causados por los eventos extremos; el 49,5 % respondió que no, y el 0,50 % dijo no saber. El 80 % de las respuestas coinciden en que las autoridades del nivel nacional y local deben realizar acciones para disminuir el impacto de sufrir la pérdida de playas, el cumplimiento de la legislación y la disminución de la exposición. Un 20 % de la muestra considera que un cambio en sus comportamientos a nivel local puede disminuir la vulnerabilidad.
Tabla 2. Actores y acciones expresadas según registros para disminuir la vulnerabilidad
Actores que deben hacer algo | Acciones que se deben realizar | % (n=100) |
Gobierno Nacional | Reforzar los muros alrededor de las islas Hacer cumplir la legislación y no otorgar concesiones para el desarrollo de proyectos turísticos. Hacer seguimiento y monitoreo ambiental y tener más personal en la zona. Construir rompeolas en ciertos lugares | 25% |
Gobierno Local | Hacer limpieza y mantenimiento de alcantarillas y canales. Gestionar recursos y proteger la población Hacer jornadas de limpieza de playas Prestarle atención debida al tema Hacer una adecuada gestión de la basura No dar permisos para sacar arena de las playas Informar a la población y hacer una gestión transparente. No permitir construcciones en áreas de relleno. Hacer muros para proteger las playas Sacar a las personas de los lugares de alto riesgo | 35% |
Comunidades locales | Dejar de talar los manglares Sembrar más árboles y cuidar el ambiente Quemar menos basura y aprender a reciclar. Prepararse para los desastres naturales | 15% |
Empresarios Turísticos | Hacer muros y rompeolas para proteger playas y hoteles sobre el mar | 5% |
Mi Ambiente | Cumplir con las funciones que tiene de proteger las playas y los ecosistemas. Tener más personal en la zona | 20% |
Según reportes actuales de cambio climático de Panamá, hay limitantes en la adaptación porque la carencia de datos históricos sobre niveles de marea se convierte en una falencia para la evaluación de la vulnerabilidad del sector marino costero. En ese mismo estudio se reconoce la zona costera de Changuinola hasta Punta Valiente de alta vulnerabilidad por afectaciones relacionadas con oleajes altos y aumento del nivel del mar, e inundaciones por el cambio de uso del suelo en las áreas de manglar, la tala de manglares y la pérdida de playas por urbanización residencial.
Sobre la base a los registros, se le consultó a los habitantes si esperarían ayuda del gobierno para reparar los daños ocasionados por los eventos extremos. El 36 % de la muestra respondió que no esperarían ayuda y resolverían por sí mismos, mientras que el 62 % sí esperaba ayuda; el 2 % no sabe. Esta situación puede ser el resultado del paternalismo del gobierno o que las personas se sienten tan pesimistas e impotentes que consideran que ellos solos no pueden recuperarse de los daños ocasionados por un evento extremo como sucedió con el terremoto de 1991.
Al ver en los registros actuales cuáles acciones habían identificado o realizado para evitar sufrir daños por eventos extremos, dos terceras partes de la muestra no identifica alguna acción. Además, un 6 % considera que no se puede hacer nada para evitar los daños producidos por la naturaleza. El 18 % de la muestra identifica que pueden realizarse acciones relacionadas con cambios de conducta de la población, y 0,5 % ha pensado en emigrar.
Tabla 3. Medidas de adaptación a futuro identificadas, según registros.
Se puede concluir que la comunidad local no asume responsabilidad alguna de las afectaciones o de los impactos potenciales a los que están expuestos. Por lo tanto, esa falta de acción los hace más vulnerables a los efectos que tenga la variabilidad climática en el corto plazo y el cambio climático a largo plazo sobre ellos o sus bienes.
Según documentación actual el hecho de no tener estrategias de adaptación eficaces en los territorios vulnerables al aumento del nivel medio del mar y los vientos y tormentas tropicales tendrá consecuencias ambientales, sociales y económicas a nivel de país e incluso a niveles más amplios. También podemos expresar cierta preocupación por las probables inundaciones permanentes e intermitentes que se darán en zonas costeras de baja altitud en todo el mundo. Existe el peligro de que zonas bajas, especialmente las islas en las regiones ecuatoriales desaparezcan a medida que aumente el nivel del mar; lo que provocaría desplazamientos forzados de poblaciones enteras hacia los continentes en el futuro.
El aumento de la vulnerabilidad depende de las características singulares a nivel regional y local, pero hay consenso en que son el resultado de un desarrollo sesgado, asociado a una degradación ambiental y una urbanización rápida y no planificada en zonas peligrosas, fallas de gobernanza y limitados medios de vida para los más pobres. En el archipiélago de Bocas del Toro actualmente se encuentran la mayoría de los elementos que incrementarían la vulnerabilidad en las islas.
En registros recientes se reconoce que no todas las acciones de adaptación al cambio climático son buenas o sostenibles, algunas incluso llegan a tener consecuencias negativas para algunos sectores porque socavan la seguridad y bienestar de otros al interferir en el acceso a los recursos o en los ecosistemas de los cuales dependen para sus medios de vida, por lo tanto, las medidas de adaptación deben contribuir a la justicia social y la integridad ambiental siempre que se pueda.
El desarrollo de la capacidad adaptativa depende del nivel de integralidad, interrelación y sinergia existente entre los diferentes componentes del conjunto social. A través de las entrevistas semiestructuradas hechas a los informantes claves en la primera fase de la investigación se deja expuesto que las entidades del orden nacional presentes en la zona y que tienen funciones para la protección del ambiente y la disminución de la vulnerabilidad socio-ecológica adolecen de recursos de personal, financieros y físicos.
Conclusiones
Los datos meteorológicos disponibles y utilizados en este estudio nos permiten realizar pruebas estadísticas para comprobar tendencias de la variabilidad climática. Las islas de Bocas del Toro se encuentran expuestas a los efectos de la variabilidad climática que se identifican en la irregular distribución de las lluvias, el aumento de la temperatura media, ambas variables climáticas alteradas por los eventos océano-atmosférico de El Niño y la Niña y al aumento del nivel medio del mar. La mayor parte de la población local ha percibido los cambios en estas variables climáticas que más los afectan. Según los resultados, un mayor porcentaje de la población de las islas se ve afectado por los eventos de sequía que limitan la cantidad de agua disponible para el consumo humano.
Por lo anterior, la población y la Alcaldía han creado una serie de estrategias para afrontar la sequía, que se centran en el abastecimiento de agua, pero no en la calidad de ésta al utilizar agua de pozos. Pero, además, afectan la economía familiar, con una sobrecarga de tareas y uso del tiempo, al ir a buscar agua en otros lugares. Se puede afirmar que la población no tiene la misma capacidad de respuesta a los impactos ocasionados por el oleaje fuerte y el incremento del nivel del mar. Aun así, la población sí nota que el oleaje está erosionando las playas y afectando la infraestructura como la única carretera que corre paralela a la costa y comunica a Bocas con playa Bluff y playa Estrella.
Es contradictorio que un lugar que depende económicamente del turismo no tenga planes o programas para conservar la infraestructura que garantice el flujo de visitantes a estos sitios. Los empresarios, la institucionalidad local y la comunidad son indiferentes a esta realidad.
La mitad de la comunidad reconoce que se puede hacer algo para evitar sufrir daños. Lo anterior quiere decir que, además de percibir los cambios, identifican a las autoridades locales que deben proteger los ecosistemas y a las autoridades del nivel nacional, para adelantar acciones; como por ejemplo, cumplir la normatividad y realizar inversiones para proteger la infraestructura del lugar de manera que se puedan disminuir los impactos atribuibles a fenómenos climatológicos.
La capacidad adaptativa de la comunidad es débil. El estudio revela una falta de acción por parte de la población. Una porción pequeña considera que tienen algún grado de responsabilidad y deja entrever que su adaptación es reactiva y tomarán acciones cuando se vean afectados por algún evento, casi siempre basada en una medida ingenieril que les va a costar dinero o el desplazarse a otro lugar.
Finalmente, es necesario hacer investigaciones más profundas para identificar las variables que pueden ayudar a la comunidad de los asentamientos marginales a desarrollar capacidad adaptativa ante los escenarios futuros. Esto de manera tal que promueva cambios de comportamiento que aporten a la búsqueda de soluciones a sus problemas.
Referencias bibliográficas
Artículo II. Variabilidad climática y el desarrollo de capacidad adaptativa en el Archipiélago de Bocas del Toro, Panamá.
Autoridad Nacional del Ambiente. 2007. Segunda comunicación nacional sobre cambio climático (en línea). Panamá, Consultado 28 octubre 2012. Disponible en http://www.anam.gob.pa/images/stories/documentos_CC/Segunda_Comunicacion_ Nacional_de_CC.pdf
Guía Práctica para la Adaptación al Cambio Climático en Zonas Marino-Costeras del Caribe Panameño.
Por: CÉSAR SAMUDIO, DANNY CONTRERAS, DANIEL MARIN, GIOVANI SIERRA. 2020.
CAMBIO CLIMÁTICO. MAESTRÍA EN ADMINISTRACIÓN DE PROYECTOS DE CONSTRUCCIÓN. ASIGNATURA: CAMBIO CLIMÁTICO. FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL. UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PANAMÁ.
PROFESOR: DRA. MARILYN DIÉGUEZ PINTO
INTRODUCCIÓN
Los bosques de Panamá tienen la capacidad para absorber 27,7 millones de toneladas de dióxido de carbono, principal gas que trae como consecuencia el cambio climático. Los expertos evaluadores y responsables que participan en mitigar este poderoso efecto, consideran que ha contribuido al deterioro continuo de la humanidad y de nuestro planeta tierra.
Panamá está apostando a cinco actividades forestales para reducir sus emisiones de carbono y recibir compensaciones por servicios ambientales tales como: reducción de las emisiones derivadas de la deforestación, reducción de las emisiones derivadas de la degradación del bosque, aumento de las reservas de carbono, conservación de las reservas de carbono y manejo sostenible de los bosques, ‘sumideros de carbono’ debido a que acumulan grandes cantidades de CO2 y lo convierten de manera natural en oxígeno, estos sumideros de carbono pueden mejorar su retención natural si se apoyan proyectos forestales de captura de carbono con énfasis de un mecanismo que resulta un aliciente para las empresas y entidades gubernamentales a la hora de descontaminar el planeta.
El objeto de estudio de nuestra investigación, es analizar la cantidad de cobertura boscosa que presenta Panamá, considerando que actualmente más del 35 % de los bosques del territorio nacional son protegidos, compuestos en su mayoría por parques nacionales y otras áreas que se conectan y forman el Corredor Biológico Mesoamericano del atlántico panameño. Además, plasmar una síntesis acorde al sitio de trabajo seleccionado (territorio de la provincia de Darién) como bosques sumideros de carbono. Se trata éste de un sector protegido contra amenazas como la tala indiscriminada (deforestación), minería, agricultura, ganadería, construcciones urbanísticas e infraestructura, que permite el libre tránsito de muchas especies de animales y aves nativas del territorio nacional. Finalmente, recalcar las medidas que están tomando las entidades gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil para mitigar el impacto de la deforestación de los bosques en el país.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
En la actualidad la deforestación y la degradación de los bosques a nivel mundial contribuyen con aproximadamente el 10 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, superado solamente por la quema de combustibles fósiles que es la mayor fuente antropogénica de dióxido de carbono en la atmósfera, es un problema acuciante extendido por muchos países ya que se ha perdido gran parte de los bosques primarios, por ejemplo, a lo largo de toda la costa mediterránea, Chile o Australia, donde ha quedado relegado a escasos reductos, además, la Amazonia está cada vez más explotada y no solo por la industria maderera, sino por plantaciones agrícolas o pastos para el ganado, para ello tienen que quemar bosques e introducir hierbas procedentes de África u otras regiones, al carecer de pastos naturales.
En Panamá los recursos forestales están constituidos por los bosques naturales, las plantaciones establecidas y por las áreas con suelos de aptitud forestal, estos cumplen funciones vitales que pueden identificarse como generadores de bienes y servicios a modo de protección, investigación, recreación, regulación y producción. Los bosques de Panamá al igual que los de muchos países del mundo, son amenazados por prácticas y usos inadecuados que resultan de la creciente presión de la actividad humana y que a través de los años se han ido reduciendo con gran rapidez.
La provincia de Darién, está situada en el extremo oriental de Panamá, tiene una extensión territorial de aproximadamente 16 800 kilómetros cuadrados, poco más del 20 % de la superficie total del país, y cuenta con más de la mitad de la cobertura boscosa total nacional. Sin embargo, en las últimas tres décadas la tala indiscriminada ha destruido algo más del 20 % de los bosques de esa provincia, provocando la desaparición de especies de madera como la caoba, cedro amargo, entre otros.
Darién también comprende la región del Alto Bayano en la provincia limítrofe de Panamá afectada por la deforestación generada en los últimos 40 años, luego de la construcción de la hidroeléctrica. Además, contempla la zona de Chimán, donde comunidades aborígenes Wounaan están amenazadas por el avance de la ganadería.
Alrededor de 35 000 hectáreas son utilizadas en Darién para la producción y comercialización de la madera de teca en áreas de potreros sin uso o zonas degradadas. Muchos extraen madera ilegalmente en otras zonas o con permisos dudosos desde hace décadas.
La deforestación en esa zona es un gran problema, que sin solución aumentará las emisiones de gases de efecto invernadero y ocasionará una gran degradación del suelo. Esta situación requiere soluciones inmediatas ya que no solo ocasionará estas pérdidas, sino también la de un gran número de especies y disminución de la biodiversidad.
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
• Realizar un análisis sobre la deforestación de los bosques de Darién que disminuye los sumideros de dióxido de carbono y lo liberan al ambiente contribuyendo al Cambio Climático.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
MARCO TEÓRICO
ANTECEDENTES
Panamá es un país tropical con una superficie de 75 416,69 km2. Se divide en 10 provincias, 81 distritos y 679 corregimientos y tiene 5 comarcas indígenas, limita con el Mar Caribe al norte, el océano Pacífico al sur, Colombia al este y Costa Rica al oeste. La topografía escarpada de la Cordillera Central, que incluye montañas que alcanzan casi los 3 500 m.s.n.m, domina la región noroeste del país (Caribe), mientras que las colinas bajas y sabanas son características de la región del Pacífico. La región de Darién, al este del país, es en su mayoría de tierras bajas, pero incluye colinas y montañas que alcanzan los 1 875 m.s.n.m. La diversa topografía y condiciones climáticas de Panamá la dotan con una diversidad significativa de tipos de bosques y otros ecosistemas.
Los bosques maduros se encuentran principalmente en las tierras bajas del Caribe y en la región del Darién, se trata principalmente de bosques húmedos con árboles altos y doseles densos típicos de muchos bosques lluviosos. Hay grandes zonas de bosque perturbado en el centro del país y en los márgenes de las zonas agrícolas, los bosques húmedos de la ex-Zona del Canal son mayormente bosques secundarios maduros que se han regenerado después de un despeje previo.
Las inundaciones estacionales o de mayor frecuencia dan lugar a varios tipos de bosques distintivos, incluyendo el bosque inundado mezclado de la provincia de Bocas del Toro al noroeste del país, y los bosques de Orey (Campnosperma panamiensis) y Cativo (Prioria copaifera) en el Darién. Los manglares son importantes, sobre todo a lo largo de la costa del Pacífico. Actualmente casi el 40 % del país está ocupado por tierras de cultivo y rastrojo.
Los diferentes tipos de bosques son un factor determinante y reflejan la diversidad de árboles en Panamá; actualmente se tiene un estimado de 2 300 especies existentes en el país. Esta variabilidad no sólo aumenta la importancia de las acciones para la conservación de los bosques, sino que también complica potencialmente el proceso de planificación, ya que puede afectar a la conservación de la biodiversidad y los servicios eco-sistémicos de cualquier intervención dada.
TABLA 1. Superficie de cobertura boscosa, año 1992.
Según los registros históricos, se estimaba que en 1850 los bosques cubrían el 91 % de Panamá (Arias 2004); sin embargo, se ha dado una rápida deforestación en todo el siglo veinte hasta el veintiuno. En 1947 Panamá tenía un 70 % de bosques que cubrían su territorio (Garver 1947), mientras que las estimaciones del año 1986 sugerían que el país estaba cubierto por bosques en un 48 % (Falla 1978). La Autoridad Nacional de Ambiente (ANAM) informa que en 1992 la cobertura forestal era equivalente al 49 % de la superficie total de Panamá. Sin embargo, para el año 2000, la cobertura forestal (sin incluir el bosque perturbado) había caído al 44 % de la superficie terrestre (ANAM 2011a).
TABLA 2. Superficie de cobertura boscosa, año 2000.
Para el 2008, se utilizaron técnicas de teledetección y procesamiento digital de imágenes y se estimó una cobertura boscosa de un 43 %. Un estudio global reciente sobre el cambio de la cobertura forestal basado en datos del Landsat estima que desde el año 2000 hasta el 2012 la cobertura forestal se redujo en más del 3% de la superficie terrestre de Panamá, se utilizaron imágenes del sensor RapidEyes que cuenta con una resolución espacial de 5 m, con el que se pudo establecer 32 categorías de cobertura y usos de la tierra. Este mapa representó 67,8 % de bosques (incluyendo los rastrojos y arbustos) y el 32,2 % de otras tierras sin bosques.
TABLA 3. Superficie de cobertura boscosa, año 2012.
El gobierno de Panamá está comprometido con la conservación de los bosques del país y su rica biodiversidad. Los bosques en Panamá se rigen por la Ley Forestal Nacional de 1994, que distingue tres categorías de bosques: bosques de producción, de protección y especiales.
TABLA 4: Estimación de la pérdida de la cobertura forestal.
Los bosques de producción se centran principalmente en ofrecer productos de valor económico. Los bosques de protección son de interés nacional o regional para la regulación del agua, la protección de cuencas, embalses, poblaciones, cultivos agrícolas o infraestructura de interés público. Es una prioridad prevenir y controlar la erosión y los efectos nocivos de los elementos naturales como el viento, así como proteger las especies y la vida silvestre en estos bosques. Los bosques especiales son parte de los esfuerzos por conservar lugares de interés científico, educativo, histórico, cultural o recreativo.
Además de la reducción de las emisiones provenientes de la deforestación y degradación de los bosques (REDD+), se han puesto en marcha varios proyectos de desarrollo forestal y planes de manejo forestal sostenible para controlar y reducir la deforestación. Por ejemplo, los esfuerzos continuos de Panamá por reducir la deforestación han incluido el fortalecimiento de las instituciones ambientales; la creación de instrumentos de gestión ambiental y reservas naturales privadas; el incremento de los niveles de conciencia de la población y la participación de las empresas privadas de capital nacional e internacional.
También, la reducción de las concesiones forestales; los esfuerzos de reforestación; la creación de nuevos programas de restauración de cuencas hidrográficas; y la especificación de una compensación ecológica dentro de los proyectos de desarrollo (ANAM 2011a). Muchos de estos proyectos también tienen como objetivo conservar y mejorar los bosques y los servicios que prestan, cuya importancia la tratamos en las siguientes secciones.
GENERALIDADES DEL PAÍS
Los recursos forestales, ofrecen una serie de productos y beneficios que no han sido comprendidos por la comunidad en todas sus dimensiones. Por lo tanto, no se les presta la atención necesaria para lograr un uso adecuado e incorporarlo en forma efectiva al proceso de desarrollo nacional. Estos recursos, aunque abundantes, están sujetos a fuertes presiones que los están llevando a su deterioro y destrucción total.
Las tierras reclamadas para el desarrollo nacional, a través de programas de colonización dirigida o espontánea, llevan a un proceso que se realiza sin los controles necesarios para que se utilicen los suelos de acuerdo a sus características. En consecuencia, existe un desplazamiento de la población hacia zonas boscosas, las cuales se ven afectadas por la reducción de la vegetación y el uso desproporcionado de sus recursos; observándose como resultado comunidades igualmente o más pobres que las áreas de procedencia.
Para lograr una integración real de los recursos forestales al desarrollo del país, es necesario comenzar por comprender el papel que éstos juegan y la situación en que se encuentran. Utilizando el sistema de clasificación de suelos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, alrededor del 75 % de los suelos de Panamá, por sus condiciones naturales de topografía, suelo y clima, debería estar destinados preferentemente a actividades forestales y solo el 25 % corresponde a suelos de aptitud agropecuaria. Sin embargo, en la actualidad, aproximadamente el 39 % de las tierras en todo el país se destinan a uso agropecuario, sobrepasando la capacidad potencial de los suelos.
Deforestación
Entendida como la eliminación de la cubierta boscosa de un área, tiene sus inicios en Panamá desde la llegada de los primeros habitantes. La superficie de bosques ha fluctuado en el país con el transcurrir del tiempo. Con la llegada de los primeros habitantes (paleo indio) y la introducción de la agricultura, el bosque sufrió modificaciones que llevaron a su eliminación en algunas zonas. A la llegada de los españoles (10 mil años más tarde), los bosques habían desaparecido de las laderas de la Cordillera Central; y en las crónicas de la época se reporta que en el istmo existía un corredor de pastizales desde Darién hasta Chiriquí.
Luego de 300 años de ocupación española, la población indígena mermó significativamente (por la introducción de nuevas enfermedades contra las cuales no tenían defensas naturales) y como resultado los bosques volvieron a cubrir buena parte de las laderas de la Cordillera Central. Hay que tener presente que con la llegada de los españoles se introduce la ganadería y el uso de nuevos pastos (exóticos) en el área, hecho que termina por reemplazar completamente los pastos nativos.
Bosques
Es un ecosistema con una importante población de árboles y arbustos. Los bosques absorben dióxido de carbono, conservan muchas propiedades en el suelo (el cual es muy fértil) y regula flujos hidrológicos para evitar el desplazamiento de materiales no deseables erosionados por las mismas corrientes superficiales escorrentía.
La acción del ser humano sobre estos ecosistemas produce su deforestación, por lo que no es poco habitual que muchos bosques se talen con fines económicos. La protección de los bosques es un tema ecológico crítico que requiere ser apoyado en cualquier propuesta de mejoramiento ambiental por instrumentos económicos y jurídicos adecuados.
Los bosques son de gran importancia en el tema de conservación ambiental porque, dependiendo de su manejo por parte del ser humano, pueden cumplir doble función en relación con el cambio climático. Pueden ser a su vez una causa y una solución al problema. Pueden ser causa del problema porque la deforestación contribuye a la liberación del CO2, el gas causante del daño actual en el planeta, y son también solución porque con la conservación y/o protección de los mismos se puede mitigar la emisión de gases de efecto invernadero.
Los bosques tienen una importante función porque proveen servicios ambientales regulando el agua, reduciendo la erosión, limpiando el aire y creando un microclima. Recientemente un servicio ambiental de los bosques está recibiendo cada vez más atención, la capacidad de los bosques de almacenar el dióxido de carbono proveniente de la atmósfera, en su madera, ramas, raíces y en el suelo. Como el dióxido de carbono es un importante gas de efecto invernadero, la existencia de bosques puede mitigar los impactos del cambio climático.
Emisiones de CO2
El CO2, con su peculiar efecto de invernadero, de permitir la entrada de la energía solar que llega a la Tierra, pero de retrasar el flujo de calor al exterior de la atmósfera, juega un papel muy importante en la regulación de la temperatura del planeta. La presencia de este gas en la atmósfera es fundamental para completar el llamado ciclo del carbono. El carbono se encuentra en la naturaleza en varias formas; como carbonato contenido en rocas calcáreas y sobre todo en el CO2 contenido en la atmósfera y el disuelto en el agua.
Las plantas verdes, a través del mecanismo de la fotosíntesis, capturan el CO2 del agua o del aire y lo transforman en compuestos orgánicos, que servirán para el crecimiento de las propias plantas, de alimento a los consumidores y a los degradadores. La respiración, deforestación, el procesamiento de minerales y la combustión de los combustibles fósiles y de la biomasa son algunos de los mecanismos que inyectan el CO2 a la atmósfera para completar el ciclo. Estos mecanismos de captura y de devolución del carbono han permitido el establecimiento de un sistema equilibrado y autorregulado que ha logrado durante diferentes períodos la compensación de las concentraciones de CO2 en la atmósfera.
Sumideros de carbono
Panamá es un sumidero de carbono de 27 millones de toneladas. La Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático evaluó la capacidad de absorción de los bosques del país, los cuales podría mercadear 27 735 675 toneladas de CO2 por año. Los bonos de carbono constituyen una herramienta económica que puede tanto disminuir la tala excesiva que sufren los bosques como aumentar la reforestación de los mismos. Un bono, también llamado crédito, equivale a una tonelada de CO2 y es comercializada en mercados para que las entidades reduzcan su impacto al medioambiente materializando los mencionados proyectos de auxilio y mantenimiento de los bosques.
Existencia de bosque de producción en Panamá
De acuerdo con la Ley Forestal, los bosques de producción son aquellos que pueden ser aprovechados en forma masiva, con rendimientos sostenidos de productos forestales de valor comercial. Estos bosques se localizan en terrenos de inclinación moderada, donde las operaciones de extracción de manejo no causen serios problemas de desestabilización del terreno. En Panamá se estima en aproximadamente 3 500 km2 la superficie de bosques de producción, estos bosques se localizan principalmente en las provincias de Darién y en la vertiente del Caribe. En la provincia de Darién, con la mayor
Toro se localizan los 1 400 km2 restantes. En la actualidad solo 126,7 km2 están siendo objeto de aprovechamiento; lo que representa apenas el 3,6 % de la superficie total del bosque de producción del país. El aprovechamiento de los bosques de producción se realiza a través de permisos comunitarios que se otorgan a comunidades indígenas, concesiones forestales, permisos especiales y permisos de finca privada.
La tabla anterior nos indica que de las 32 categorías de cobertura y uso de la tierra identificadas en el mapa 2012, hay cuatro categorías que en su conjunto representan 88,5 % de la superficie terrestre del país. El primer puesto lo ocupa el bosque maduro con 2 801 708 hectáreas (37,4 %), seguido por pasto con 1 821 726 hectáreas (24,3 %), bosque secundario con 1 447 598 hectáreas (19,3 %), y por último, rastrojo y vegetación arbustiva con 557 182 hectáreas (7,4 %).
Las demás categorías están por debajo de 3 %. Se destaca que las categorías de bosque indicadas (bosques maduro y secundario) cubren 56,7 % de la superficie nacional. En la gráfica de barras se representan las superficies agregadas al primer nivel del sistema de clasificación. A este nivel de agregación los bosques constituyen la cobertura dominante con 4 526 313 hectáreas (60,4 %), el uso agropecuario con 2 073 282 hectáreas (27,7 %), predominado por los pastos, los arbustos y vegetación herbácea con 599 189 hectáreas (8,0 %), el resto de las categorías en conjunto ocupan el 3,9 %.
Tipos de bosques según su origen y clasificación
1.- Bosques primarios o nativos. Son bosques que crecen de forma natural sin la intervención o plantación por parte del hombre.
2.- Bosques secundarios. Se llama bosque secundario a un bosque que ha surgido nuevamente luego de una tala.
3.- Bosques artificiales. Son bosques que ha sembrado el hombre.
Dado que existen bosques alrededor de todo el planeta, el clima que caracteriza a los bosques no es único y elemental. Así, los bosques de árboles, pinos presentan un clima más frío que los bosques de selva o cobertura boscosa donde es más tropical o templado. Según la altitud y el clima de cada bosque, existe una clasificación:
Bosque boreal: Son bosques cuyo clima es subpolar. Generalmente son bosques de coníferas con hojas perennes.
Bosque templado: Son bosques que se hallan en climas templados. Su vegetación puede ser tanto de frondosas y mixtas de hoja ancha pero también puede encontrarse árboles de coníferas.
Bosque subtropical: Estos bosques pertenecen al clima subtropical, ya sean húmedos o secos.
Bosque tropical: Son bosques como la selva ecuatorial donde abundan las precipitaciones y los árboles de hoja ancha para cubrir la mayor superficie posible el suelo de la irradiación solar.
Los bosques de Darién en su mayoría están constituidos por bosques maduros (78,0 %), seguidos por bosques secundarios (13,9 %), manglares (3,8 %), bosques plantados de latifoliadas (2,9 %) y bosques de cativo (1,3 %). Se destaca en esta provincia la presencia de grandes plantaciones de teca que cubren 28 932 hectáreas y constituyen la totalidad de los bosques plantados.
Causas y consecuencias de la deforestación en la región de Darién
Expertos medioambientales en el país centroamericano han lanzado esta frase ̈Deforestación en Panamá amenaza corredor biológico de América ̈ en las últimas semanas para referirse a la provincia de Darién que colinda con Colombia, donde miles de hectáreas de bosques son arrasados por la mano del hombre y al margen de la ley, lo que amenaza cada vez más a un importante corredor biológico del continente.
En medio de la preocupación global por los incendios en la Amazonía, la creciente deforestación en el Darién que alberga el parque de bosque tropical húmedo más grande de América Central ha encendido las sirenas en Panamá, mientras las autoridades ambientales acaban de divulgar nuevos datos sobre la pérdida de bosques, los científicos afirman que el Darién también “está en llamas” y advierten de los peligros que amenazan a una reserva clave en la región dado que ayuda a capturar el carbono contaminante.
Los fuegos provocados por el ser humano que destruyen bosques en el Darién se dan principalmente en la época seca, que va desde diciembre a marzo. Sin embargo, la causa más grave de la deforestación tiene que ver con la tala ilegal.
Los sistemas de información ambiental, informaron que un monitoreo satelital efectuado durante dos meses recientes en Darién determinó de manera preliminar que 20 784 hectáreas de bosques “se han perdido” en esa provincia en los últimos siete años. “Estas cifras son voces de alerta para tomar decisiones rápidas”, las autoridades ambientales anunciaron que se suspendía provisionalmente por un año el otorgamiento de permisos y concesiones forestales en un esfuerzo por detener la tala ilegal de árboles en el Darién y resto del país, así como regular las quemas en la estación seca.
“Lo que queda de bosques en Darién puede ser dos tercios de la región (en alusión a esa provincia)”, La ganadería está penetrando todos los rincones cercanos al Parque Nacional Darién y la extracción maderera la acompaña o la estimula, la cifra dada por el ministerio (tras el monitoreo) supone un promedio de 141 kilómetros cuadrados por año (que se pierden), pero las tasas tienden a aumentar en la medida en que el descontrol haga suponer a los ganaderos y campesinos que el territorio es libre para el desarrollo”, precisó Herrera, quien trabaja con campesinos e indígenas en el Darién.
A ese ritmo que indican las cifras del Ministerio de Ambiente, Darién será un gran potrero en el futuro, las autoridades ambientales aseguran que los nuevos resultados preliminares de zonas boscosas arrasadas se encuentran en áreas que enfrentan una expansión demográfica descontrolada y de lo que llaman la frontera agrícola, así como en zonas por donde corre la red vial de la provincia.
Las autoridades otorgan permisos comunitarios para el manejo forestal sostenible, aunque muchos campesinos queman cuando están en actividad de caza para acorralar a los animales o los ganaderos cortan los árboles e incentivan los fuegos para luego desarrollar su actividad, según organizaciones ambientales.
En tanto, alrededor de 35 000 hectáreas son utilizadas en Darién para la producción y comercialización de la madera de teca en áreas de potreros sin uso o zonas degradadas, según las autoridades. Muchos, sin embargo, extraen madera ilegalmente en otras zonas o con permisos dudosos desde hace décadas.
De hecho, las autoridades estiman que el 97 % de la madera que se tala en el Darién se hace de manera ilegal y apenas el resto cuenta con los permisos ambientales correspondientes.
“Es alarmante… eso lo tenemos que parar”, señaló el ministro de Ambiente, Milciades Concepción. “El Darién es un área muy crítica y el país nos ha exigido que tomemos decisiones verticales sobre el problema de la deforestación”.
El monitoreo aéreo indica que la destrucción de los bosques no ha tocado al Parque Nacional Darién. Los expertos dicen que la creciente deforestación, de todas maneras, pone en riesgo el parque de 5 970 kilómetros cuadrados debido a que se están comprometiendo bosques y acuíferos próximos, la llamada zona de amortiguamiento. En abril del año pasado, incendios presuntamente provocados arrasaron 1 000 hectáreas de bosques en el Darién, según la no gubernamental Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza.
El Parque Nacional Darién fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981 y Reserva de la Biosfera en 1983. Por su geología es considerado como puente terrestre entre el sur y norte para numerosas especies de plantas y animales de ambos lados del continente. Además, es el hábitat del Águila Arpía, el ave nacional panameña. Solo una treintena de guardabosques trabajan en la selvática Darién, cuando lo ideal sería contar con el triple de esa cantidad, según las autoridades.
METODOLOGÍA DOCUMENTAL
Los bosques juegan un papel importante en el balance de carbono de la tierra, acumulan grandes reservas de carbono en forma de biomasa a través de la fotosíntesis al absorber el CO2 de la atmósfera. En los bosques gestionados de forma sostenible, la cantidad de carbono que se libera como resultado de la cosecha, es igual o menor que la cantidad tomada de la atmósfera, por lo que es carbono neutral o un sumidero de carbono a largo plazo. Pero, cuando los bosques son quemados, naturalmente o por el ser humano, y ocurre la deforestación y degradación, son entonces responsables del efecto invernadero.
Las emisiones de gas, de hecho, 17,4 % según el Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC), promueven la expansión de los bosques gestionados de manera sostenible y podrían proporcionar nuevos sumideros de carbono, permitiendo el secuestro de carbono para contribuir y compensar las emisiones globales de gases de efecto invernadero. La mayoría de los países ya han tomado en cuenta la importancia de la función de captura de carbono de los bosques en su política forestal y consideran el tema como muy relevante en el marco de las negociaciones en curso sobre el cambio climático y los compromisos futuros para reducir las emisiones de gases.
Sin embargo, pocos países están valorando el carbono secuestrado en sus bosques. Panamá ocupa una posición geográfica única como un puente terrestre entre dos continentes. Abarca una gran variedad de condiciones ambientales y es el hogar de una biodiversidad única a nivel mundial.
El Istmo de Panamá actúa como un importante enlace biogeográfico entre las faunas y floras de América Central y América del Sur. Los patrones de lluvia combinados con la variación topográfica han significado tenga una extensa cobertura forestal y una gran riqueza de especies vegetales y animales. Además, los bosques brindan importantes servicios ecosistémicos, incluyendo la regulación de los flujos hidrológicos y el suministro de agua limpia, la protección contra la erosión del suelo y la consiguiente sedimentación, el suministro de alimentos, medicinas y productos forestales (que incluyen madera y los productos no maderables). También sirven con propósitos estéticos, recreativos y espirituales, así como importantes almacenes de carbono y sumideros de dióxido de carbono de la atmósfera, los bosques también desempeñan un papel preponderante en la regulación del clima.
Sin embargo, los recursos naturales de Panamá están sujetos a las presiones del aumento de la infraestructura, la expansión agrícola y la tala de árboles y muchos de los bosques del país están bajo la amenaza de la deforestación y la degradación que no sólo amenazan la biodiversidad y la provisión de servicios eco sistémicos sino también pueden aumentar la vulnerabilidad al cambio climático.
La investigación realizada demostró los medios para contrarrestar la deforestación en la provincia del Darién y evitar que continúe la pérdida de sumideros naturales de CO2, en la recolección de datos podemos confirmar que existen proyectos a nivel de gobierno conscientes de la situación actual.
MEDIDAS Y PROGRAMAS PARA MITIGAR LA DEFORESTACIÓN EN PANAMÁ
Alianza por el millón de hectáreas reforestadas
La Asociación de Reforestadores y Afines de Panamá (ANARAP), la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ANCON) y la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP), firmaron un Acuerdo de Cooperación con la finalidad de suscribir la Alianza por “El Millón” por Panamá. Las tres instituciones de la sociedad civil firmaron el acuerdo el 18 de junio de 2014.
Pocas semanas después, la propuesta de establecer un Acuerdo Público Privado para cumplir con el objetivo de plantar un millón de hectáreas en 20 años, fue presentado por las tres organizaciones gestoras de la Sociedad Civil al Ministerio de Ambiente y al Ministerio de Desarrollo Agropecuario, quienes se sumaron a la iniciativa y el 14 de octubre de 2014 fue firmado el acuerdo entre las cinco organizaciones y el aval del presidente en aquel entonces Juan Carlos Varela.
La alianza propone trabajar en cuatro componentes, restauración de tierras degradadas mediante la agroforestería y los sistemas silvopastoriles; reforestación de riberas de ríos; reforestación comercial; y recuperación de bosques naturales. Organizaciones tales como el Ministerio de Educación, la Autoridad del Canal de Panamá, el Banco Nacional, el Banco de Desarrollo Agropecuario, medios de comunicación como Medcom, TVN, Fe TV, Fundación Natura, Fundación Pro Niños del Darién, la Red Ciudadana Urbana, y centenares de empresas, forman parte de la Alianza.
En el 2017, el Banco Nacional y el Banco de Desarrollo Agropecuario con el apoyo de ANCON, gracias a recursos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se sumaron al esfuerzo de impulsar una banca agropecuaria más sostenible con la adopción de la guía bancaria para la ganadería sostenible como parte de su compromiso con la Alianza por el Millón. Esta guía ya ha sido compartida con muchos otros bancos privados en Panamá y fuera del país.
El 24 de junio de 2017, el presidente Juan Carlos Varela firmó un decreto ejecutivo No. 60 del 26 de junio de 2017 estableciendo el cuarto sábado de junio como el Gran Día Nacional de Reforestación, como una jornada de conciencia nacional.
El 30 de octubre de 2017 se aprueba la Ley 69, la Ley de Incentivos para el sector forestal y se establece el Fondo Reforesta Panamá de 15 millones anuales que incluye innovación, desarrollo, conservación y proyectos para recuperar la cobertura vegetal del país. Unos meses después se reglamenta de la Ley aprobada y se publica en Gaceta Oficial.
La Alianza por el Millón de Hectáreas (AMX), se implementa donde el gobierno panameño, la sociedad civil y el sector privado, juntos, buscan restaurar un total de un millón de hectáreas en los próximos 20 años para:
Como otra iniciativa más de la alianza por el Millón, en noviembre de 2017, la Superintendencia de Banco aprueba el acuerdo No. 009-2017 para incluir el riesgo No. 12 Riesgo Social y Ambiental, “Posibilidad de que el banco incurra en pérdidas por los impactos ambientales y sociales negativos ocasionados por el otorgamiento de créditos para el financiamiento de proyectos; así como por actividades provenientes del entorno en el cual éste se desenvuelve, afectando en forma significativa el sistema económico, social o ambiental.”
El Ministerio de Ambiente ha establecido más de 50 viveros a nivel nacional. A la fecha más de 50 000 voluntarios han participado en El Gran Día Nacional de la Reforestación.
Ley No. 69 de 30 de octubre de 2017, crea un programa de incentivos para la cobertura forestal y la conservación de bosques naturales.
El programa de incentivos para la cobertura forestal y la conservación de bosques naturales tiene como principal propósito recuperar y conservar la cobertura boscosa, en cumplimiento de los objetivos de la Alianza por el Millón de Hectáreas Reforestadas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.
El Programa de Incentivos Forestales estimulará mediante financiamientos directos no reembolsables a personas naturales y jurídicas que sean propietarios, arrendatarios, concesionarios o beneficiarios de títulos constitutivos de dominio, de las tierras que realicen. Adicionalmente, dependiendo del caso, los beneficiarios pueden acogerse a la exoneración de impuesto sobre la renta; impuesto de inmuebles, transferencia de bienes inmuebles e impuesto de introducción.
Todo lo anterior en cumplimiento de los objetivos y metas específicos del programa, tendiente a recuperar un millón de hectáreas en un período estimado a 30 años. Las salvaguardas que en esta materia generará la implementación de la Ley 69 de octubre de 2017, tendrán además efectos directos en el mejoramiento de suelos, recuperación de las zonas ribereñas, zonas de recarga hídrica áreas protegidas y zonas de amortiguamiento entre otras; al tiempo que contribuirá con el desarrollo económico y la competitividad del mapa de actores beneficiarios; por otra parte, la política pública dirigida a disminuir la deforestación contará con elementos científicamente incontrovertibles para la valoración cuantitativa y cualitativa de uno de los principales rubros tutelados por MiAmbiente.
Para dar cumplimiento a los objetivos establecidos se crea el Fondo Reforesta Panamá, de administración y patrimonio mixto. El Fondo, de carácter rotativo, cuenta con un aporte inicial de quince millones de balboas (B/ 15 000 000,00), administrado por un comité propio.
La ejecución del fondo fue reglamentada por el Decreto Ejecutivo No. 129 de 2018, y los recursos para implementar el Programa de Incentivos para la Cobertura Forestal y la Conservación de Bosques Naturales han sido planificados en un financiamiento a cinco años con el Banco de Desarrollo de América Latina por un monto de sesenta millones de balboas.
Fortalecimiento de la capacidad de gestión del Ministerio de Ambiente para reducir la tala y el comercio forestal ilegal en la región este de Panamá (Bayano Y Darién) a través de mecanismos de monitoreo y control
Segundo proyecto de ejecución a nivel de provincia (Darién) financiado por la OIMT (Organización Internacional de las Maderas Tropicales), y ejecutado por la Organización Mundial Conservacionista WWF-Panamá en colaboración con el Ministerio de Ambiente de Panamá. El sistema, que rastrea la madera desde el bosque hasta el consumidor, ya ha reducido la ilegalidad del bosque, con beneficios para los bosques, los administradores, las empresas y el Ministerio.
Vivero de la Universidad de Panamá reproduce 25 mil plantones para reforestar Darién
El Vivero del Centro Regional Universitario de Darién (CRU) de la Universidad de Panamá (UP) reproduce 25 mil plantones de árboles cada tres meses con la meta de contribuir a la reforestación de las fincas que se dedican a la ganadería en la provincia de Darién. Las áreas perjudicadas por la cría del ganado se benefician de las especies porque estas incorporan el componente arbóreo a los sistemas de producción.
El vivero forma parte del proyecto ‘Mejoramiento tecnológico para la sostenibilidad del vivero del Centro Regional Universitario de Darién-sistema de cosecha de agua’, el cual tiene tres años de estar en funcionamiento. Mediante una nota de prensa, la UP informó que otro objetivo del programa ecológico es enriquecer las 20 hectáreas de bosques que son propiedad de la universidad en Darién. Dichos terrenos han sido enriquecidos con árboles protegidos como el cocobolo, caoba, cedro amargo, cedro espino, entre otras especies.
Estrategia Nacional Forestal 2050
La Estrategia Nacional Forestal 2050, es una respuesta visionaria de la voluntad expresada por la ciudadanía y el Gobierno Nacional por aumentar la cobertura boscosa, estimular la industria forestal sostenible, conservar nuestro patrimonio como base importante de los ecosistemas y mitigar los efectos del cambio climático. Además, es un instrumento que aborda las oportunidades planteadas por los miembros de la Alianza por el Millón de Hectáreas Reforestadas; y los acuerdos y convenios internacionales suscritos por Panamá. Esta iniciativa público-privada se enmarca perfectamente en la implementación del Acuerdo de París, específicamente en el artículo 5 que alienta a las partes a adoptar medidas para conservar y aumentar, según corresponda los sumideros y depósitos de gases de efecto invernadero.
La visión del programa es que el Sector Forestal panameño genera empleos verdes, contribuye al bienestar socio-ecológico y económico, nacional y mundial, mediante la producción de bienes y servicios ecosistémicos, la oferta de bienes y servicios forestales, y la lucha contra el cambio climático.
En un mundo donde la economía verde es el camino a seguir, para que como humanidad podamos seguir coexistiendo con el mundo natural, el sector forestal es uno de los sectores que se vislumbra liderará nuestro sistema económico, produciendo beneficios ambientales, y sociales (empleos verdes).
El sector forestal luego de la crisis económica de 2008, golpeado por la disminución del consumo de bienes forestales (madera y sus distintas formas), al basarse principalmente en la producción de bienes elásticos en el mercado, resurge como un sector urgente de promover al ser el único capaz de absorber las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), ante el más importante reto mundial, denominado cambio climático.
Ante el nuevo paradigma que moverá la economía mundial, están emergiendo tres mercados:
CONCLUSIÓN
El uso de geo-tecnologías para la realización de diagnósticos y monitoreos de nuestros bosques, como la teledetección, los sistemas de información geográfica y los sistemas de posicionamiento global son herramientas valiosas para mostrar el estado de los bosques y la dinámica de cambio que han tenido en diferentes periodos de tiempo. Estos diagnósticos representan un valioso aporte para los especialistas y profesionales del área, científicos e investigadores, ya que los resultados contribuyen en la realización de otros proyectos de prevención, concientización, reforestación, restauración de cuencas, entre otros, en el que contar con este dato es fundamental y mejora la capacidad de análisis.
Es común observar en algunas regiones del país, actividades de producción agropecuaria, que utilizan grandes extensiones de terreno, sin técnicas agroforestales o silvopastoriles de producción sostenible, que además de brindar sombra al ganado y ayudar a disminuir el estrés provocado por las elevadas temperaturas, tienen múltiples funciones para mejorar la calidad de los suelos; se recomienda efectuar mecanismos de vigilancia en campo, en aquellas áreas que han sido identificadas como susceptibles a pérdida de cobertura que las hacen vulnerables. Disminuir la pérdida de los bosques a nivel nacional no es una tarea que le pertenece sólo al Ministerio de Ambiente, es responsabilidad de todo el Gobierno Central, las Organizaciones Gubernamentales y la Sociedad Civil, por lo que una alianza de todos es esencial para conservar los bosques naturales y lograr el aumento de esta cobertura a través de proyectos de reforestación,
de restauración de cuencas, de arborización y regeneración natural de los bosques y establecimiento de programas nacionales que busquen el equilibrio entre el aprovechamiento de los bosques y su sostenibilidad en el tiempo. A nivel del Ministerio de Ambiente este producto cartográfico permitirá tomar decisiones importantes para la creación de políticas públicas que resguarden los ecosistemas y contribuyan con el manejo eficiente y sostenible de los recursos forestales. El mapa de bosque y otras tierras boscosas, debe ser utilizado como fundamento técnico para encaminar gestiones que disminuyan el avance de la frontera agrícola y pecuaria; así mismo, debe ser considerado como un instrumento que permita desarrollar estrategias y planes de acciones orientadas a reducir las tasas de degradación de los recursos forestales y promover la conservación de bosques. Se recomienda la presentación de estos resultados a productores, forestales, ganaderos y comunidad en general con el objeto que manejen la información e incluyan actividades de conservación y preservación en el desarrollo de sus proyectos y actividades económicas, con el objeto que sean ellos, los primeros vigilantes de los bosques.
BIBLIOGRAFÍA
• https://concepto.de/bosque/#ixzz6IwzZJVzp
• https://apnews.com/7b11d275f5bd4b56b2f7b22ec29f9063 • https://www.miambiente.gob.pa/proyectos-institucionales/ • https://www.fondoverde.gob.pa/#
Emma González, Melvin Madrid, Michell Morán, Abraham Moreno y Arianne Pineda. 2019, 11 de abril.
CURSO AVANZADO DE CAMBIO CLIMÁTICO. Programa de Maestría en Ciencias en Ingeniería Ambiental. Universidad Tecnológica de Panamá.
Profesora: Dra. Marilyn Diéguez Pinto. Revisión y edición final.
INFORME
«Gira zona costera. Guía de trabajo y presentación de informes”
1. Características observadas en la zona de estudio (naturales, hechos humanos, actividades productivas).
«Tercera» playa Punta Chame
Punta Chame es un corregimiento del distrito de Chame de la Provincia de Panamá Oeste, ubicado a unos 76 kilómetros de la ciudad de Panamá.
Al llegar a la playa de Punta Chame, el 24 de marzo, se pudo observar las aguas transparentes del océano Pacífico que bañaban la arena que alcanzaban, durante el período de marea baja. A lo lejos se observan colinas y montañas de vasta extensión. Cerca de la costa hay gran cantidad de piedras apiladas unas sobre otra, troncos de madera y basura que pudieron haber sido arrastrados por el mar. En cuanto a la vegetación costera, se observan palmas de coco y algunos árboles frutales.
Es temporada seca, y se perciben vientos fuertes, lo que es propicio para las actividades deportivas que se desarrollan en esta playa. Se observó personas practicando deportes extremos como Paddle Surf Waves (remar sobre las olas) y kitesurf. También se pueden observar casas del poblado y residenciales turísticos muy cerca de la línea de costa, y frente a estas residencias se observan pequeños muros de piedra, concreto y un muro en especial de PVC.
Se nos indicó que en la bahía de Chame desembocan cuatro ríos: Capira, Salado, Sajalice y Chame. Estos ríos tienen un caudal grande y aportan bastante sedimento.
Algunos datos importantes del poblado de Punta Chame. Antes de 1972 era un lugar donde los pobladores cultivaban la tierra para luego vender sus productos en la ciudad y comprar lo que no producían. En el pasado, cuando habían salinas en el área, se daba el intercambio de sal por carne con los poblados cercanos. Los lugareños pescaban para el consumo, porque vender el pescado implicaba ir hasta la ciudad y, debido a la distancia, el mismo no se conservaba en buen estado. Después de 1972 se construyó la carretera lo que permitió el acceso a este sitio mejorando las actividades que allí se desarrollaban y dándose cambios profundos en los sistemas de producción y la tenencia de la tierra.
Actualmente las principales actividades que se desarrollan en Punta Chame comprenden la pesca y el turismo, y dentro de esta actividad se desarrollan deportes acuáticos extremos.
2. Reconstrucción de su pasado reciente (entrevistas/consultas)
La península de Punta Chame, en el oeste de Panamá, sufre un «serio desgaste» en sus costas relacionado a la extracción de arena. Chame es un área de acumulación de arena por naturaleza, y ese material está siendo extraído del lugar para ser usado en la construcción y otras industrias.
La arena de las playas juega un papel esencial en los ecosistemas ya que, además de albergar a gran cantidad de especies, protege las costas de tormentas y fenómenos atmosféricos intensos. La arena es también una materia prima cuya demanda crece tan rápido como los problemas que conlleva su explotación.
Son varios los motores que han disparado la demanda de arena en la zona de estudio. La expansión urbanística es la que ejerce mayor presión ya que es un ingrediente clave en materiales de construcción como el hormigón, el asfalto o el cristal.
EFECTOS DE LA SOBREEXPLOTACIÓN EN LA ZONA
La sobreexplotación de este recurso en Punta Chame, considerado equívocamente ilimitado, tiene impactos a nivel ambiental, económico, político y social. Afecta a la biodiversidad de la zona costera dañando las redes tróficas. Además, tiene efectos negativos sobre la producción y obtención de alimentos para las comunidades locales, como lo expresaron las personas de la comunidad entrevistadas durante la gira. Asimismo, el transporte de arena de una playa a otra puede facilitar la expansión de especies invasoras o dar lugar a la formación de aguas estancadas que favorecen la dispersión de enfermedades infecciosas.
La extracción de arena ha ido aumentando la vulnerabilidad de la costa a la erosión. La disminución de sedimentos en la playa ha provocado en los últimos años una mayor desprotección de la costa frente a efectos del cambio climático como la subida acelerada del nivel del mar. También ha aumentado la frecuencia y volumen de entrada del mar a los acuíferos con lo que se pierden fuentes de agua dulce. Debido a esto los residentes han tenido que realizar inversiones para colocar protecciones en la zona, a los negocios y residencias más próximos a la playa. Entre estos podemos mencionar los muros de rocas y de tablaestacas de plástico (figuras 3 y 4).
Varias son las medidas implementadas para la protección de las infraestructuras en el poblado y la zona costera de Punta Chame. La construcción de rompeolas, muros dotados de «llorones» (ojos de agua) para permitir la salida del agua lluvia y la protección natural creada por hierba y plantas que aportan una amarre y fijación del suelo, representan la suma de ellas. Sin embargo, en parte de la figura 4 es posible observar que la erosión del otro lado del muro se sigue dando.
Por otra parte, la minería en playas y fondo marino excede la capacidad de reposición del material en la naturaleza. La problemática aumenta debido a que es uno de los recursos más explotados en todo Panamá, y la zona de estudio “Punta Chame” es una de las zonas costeras más afectadas.
La extracción de arena en la zona, aparte de provocar erosión pone en peligro la seguridad de los bañistas; ya que en los últimos tiempos muchos de los accidentes acuáticos que han terminado en tragedia han ocurrido en playas donde se ha extraído arena indiscriminadamente. Esto sucede ya que al verse modificada la morfología de la playa por la extracción, hay un mayor impacto de las olas en la costa. Por otro lado, el cambio en el punto de cierre de las olas asociado al aumento del nivel del mar, ubicándose más próximo a la costa, condiciona la perdida de fuerza del oleaje y permitiendo que este llegue, aun, con mucha energía a la orilla. En adición, se forman taludes mayores a poca distancia de la costa, y fondos irregulares, con oquedades -como ollas o pailas- que representan un riesgo para los bañistas.
Adicional a la problemática mencionada anteriormente, en la zona costera de Punta Chame, previo a que se diera inicio la extracción de arena «de fondo marino» dentro de la bahía, se observaba una gran abundancia de poliquetos (el poliqueto es un gusano marino rico en proteínas, utilizado para la alimentación de las larvas del camarón criados en estanques, y se extraen de los bancos de arena y fango). Los moradores y pescadores de la zona indican que donde hay este tipo de gusanos también hay una gran cantidad de peces, e indican que la extracción de arena en la zona ha producido una merma del poliqueto. De este se alimentan algunas especies de peces y su reducción les ha causado una disminución en sus ingresos por la ausencia significativa de peces. Debido a esta escasez de poliquetos en la zona, los pescadores indican tener que viajar hasta tres horas de la costa para capturar peces.
3. Amenazas identificadas
Haciendo un análisis de las amenazas identificadas en el pasado, presente y futuro, la morfología y la biodiversidad de Punta Chame has sido afectadas a través de los tiempos por actividades antrópicas. En 1972, cuando se alteró la desembocadura del río Chame que descargaba hacia el interior de la bahía de Chame, con el objetivo de unir la Punta de Chame con el resto de tierra firme, mediante la construcción de una carretera, los impactos se incrementaron significativamente. Fueron pocas o inexistentes las consideraciones sobre las consecuencias que esto traería, como por ejemplo, la afectación directa sobre los manglares del área (figura 5).
Las intervenciones llevaron también a la creación de grandes tinas para el cultivo de camarones, que datan de la misma época. Históricamente Punta Chame estuvo identificado como un área productiva en el rubro de este cultivo, utilizando estanques artificiales sostenidos por la biodiversidad del área. En la zona intermareal, hacia el interior de la bahía de Chame, a la altura de Punta Chame, explotaban las poblaciones naturales de poliquetos con fines de exportación y alimentación de las crías de camarones.
A mediados de los 90, la población realizó protestas para evitar la extracción de arena y logró que se declarase el área como zona de reserva minera. El gobierno de turno procedió entonces a otorgar concesiones de extracciones en mar abierto. Los concesionarios no extraían en la costa pero pasaron a extraerla dentro de la bahía. Esto trajo como consecuencia cambios en los movimientos de mareas, afectando directamente a los pobladores del área. El mar toma arena del lugar (área costera) para reponer la arena que fue extraída (del fondo). Relatan los moradores que a causa de la extracción de arena, en áreas permitidas por las autoridades, pero no aptas para la actividad, se han dado erosiones de tierra y arena, y citan, como por ejemplo, lo ocurrido con la famosa isla Taborcillo. Esta, debido a la actividad de extracción, se erosionó causando la fragmentación de dicha isla.
En el presente, y a futuro, la extracción de arena en este sector de nuestro Panamá traerá consecuencias directas con respecto a la erosión que impacta la vida silvestre local. Muchos animales dependen de playas arenosas como hábitat. Sin embargo, la alteración de la arena submarina y costera que aumenta la turbiedad en el agua, está provocando daños para los organismos propios de la costa que necesitan luz solar. También puede afectar las actividades pesqueras de la zona, perjudicando financieramente a sus pobladores o a quienes se dedican a esta actividad.
4. Vulnerabilidad observada
El mar está invadiendo la carretera de Chame; las áreas de manglares presentan mangles muerto con mangles vivo. Hace varios años se empezó la extracción de arena con fines comerciales cerca de la zona costera, lo que hoy se refleja con el desgaste de la superficie de la costa, que ha quedado prácticamente sin tierra. Antes de la declaración del área como reserva minera, se extraía arena comercialmente, en el área de Nueva Gorgona, a la altura de la desembocadura que el río Chame creó una vez que se cerró su salida a la bahía de Chame, con la construcción de la carretera.
La extracción de arena del mar ha dejado huecos en el fondo del mar, próximos a la costa, por lo que se recomienda a las personas que no entren al mar en marea baja. Los grandes taludes y los huecos representan un riesgo para su vida. El mar, poco a poco, ha ido arrastrando arena de la costa para rellenar los huecos dejados por la extracción en el fondo. Esta afectación ha llevado a las personas que residen cerca de la costa, a construir muros para protegerse del mar en marea alta que entra de forma agresiva (figura 6).
Algunos comentarios de personas que conocen el lugar desde hace muchos años, coinciden en señalar que antes el mar no estaba tan cerca del poblado como se puede observar actualmente. Esto es una evidencia del problema de erosión y adicional que el nivel del mar esta aumentado. Este aumento del mar se refleja en la berma de la playa. El nivel de la marea más alta está cada vez más cerca del poblado (figura 7).
Aunado a los problemas antes mencionados, los comercios del lugar (residenciales turísticos) han destruido las barreras naturales. Esto se puede observar a través de la escasa vegetación existente en el lugar. Durante el recorrido se pudo apreciar algunos troncos de mangle en medio de la arena, lo que evidencia la poca importancia que los lugareños le dan a esta especie arbórea. Los manglares conforman, como barreras naturales, la primera línea de defensa de la franja costera.
5. Medidas de protección autóctonas observadas. ¿Efectividad?
El área actual de la bahía de Chame no era así, como se observaba el día de la gira. Nos remontamos a los años 90, cuando el mar estaba más alejado de la línea de costa, donde no estaba el muro que en la actualidad existe. Hoy día es posible observar un muro que se ha ido construyendo de varias formas y reforzando de varias otras, y que cada vez está más atrás. Una zona costera caracterizada por una playa extensa de suave pendiente. En aquel entonces, las personas se podían desplazar sobre esa amplitud de suave pendiente, sin barrera alguna entre las viviendas y el mar. Hoy, sin el muro construido por obligación -no solo por necesidad-, el mar ocuparía la línea de primeras viviendas, y avanzaría hacia los patios de estas.
Esto fue cambiando debido a la estrategia que se dio con respecto a la extracción de arena como una de las primeras causas del cambio del área visitada. Ya que antes se extraía arena en la segunda desembocadura que el río Chame creó por la necesidad o la barrera que encontró para seguir saliendo a través de la Bahía de Chame. El río Chame corría paralelo a la punta de Chame para llegar hasta la ensenada de Chame y allí el río limitaba el movimiento terrestre, no existía una vía terrestre entre el poblado y la población del Líbano que es la más próxima que hay dentro del área de punta Chame.
En 1972 se construyó la carretera durante el gobierno revolucionario del general Omar Torrijos. La estrategia de llegar a los pueblos condujo a la construcción de la carretera que unió el poblado de Chame al del Líbano de Chame, y de este hacia la carretera interamericana. Antes de ese año la gente para ir a la ciudad de Panamá tenía que hacerlo en botes.
El río Chame, según muestran mapas geográficos de los años sesenta, corría paralelo a Punta Chame para llegar hasta la ensenada de La Claridad, donde sus aguas descargaban en el océano Pacífico. El río, en su desembocadura formaba meandros que limitaban el movimiento de los pobladores. No existía una vía terrestre entre el poblado y la población del Líbano, la más próxima que hay dentro del área de Punta Chame.
Pero ocurrió simultáneamente a la construcción de la carretera, el programa de titulación de tierras en donde se decía que si el campesino no tenía un título de propiedad no era sujeto de crédito. Sin título de propiedad no podía tomar préstamos por lo tanto no podía hacer inversiones. Al final se llega con esas dos políticas: la comunicación terrestre y la titulación de tierras.
La gente en el poblado de Chame, cercano al mar, tenía un sistema de tenencia de tierra que era muy similar al del final del siglo XIX. Vivían en el poblado formando una comunidad relacionada con propiedades muy pequeñas, con trabajaderos comunes. Sus principales actividades eran la pesca de consumo -no para la venta-, el cultivo de la tierra y la producción de sal. Producían alimentos, a partir de la tierra, que intercambiaban por otros productos en los pueblos cercanos; conocido esto como un mercado de trueque.
En el momento que se da el proceso de titulación, la gente solo podía titular el sitio donde vivía y no así los trabajaderos al ser estos tierras comunales (estatales). Estas tierras comunales pasaron a la venta, y ser adquiridas por dos grandes grupos en Panamá que van a dedicarlas a los cultivos de camarones en estanques, por un lado, y a la lotificación para segundas residencias, por el otro.
A la vez, se acentúa la extracción de arena dentro de la bahía y con ello aumentan los impactos en las propiedades del área, incluso en los lotes dentro del poblado, puestos a la venta dentro del proyecto de desarrollo turístico. Se produjo una alteración severa en la geomorfología de la zona de la Punta al punto en que los propietarios hubieron de reforzar con muros sus viviendas. En el pasado no se veía la entrada del oleaje tan fuerte como ahora; anteriormente no era violento, sostienen los moradores. Y el proceso de erosión sigue dándose.
Es paradójico, por otro lado, porque las funciones de la vegetación en la estabilización de los medios rocosos y dunas costeras son conocidas y múltiples. La vegetación está bien adaptada a estos tipos de sustratos. Como encontramos en el recorrido de Punta Chame, uno de los comercios, no aplicó medidas de conservación dura, sino más amigables con el medio ambiente y es el que mayor vegetación posee (figura 8). El proyecto se integró al paisaje y al medio natural, sin producir mayores perturbaciones ni realizar inversiones costosas en infraestructuras. El comercio desarrolla una actividad deportiva con su respectiva reglamentación y es amigable con el ambiente, lo que nos permite concluir que las actividades a desarrollar en la zona costera deben ser ajustarse a la características naturales del sitio, la estacionalidad, la capacidad adaptativa con el ecosistema y las estrategias de adaptación al cambio climático.
En la imagen inferior, se puede apreciar el punto de marea alta (extrema) en la línea de costa. Los materiales que no son propios del sitio se acumulan formando la berma de la playa. Estos materiales (troncos, basuras, otros restos vegetales, etc.), son acarreados por las olas y depositados en esa línea, durante los períodos de mareas extremas. La berma de la playa, vista de esa manera, coincide con la línea del muro (figura 9).
Durante el recorrido fue posible observar plántulas o «embriones» de mangles que llegan cerca de las medidas de protección artificiales que se han puesto, en la playa de Punta Chame, para establecerse (figura 10). Sin embargo, la gente las quita porque no los quiere frente a su casa. Empero, esto sería la mejor medida de protección ya que esto ayuda a fijar el suelo y recuperarlo.
6. Pronóstico a mediano y largo plazo
A mediano plazo
En la zona costera, donde se encuentran las propiedades a orillas de la playa, estas continuarán viéndose afectadas por la erosión del suelo producto del fuerte oleaje que se produce durante la marea alta. En la actualidad, ya hay afectaciones importantes en las barreras de protección construidas. Se pudo observar que del otro lado del muro, la erosión está produciendo la afectación a las estructuras.
Se verá una mayor pérdida del suelo y por tanto el muro perderá soporte con daños en su estructura. La población y el gobierno se verán obligados a reforzar nuevamente las estructuras lo cual representaría una nueva inversión a corto y mediano plazo.
A largo plazo
El mar pudiera erosionar el suelo hasta hacer desaparecer totalmente las estructuras de muros y viviendas que se observan a la orilla de la playa. El mar pudiera avanzar de tal forma que tomaría más terrenos afectando las propiedades recreativas y de hospedaje próximas a la playa. Existe un peligro real para las personas que habitan en este lugar debido a la erosión y las inundaciones productos del ascenso acelerado del nivel del mar. Afectaciones de manera irreversible sino se toman las medidas para evitarlas.
7. Conciencia y sensibilidad de los moradores/usuarios de la zona costera ante el cambio climático.
Existe poco o nulo conocimiento con respecto al cambio climático por parte de los pobladores y turistas de la región. Es poca la información que se brinda, así como escasas son las metodologías y actividades orientadas a la concienciación sobre el cuidado de los recursos naturales y las playas del área. Tampoco sobre cómo evitar que la zona costera sufra las afectaciones directas a causa del proceso natural del cambio climático, cómo adaptarse o cómo prevenir los impactos negativos derivados de este.
La actividad turística del área no ha tomado conciencia del impacto que está causando el cambio climático y su relación con la perdida o degradación de los manglares. Muchas de estas infraestructuras hoteleras están construidas en áreas vulnerables de la costa de Punta Chame.
8. ¿Qué hacer? Recomendaciones y/o ideas sueltas
La zona costera de Punta Chame ha sido afectada por la intervención humana que ha generado un proceso degradativo, causando impactos ambientales negativos que, en muchos casos, se ven intensificados por fenómenos meteorológicos. Los procesos erosivos que se registran en la actualidad responden a disturbios ambientales provenientes de la intervención humana.
La extracción de arena en la zona, las construcciones sobre los cordones de dunas, las escorrentías pluviales asociadas a la urbanización y obras de infraestructura, erosionan la zona de playa. La perdida de la capacidad disipativa de las playas constituye uno de los principales impactos negativos que agudizan la erosión. Esto puede causar daños crónicos en las obras de infraestructura y construcciones adyacentes. Sin embargo, aún no es demasiado tarde para tratar de revertir estos efectos negativos y restaurar esta zona costera.
A continuación, algunas recomendaciones que podrían ayudar en la restauración de la línea de playa:
En la etapa inicial (1) el flujo del viento es alterado por el espacio entre tabla y tabla, dando posibilidad de depositar las arenas transportadas. Cuando las arenas se acumulan (2), a una altura de 2/3 de las tablas, es necesario levantar la estructura.
9. Referencias consultadas/personas entrevistadas
https://www.midiario.com/uhora/nacionales/erosi%C3%B3n-el-dolor-de-cabeza-de-punta-chame
“La fuerte erosión que se registra en la playa de Punta Chame, en el distrito de Chame, mantiene con temor a sus habitantes. Y es que la actividad arenera casi los ha dejado sin tierras. La afectación es tanta que han tenido que construir muros a lo largo de la costa para evitar la entrada del mar en las épocas de aguaje”. Mi Diario, Corporación La Prensa, S.A.
Entrevistas:
10. Otras imágenes